Dos días antes de morir, el 10 de enero de 2016, David Bowie lanzó su brillante disco Blackstar a modo de despedida. Su ausencia todavía se siente pues fue de uno de los artistas más influyentes de las últimas cinco décadas, pero su legado y arte siguen vigentes y se manifiestan de maneras sorprendentes. Ni siquiera desde el más allá Bowie se queda quieto, ahora su arte y legado están consignados en una aplicación. Todo empezó con la exhibición David Bowie Is, que gestó el museo Victoria & Albert de Londres y le dio la vuelta al mundo de 2013 a 2018. En su última parada, en Brooklyn, Nueva York, la demanda fue tal que las entradas en reventa alcanzaron los 2.500 dólares. La muestra alimentada por cientos de imágenes, vestidos icónicos, discos, portadas, bocetos, escritos, letras de canciones, y más, se ratificó como fenómeno mundial al atraer a más de dos millones de espectadores en 12 ciudades. Esto le probó a sus gestores que había un hambre de Bowie tan global como insatisfecha. Por eso, en 2014 tomaron otro paso. Produjeron un documental de gran factura de la misma, con las voces de los curadores, Victoria Broackes y Geoffrey Marsh, del diseñador de modas Kansai Yamamoto (diseñador de ESE vestido) y del roquero Jarvis Cocker, entre otras, que relatan historias detrás de los objetos que marcaron la extraordinaria carrera del Starman. La producción se exhibió en 200 salas a nivel mundial (pasó por Colombia), pero como era de esperarse se quedó corta en alcance. Por eso, en la semana que hubiera marcado su cumpleaños 72, y en la que también se conmemoran tres años de su partida, el arte de Bowie cruzó otra frontera. El martes se lanzó David Bowie is Real, una aplicación que aprovecha las virtudes de la realidad aumentada para ofrecer a los fanáticos del legendario cantante la experiencia de su muestra retrospectiva en sus manos.
Ahora, tal como entrar al museo o al cine, la aplicación exige un gasto. Se descarga por 8 dólares, un hecho que la ubica en el rubro de las más costosas de la App store (IOS) o de la Play Store (Android). Esto básicamente la hace una aplicacion de lujo, lo cual segmenta su universo a aquellos que no pueden concebir su vida sin Bowie, que no son pocos, y a los gomosos de las artes digitales. Felipe Aguilar, director de Bogotá Digital Cinema, un estudio de contenidos transmedia, dijo a SEMANA: “Estas plataformas brindan nuevas formas de asimilar información. El gran cambio está en la experiencia. Venimos de tradición de recibir cátedra y esta aplicación hace parte de una educación experiencial, a través de la cual la información se asimila de otra manera más contundente y memorable”. En su caso personal, mientras navegó la aplicación, quedó flechado con los bocetos que Bowie hacía de niño. Y sobre iniciativas similares, Aguilar trae a colación el caso de la banda islandesa Sigur Ros, que trabajó recientemente de la mano de los desarrolladores de Magic Leap, una tecnología de realidad aumentada que promete revolución. El estudio Planeta, con sede en Nueva York y con un enfoque en la transmedia y el sonido, contó con seis meses para completarla. Su director Nick Dangerfield le dijo a SEMANA que se sintieron “inventando la rueda” pues hasta el momento no se había creado algo así. “La envergadura de la exposición daba pavor, Y trabajar con un artista de este calibre y una exhibición tan minuciosa era un reto grande”, confesó. La idea de los gestores de la app (Sony Music Japan, ) era preservar en el tiempo esa muestra, con una recreación el espacio en realidad virtual. Pero Dangerfield y su estudio sabían que la realidad virtual no era viable para alcanzar a un público masivo y propuso jugársela como una propuesta en teléfono móvil. Para lograrla pasaron seis meses replicando ese universo y museo virtual. “Se trató de un proceso casi de miniaturización, para que cupiera en tu mesa”. En una semana escanearon trajes, cartas, fotografiando lo que era necesario, y luego se dedicaron a programar. Dangerfield admite que le hubiera gustado tener más tiempo para seguir puliendo (y eso siguen haciendo, en la marcha), pero la idea siempre fue responder a la fecha de lanzamiento en el natalicio de Bowie (8 de enero). “Logramos ofrecer esa visión general del show, y lograr que 500 objetos, videos, papeles, y que se vean todos y de una forma”. Por medio de pequeños espacios tridimensionales, el espectador logra absorber mucha más información y hacer conexiones, por la cercanía entre unos objetos y otros, en cómo Bowie pensaba, conectaba. “Ves los papeles como en tamaño real, puedes apreciar detalle en sus trazos”. Dangerfield, que confiesa no haber sido seguidor de Bowie hasta asumir este reto, destaca que el recorrido empieza como termina, con libretas y dibujos, que vistos de cerca “emocionan”.
Y como los detalles enriquecen una experiencia de por sí envolvente, la aplicación ofrece narración en nueve idiomas, pero si quiere practicar y navegarla en el idioma natal del artista, nada menos que Gary Oldman, su gran amigo, narra la experiencia. Pos su parte, Luis Fernando Medina, profesor de arte y nuevas tecnologías en la Universidad Nacional, recuerda a artistas como Björk, quien ha lanzado discos como apps o trabajado con videos 360 grados. Y sobre el caso de Bowie, concluye: “Aunque el gesto no deja de recordar la fetichización de los artistas fallecidos por parte de la industria musical, involucrar el recurso de la realidad aumentada aparentemente acerca a los seguidores de Bowie a una exposición que de otra forma sería de difícil acceso para muchos. En este sentido, es un paso en la dirección correcta y es preferible una industria que imagina nuevas maneras de distribuir sus productos a una que demanda personas por buscar lo mismo”.