País: Estados Unidos Año: 2019 Director: Chad Stahelski Guion: Derek Kolstad, Shay Hatten, Chris Collins, Marc Abrams Actores: Keanu Reeves, Halle Berry, Ian McShane Duración: 130 min Calificación: 3 estrellas Hay muchas cosas placenteras en la serie John Wick. Lo primero, claro, son sus peleas, numerosas, espectaculares y prolongadas. Pero también está la insistencia en crear un mundo claramente distinto del presente, aunque con numerosos ecos de nuestra actualidad tan extremada y fatigosamente interconectada. Además, hay algo oscuramente cómico detrás de todo esto si uno se detiene a pensar que toda la serie parte de un incidente que no termina de justificar los ríos de sangre, los disparos, las patadas y las puñaladas que se dispensan tan liberalmente. Pero todos sabemos que, en realidad, eso no importa tanto: al fin y al cabo, uno vino a disfrutar del caos y la destrucción en oferta. El asunto, para quienes no han seguido juiciosamente esta saga, es que en la primera película (2014) unos mafiosos le matan un cachorro a John Wick (Keanu Reeves), un asesino a sueldo que había abandonado esa vida para dedicarse a darle cariño a su mascota, en una mansión modernista. El asesinato del animal saca a Wick de su jubilación anticipada y genera una bola de nieve –o tsunami, mejor– de sangre, en este mundo de asesinos independientes que se ha extendido por tres capítulos y que parece poder alargarse indefinidamente. En cada uno de los episodios se ha ampliado un poco el universo de este asesino eficiente y cansado, y en este hay un viaje a Marruecos, algo de información sobre la misteriosa orden que lo controla todo y sobre el pasado del mismo Wick. El capítulo pasado terminaba con Wick a punto de ser expulsado del mundo de asesinos por haber violado una de sus reglas (mató a un mafioso en un hotel declarado zona neutra para los habitantes de este mundo), y acá la historia se retoma sin pausas ni resúmenes de lo sucedido: faltan pocos minutos para que Wick quede excomulgado y su cabeza tenga un precio de 14 millones de dólares. Le puede interesar: Crímenes y castigo: ‘La casa de Jack‘, de Lars von Trier Las referencias son numerosas, pero la principal, reforzada por la presencia de Reeves, es a The Matrix. Acá, como en la película que ya cumplió 20 años, estamos ante un submundo que existe paralelo a la cotidianidad de los demás humanos, que no se dan cuenta de nada. Este episodio, con su tema central de la expulsión, subraya la naturaleza social y gregaria del ser humano y lo que tiene de dramático –y de terrible– el ser marginado de su entorno. Este es el asunto central que se asoma entre peleas, complementado por otras cuestiones igualmente dramáticas, como lo que implica pertenecer o no a un orden social establecido (con guiños a la figura del pistolero solitario, tan importante para el cine estadounidense), el valor de los lazos entre las personas y la importancia de pagar las deudas. Dirigida diestramente por Chad Stahelski (exdoble de Reeves en The Matrix y director de los dos capítulos anteriores), el filme logra equilibrar el humor sangriento y la acción, lo espectacular de las peleas y la melancolía de un personaje central cansado, pero aparentemente indestructible, rabioso y destinado a la soledad. CARTELERA Alice, presencias diabólicas - 1 estrella Filme de terror con actuaciones y diálogos inverosímiles, que incluye artefactos nazis y muchachas en peligro. El Piedra - 3 estrellas  Cinta colombiana acerca de un boxeador en el declive de su carrera que se encuentra con un niño que dice ser su hijo. La casa de Jack - 2 estrellas La nueva película de Lars von Trier es un ejercicio escandaloso y brutal, con chispazos de humor negro, que retrata las cuitas y crueldades de un asesino en serie.

Entre la razón y la locura - 2 1/2 estrellas Drama basado en una historia real del siglo XIX que sigue la colaboración entre el director de un diccionario ambicioso y un asesino con problemas mentales.