En medio de un mundo análogo que dejaba los sesentas atrás, criados en el ambiente industrial y minero de Düsseldorf y la región del Ruhr, Ralf Hütter y Florian Schneider proyectaron el mundo digital que hoy habita la humanidad. Lo hicieron desde el sonido, la música, el atuendo, la actitud, la experimentación y la imaginación.
De las máquinas estos dos sacaron sonido, uniéndose a ellas e inspirándose en ellas para sus temas. En una fusión muy propio de un concepto como el de The Man-Machine, las máquinas fueron su fuente, su manera y su mensaje. Sumando voces, a veces robóticas, a veces curiosamente y ‘alemanamente‘ propias, los dos personajes le abrieron el camino a un género nuevo: la música electrónica bailable, más que vigente y vibrante en 2023, con multiplicidad de sub géneros y tonos (y que dejó una gran muestra en el gran setlist de Chemical Brothers en FEP).
El encuentro del que surgió la génesis kraftwerkiana sucedió en 1968, cuando Schneider, Hütter y otros músicos fundaron la Organización para la realización de proyectos musicales conjuntos, un proyecto que luego que se abrevió de nombre y en número de integrantes. En la Organización se experimentó con sonidos y estilos, diseño, ropa, peinados y nombres. Desde entonces, como unidad, supieron que trascenderían en el tiempo gracias a su proyecto musical y artístico.
Como cuenta DW, “la Organización consiguió un contrato discográfico en Inglaterra y lanzó su primer álbum”, con el que lograron un éxito moderado. En 1970, ya bajo el nombre de Kraftwerk, dieron un concierto en vivo en el programa Rockpalast de la cadena WDR e hicieron historia confundiendo y emocionando a la vez a la audiencia, que no sabía cómo reaccionar ante esto que presenciaba, algo nunca antes experimentado.
Su música nos recuerda de manera recurrente que los hombres y las máquinas conviven cotidianamente, que lo electrónico llegó para quedarse y apropiarse (de a poco, en principio, y luego muy rápidamente) de espacios y momentos sociales. Y esto se ha probado más que cierto, para bien y para mal.
Como el tono de su música, Kraftwerk es optimista hasta que se prueba los contrario.
El arte de Kraftwerk se hace relevante porque su música se expresa en código esperanzador, de registro y sorpresa ante estos sucesos e interacciones entre hombre y aparato, robot, calculadora, bicicleta, vitamina o antena. Sin embargo, ese tono no siempre es alegre e inocente. En su narración, la agrupación suma temas tan diversos y matizados como la radiactividad, el transporte y el deporte. A veces sus letras simples son exaltación y a veces constituyen un comentario sobre cómo estos desarrollos potencialmente peligrosos se le presentan a la gente...
Radioactivity, for you and me…
Pantallas, digitalización, bits, pixeles, cálculos, algoritmos, medios de transporte, infraestructura vial, eventos deportivos, vistos desde su prima, ahora se perciben con algo de nostalgia sonora. Pero lo genial de estos señores, y de quienes con ellos montan su espectáculo, es que la tecnología jamás los deja atrás. Lo que ofrecerán Ralf Hütter, Fritz Hilpert, Henning Schmitz y Falk Grieffenhagen en Bogotá, así como lo han hecho en todos sus conciertos en este siglo, es un espectáculo cuyo valor estético y técnico marca a su audiencia para siempre.
Y así lo ha hecho por décadas, mientras lo celebran las muchas bandas que inspiró a hacer música. Es la vanguardia mantenida y pulida que se adapta al tiempo sin perder su esencia. Si está viva, le es imposible a Kraftwerk no lucir futurista. Y está muy viva. Tanto que estará en Bogotá en 15 días. Se escribirá historia en la capital.
