Para los creyentes en la fe, seguidores del camino y la gracia divina de Dios, la oración es considerado uno de los actos más fuertes dentro de sus creencias, pues esta tiene el potente fin de ser el canal con Dios y todos sus santos.

Hay quienes piensan que la acción de orar solamente consiste en repetir de memoria una serie de oraciones predeterminadas. No, no se trata de repetir, se trata de tener un propósito y un fin para establecer una comunicación con Dios.

Algunos creyentes prenden velas mientras oran. | Foto: Getty Images

En este mismo sentido, es importante destacar que en la oración se puede agradecer, expresar el amor por Dios y las bendiciones, así como también pedir por aquellas cosas que aquejan o que son necesarias y, lastimosamente no están cerca.

Orar con fe y con convicción es un acto que solo Dios, de corazón, sabe la necesidad de las plegarias elevadas por cada uno. Es por ello que en la religión existe una potente oración al Espíritu Santo para pedir por momentos difíciles y desesperados.

El acto de la oración se considera como sagrado en la cultura religiosa. | Foto: Getty Images

Oración al Espíritu Santo

Santo Espíritu, divino Espíritu, el día de hoy vengo a tus brazos por tu socorro, para que me ayudes en las difíciles circunstancias en las que me encuentro, que para mí se vuelven imposibles de realizar. Deposito toda mi fe y esperanza en ti, y confío rectamente en que escucharás mis suplicas, y me darás pronta solución a mis problemas, te lo pido, dame la bendición para lograr lo que necesito:

(Mencionar la necesidad o problema a superar).

Santo Espíritu, te amo y te bendigo, infinito consuelo de Dios y Jesús, repleto de virtudes y dones, sáname en estas complicadas situaciones, ilumina y traza un camino en mi vida, bendíceme hoy, mañana y siempre, y yo te glorificaré y te agradeceré eternamente.

Los conocedores del tema religioso recalcan la necesidad de orar con fervor y honestidad. | Foto: Getty Images

Ven a nosotros, Santo Espíritu, rodéate de nuestra gente, sé su luz, su fortaleza, su consuelo, su defensa impenetrable, protégelos, llena sus corazones de regocijo, y calcina los malos sentimientos de su corazón, para que sólo habiten las llamas de tu amor, tu pasión y tu poder de sanación.

Dame la ayuda que necesito, bríndame tu mano milagrosa, y así podré alcanzar lo que me proponga, porque tú y el Señor todopoderoso son uno.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.