"Bancarrota y crisis" Jorge Child, Mario Arango, Biblioteca de El Espectador, Editorial Presencia, 320 Páginas. Una coincidencia feliz entre el interés por la historia de Mario Arango y el de la economía por parte de Jorge Child, constituye el material presentado aquí sobre las bancarrotas presentadas en Colombia y América Latina. La importancia que tiene este trabajo es obvia, con el advenimiento de una situación en la que los manejos turbios preceden las quiebras, pero sólo se conocen cuando la iliquidez de los financistas hace poner el grito en el cielo a más de un inversionista o ahorrador estafado. De cómo siempre ha sido ésta la situación que se ha presentado, y ha dejado su huella en la historia nacional, lo demuestran las quiebras que desde el famoso Landínez en el siglo XIX tuvo en ascuas al país; la de Panamá que involucró al país, junto con el descalabro financiero y político de la nación francesa; la del Banco Nacional y de los Correa en los comienzos del Siglo XX; las bancarrotas de Antioquia, Manizales, Bucaramanga, la Costa; la famosa quiebra del banco López. Con estos antecedentes, las quiebras producidas en las últimas épocas, sobre todo la de Félix Correa y el Banco Nacional adquieren otra dimensión, enmarcada como está en las bonanzas de dudosa procedencia, y estimulada por una fiebre especulativa que alcanzó a los grandes conglomerados del capital financiero colombiano.Además del importante material presentado por los investigadores, es relevante mencionar la metodología que integra el acontecer histórico con un riguroso contenido teórico; las quiebras no se explican por los malos manejos, ni por los autopréstamos, ni por negocios turbios, pues esto constituye parte del modus operandi de los banqueros. Más bien se trata de una coordinación entre el auge especulativo y las bonanzas de diferente indole, que liberan capital-dinero y lo acumulan en los centros financieros. Más adelante, cuando la bonanza declina, y las exportaciones decaen por efecto de ciclos recesivos en el exterior, ese capital financiero acumulado comienza a mostrar signos ominosos, se hincha demasiado, los banqueros acuden a todo típo de maniobras, y, finalmente, sobreviene la bancarrota.No se trata, por otro lado, de una bancarrota en el negocio financiero solamente, sino de un clima generalizado que sacude a la industria, el comercio, la agricultura, en el ámbito latinoamericano y mundial, en el que se muestran los fatídicos signos de la deuda externa, el desplome de grandes compañías, el descalabro económico generalizado. -