Ante las enfermedades que aquejan a una persona, lo más recomendable es acudir a la Virgen María, ella es reconocida y venerada como la Madre de Jesús y de Dios. La iglesia católica la ve como un modelo de obediencia.
Muchos devotos celebran en el mes de mayo el Día de la Virgen María y sus creyentes consideran que a través de las oraciones, ella intercede por cada ser humano ante Dios, así como lo hizo en su momento por Jesús.
Según el Evangelio, la Santísima era una mujer humilde y pura; decidida y valiente para enfrentar la vida. Era capaz de hacer silencio cuando no entendía y de reflexionar cuando así lo ameritaba; se preocupaba por las demás personas, al ser caritativa y servicial. También se caracterizaba por ser franca, sincera, leal y fiel.
María fue la primera y más perfecta discípula. Por eso, en mayo se vincula al momento del renacimiento y ciclo de la vida. Sin embargo, en las Sagradas Escrituras, no hay ninguna mención en la que aseguren a la virgen, pero sus creyentes sí la reconocen.
Oración de sanación a la Santísima Virgen María
¡Virgen María, madre de la Salud! Bienaventurada, purísima y siempre virgen madre de Dios, milagrosa, tierna y compasiva, que siempre proteges a los que te honran y auxilias con presteza y generosamente los que te invocamos con fe. Tu Hijo divino te encargó que fueras también madre de todos los hombres.
Desde entonces, con admirable fidelidad, y con inagotable bondad, has estado presente en nuestras vidas, en cada uno de tus hijos, en nuestros sufrimientos y pesares, en nuestros padecimientos y enfermedad, después eres nuestra medianera ante Dios, y no dejas de pedir para que seamos ayudados.
Querida Señora, tú conoces nuestros padecimientos, sabes lo que necesitamos, por ello te ruego por mi salud, (si es para pedir por la sanación de otra persona decir ahora su nombre) toda mi confianza está en ti, madre mía, me entrego en tus manos.
Bendita Virgen de la salud, escucha mi ardiente súplica, yo alabaré para siempre la bondad de tu corazón: alivia mis dolores, dame fuerza y ánimo, Madre, te pido con fervor que me ayudes a sanar, no me abandones, divina señora de la salud, cúbreme con tu manto, dirige tu mirada hacia mí.
Sé que el tesoro de gracias, que con amor y entrega dispensas sobre tus hijos es inagotable, y que tu poder sobre Dios todopoderoso es ilimitado, sé que puedes obrar el milagro que necesito, por ello te suplico con todo mi ser, pidas para mí (o para…) la gracia de la salud, de la sanación de mi cuerpo, y haz que pueda sobrellevar mis sufrimientos con fe y esperanza.
Te ruego tu protección todos los días de mi vida, dame fuerzas para superar todas las adversidades, dirígeme, encamíname, ampárame, y líbrame de todo mal, implora para mí la misericordia del Señor. Todo te lo pido, oh milagrosa Virgen de la salud, en nombre de tu Divino Hijo, mi único Señor y amado redentor. Amén.