Incontables DJs y productores de tecno consideran a Kraftwerk una de sus inspiraciones más importantes. Entre ellos Karl Hyde, voz y mitad del espíritu de Underworld, quien en una entrevista nos dijo: “La música electrónica está en constante evolución. No se estanca en una era. Desde que me atrajo, cuando era un niño escuchando a Kraftwerk y música que venía de Alemania en los años setenta, sonaba como algo del futuro, como música de otro planeta y esa fue -más o menos- la plantilla que siguió el género: siempre en evolución, siempre reflejando nuevas aventuras en sonido y exploración. Las audiencias, por su parte, muestran el deseo de escuchar sonidos frescos. La electrónica seguirá su camino de ofrecerlos”.
Los sonidos quizá no son frescos por fecha de lanzamiento, pero se harán inevitablemente frescos al ser lanados al aire de la capital por primera y probablemente única vez.
Parecen tan naturales hoy, el mundo digital, la música electrónica y las pantallas de distintos tamaños desde las cuales nos comunicamos y en las cuales nos perdemos como parte de una rutina o un espectáculo, que decirle visionaria a la banda se queda corto. Justo ahora que vivimos embebidos en teléfonos celulares y miles de posibilidades de entretenimiento (entre las cuales, la mejor, es un concierto memorable), se prueba que no hay concepto de este siglo XXI que parezca ajeno a lo que en el arte sonoro y visual de estos alemanes no se haya manifestado, de una u otra forma. ¿O acaso no es la inteligencia artificial una especia de máquina-hombre?
En 2014, Kraftwerk recibió un Grammy y en 2021 fue incluido en el Salón de la Fama del Rock’n’Roll, por su masiva influencia en la música popular. Sin Schneider (d.e.p) pero con Hütter al frente de esta absoluta institución musical, artística y estética, al fin Colombia podrá vivirlos.
Kraftwerkolumbien
¿Qué marca el espectáculo que se verá el sábado 27 de mayo de 2023, en el Chamorro City Hall del norte de Bogotá? En primer lugar, se verá a la banda que, en 1997, The New York Times catalogó como los “Beatles de la música electrónica de baile”. Una que trae un despliegue de éxitos, que más que eso son universos creados desde el diseño sonoro y visual, amplificados por el sonido y una pantalla especial (condición necesaria para el espectáculo), sin la cual no se presentan y que ya está lista, pactada.
Así pues, los robots, las calculadoras, la Autobahn, el Tour de France, Die Mensch-Maschine, vienen en camino. Solo es cuestión de tiempo. Aplaudir a Ralf Hütter y a esta versión 2023 de su histórica huella resulta más que merecido, para él, para ellos y para el público de la capital (que ha debido responder con mayor entusiasmo a este evento, a todas luces, pero que verá a los creyentes congregados darlo todo).
Y si le hace falta gente para ir al concierto, y algún amigo o amiga no conoce Kraftwerk pero le fascina Coldplay, puede reclutarlos haciéndoles escuchar “Computer Love”. Quizá expuestos al material, viendo cómo la banda británica replicó nota por nota su canción para rendirle homenaje a la alemana, se animan a acompañarlo ese memorable sábado. Y se lo agradecerán, porque sencillamente no hay pierde ante tanta vanguardia viva...
Puede conseguir boletas aquí.
Marzo 24, 2009, Buenos Aires
Se hace de noche en la Capital Federal de la República Argentina y me acerco a mi primer concierto allá, uno que no podía ser mejor. La primera vez viendo a Radiohead en vivo estaría marcada por otro hito: Kraftwerk abriendo la noche.
Lo de Radiohead fue asombroso, mejor de lo esperado. Aún recuerdo cuando entró el bajo de Colin Greenwood entrar en “15 Step” y moverme las entrañas de la manera más alegre e inesperada posible. Y aún así, no dejó de retumbar en mi cabeza que la enorme banda británica no había superado a Kraftwerk, o mejor, que los alemanes son imposibles de superar (al igual que Radiohead) porque juegan en su universo único, hermoso, envolvente, sensorial y sensible.
Mi momento favorito de la noche, como jamás suele suceder, fue muy pronto en el concierto. Cuando se hizo clara la enormidad de Kraftwerk mientras soltaban a los aires The Man-Machine.