La historia es absolutamente sencilla: una banda de forajidos ataca cada cierto tiempo a una aldea de campesinos desamparados, en el Japón feudal del siglo XVI, y les roba sus cosechas. Parece no haber remedio y el hambre amenaza, hasta que el más viejo de los labriegos decide contratar a un grupo de samuráis para que los defienda. No tienen dinero para pagarles, solo arroz. Muchos desechan la oferta, pero uno aceptará por ética, por honor y por valor, un hombre que se define como un veterano de cien batallas “todas perdidas”. Luego seis guerreros más se unirán a la causa. De eso trata Los siete samuráis (1954), la película de Akira Kurosawa que esta semana eligieron 209 críticos de 49 países, convocados por la BBC, como la mejor cinta de habla no inglesa de todos los tiempos. ¿Por qué siempre aparece entre las mejores en otras selecciones de la misma naturaleza? ¿Qué tiene está película para que algunos la consideren la más influyente en la historia del cine? La creencia generalizada considera aburridas y ‘malas’ las películas en un idioma diferente al inglés, en blanco y negro producidas fuera de Hollywood. Y, peor aún, a las asiáticas sin karatecas. Los siete samuráis derrotan ese estereotipo. Hoy, 64 años después de su estreno, es difícil encontrar otra producción que reúna con la misma calidad, además de su profundidad y de su estética, humor, drama y acción por medio de sus batallas de espadas.
Pero la cinta de Kurosawa tiene además el enorme mérito de haber inspirado a cientos de producciones posteriores que siguieron su línea, unas de manera velada y otras de forma evidente. La más famosa es The Magnificent Seven (1960), titulada en español Siete hombres y un destino, que calca la misma trama en un ambiente wéstern. Una película entretenida e inconfundible por su banda sonora, compuesta por Elmer Bernstein, que además originó otros remakes, la mayoría sin gran suceso. Le sugerimos:El director de arte de Lucasfilm habla de la magia del cine de Hayao Miyazaki La relación del director japonés con el Lejano Oeste nació de su profunda admiración por John Ford, el realizador de películas de vaqueros protagonizadas por John Wayne, como La diligencia (1939). Y esa huella indeleble aparece no solo en Los siete samuráis, sino en Yojimbo (1961), sobre un guerrero invencible al que quieren tener de su lado dos bandas de mercenarios. Ese filme no solo haría historia por su calidad: secuencia por secuencia lo copió Sergio Leone en Por un puñado de dólares (1964), un spaghetti wéstern estelarizado por Clint Eastwood. Tanto que Kurosawa le escribiría al italiano: “Signore Leone, me gusta mucho su película, pero es mi película”. George Lucas también se rindió ante Kurosawa y Los siete samuráis, pero especialmente ante La fortaleza oculta, película de la que toma el argumento La guerra de las galaxias, que narra cómo una princesa debe enfrentar una serie de peligros acompañada de un muy particular grupo de aventureros. El creador de las historias de Luke Skywalker y Darth Vader siempre admitió su debilidad por las historias de samuráis y especialmente por las de época, Jidai-geki, dicho en japonés. Y de ahí nace el término jedi. Manuel Kalmanovitz, crítico de cine de SEMANA que participó del sondeo de la BBC, asegura que Kurosawa tuvo la genialidad de crear un puente entre las culturas oriental y occidental mediante Los siete samuráis y todas las referencias e inspiraciones que generó. Puede leer:Turandot, la Piedad, el Réquiem: las historias de obras maestras inacabadas por sus autores Otro crítico, Michael Jeck, va mucho más allá. Afirma que esta película reunió por primera vez a un equipo para llevar a cabo una misión, una idea que después de miles de filmes tomaría como Los cañones de Navarone, Los doce del patíbulo, Depredador, Bastardos sin gloria, 300 o la animada Bichos. Otra hija directa sería la serie de televisión The A-Team (Los magníficos en Colombia), sobre un grupo de mercenarios que ayudan a todo aquel que los necesite. Este mismo analista dice que Kurosawa y su película les dieron empleo a los héroes de acción durante 50 años. En otras palabras, ¿qué sería del cine de acción de Hollywood sin esta cinta? Otras consideraciones la hacen especial. Dura 205 minutos y la introducción casi una hora, atípico tanto en su época como ahora. Y tiene un poder visual inigualable. Jean de Baroncelli, de Le Monde, dijo en su momento: “Esta obra no es un simple wéstern japonés. Virtuosismo, sentido extraordinario de la descripción visual, un concepto del ritmo que desconcierta y maravilla”.
Los siete samuráis también sirve para entender el periodo Edo, la época feudal (1185-1868) de Japón, y la existencia de personajes como los ronin, samuráis sin amo, solitarios, que deambulaban de aquí para allá. Aun así, como dice el crítico Juan Carlos González, si bien hay épica, leyenda y una historia del bien y del mal, es atemporal pese a transcurrir en el siglo XVI. No pierde vigencia. Porque, como bien dice en el título de un blog, “el cine no comenzó con Tarantino”. LAS OTRAS 9 El sondeo de las 100 mejores cintas de habla no inglesa incluye a 67 directores, 24 países y 19 idiomas diferentes. A ‘Los siete samuráis’ les siguen estas películas. 2. Ladrón de bicicletas (1948), de Vittorio de Sica.
3. Cuentos de Tokio (1953), de Yasujirô Ozu.
4. Rashomon (1950), de Akira Kurosawa.
5. La regla del juego (1939), de Jean Renoir.
6. Persona (1966), de Ingmar Bergman.
7. 8 1/2 (1963), de Federico Fellini.
8. Los cuatrocientos golpes (1959), de François Truffaut.
9. Deseando amar (2000), de Wong Kar-wai.
10. La Dolce Vita (1960), de Federico Fellini.