Una guerra radial, de proporciones nunca antes vista, está a punto de estallar entre Estados Unidos y Cuba. Todo comenzó el 24 de marzo, cuando el comité de asuntos exteriores de la Cámara norteamericana aprobó una partida de 10 millones de dólares para instalar una emisora en Cayo Hueso, Florida, destinada a trasmitir hacia Cuba y América Latina programas sobre acontecimientos en la isla. Según los legisladores norteamericanos esa emisora recibirá el nombre de José Martí. El gobierno cubano ha respondido inmediatamente. "Es un atrevimiento utilizar el nombre del Apóstol de la revolución, José Martí, para ese propósito contrarrevolucionario" decía una declaración leída el mes pasado por Radio habana. Para el gobierno de Fidel Castro la nueva emisora norteamericana forma parte de la ofensiva de Washington contra los cubanos por su apoyo a procesos rebeldes en Centroamérica y el Caribe. Los funcionarios norteamericanos dicen que esa nueva transmisora es necesaria para enterar al pueblo cubano de sus propios problemas, porque el régimen de Castro no lo hace. Las autoridades cubanas han replicado señalando que Cuba tiene uno de los regímenes más democráticos del continente y que el pueblo cubano no necesita que los norteamericanos les dicten en qué y cómo deben pensar. El proyecto norteamericano se basará en el mismo plan que utiliza Radio Europa Libre, destinado a Europa Oriental, y Radio Libertad para la Unión Soviética, ambos financiados por la CIA desde 1973, fecha en que el congreso norteamericano creó la Junta de Transmisiones Internacionales. Aunque todavía no se ha instalado la emisora, las dificultades técnicas han comenzado a surgir porque la frecuencia escogida caería dentro de los 1.040 kilohertz, interfiriendo una emisora de Iowa, la WHO, que así vería reducida su área de audición en un 99.6% en horas nocturnas. Para el presidente norteamericano mismo, que trabajó entre 1932 y 1937 en un programa deportivo de esa emisora, sería molesto que ahora un proyecto suyo la bloqueara. Cuba ha declarado que responderá instalando una transmisora adicional a Radio Habana para emitir en inglés y castellano sobre territorio norteamericano y en las mismas frecuencias de varias emisoras norteamericanas. Vicent Wasilinski, presidente de la Asociación Nacional de Radiodifusores declaró que la emisora que instalaría Cuba sería 10 veces más potente que la proyectada por el gobierno de Reagan y que por lo tanto más de 200 emisoras norteamericanas se verían afectadas.Pero argumentos políticos contra el proyecto de Washington también se han escuchado. Un grupo de congresistas norteamericanos se han opuesto a la nueva emisora diciendo que no es necesario pues existen ya tres estaciones de habla castellana que trasmiten desde Miami hacia Cuba, además de la Voz de los Estados Unidos.Interrogado por SEMANA el jefe de información de la embajada norteamericana en Bogotá, Alfred Lawn, señaló que se trata de "llenar un vacío de información que a juicio de los norteamericanos no existe en Cuba". El asegura que no es para interferir en los asuntos internos del gobierno cubano "porque no se va a arengar al pueblo sino a informarlo" Por su parte, Tomás Díaz, corresponsal de la agencia cubana Prensa Latina, dijo a SEMANA que "tres minutos después de que la emisora imperialista entre a funcionar" ellos utilizarán la misma frecuencia por medio de una antena multidireccional y bloquearán muchísimas transmisiones internas de Norteamérica. Además rechazó el empleo del nombre de José Martí para ese proyecto. Martí dijo, "vivió durante 14 años en Estados Unidos y en 1895 escribió: "Es mi deber impedir con la independencia de Cuba que los Estados Unidos se extiendan sobre las Antillas y caigan con esa fuerza sobre otras tierras de nuestra América. Conozco el monstruo porque he vivido en sus entrañas mi honda es la de David" Curiosamente, la frecuencia que emplearía la proyectada emisora norteamericana de 1.040 khz causaría serios problemas a una emisora colombiana, Radio Super, que transmite en esa misma frecuencia desde Bogotá. Pero preguntados por SEMANA, los técnicos de Radio Super revelaron que ignoraban que el problema existiera.