Dentro de la sociedad existen distintos elementos o contextos, los cuales pueden modificar o regir de distinta forma el desarrollo de la vida del ser humano, como lo puede ser, por ejemplo, la religión, prácticas de culto que han existido desde tiempo ancestrales, y que con la llegada de nuevas generaciones, han logrado trascender y adaptarse a ciertos cambios.
A pesar de esta transformación mencionada, es importante recalcar que la gran mayoría de las religiones se mantienen sobre las mismas bases, establecidas a partir de la creencia en una deidad y el fortalecimiento de estas creencias a partir de unas escrituras sagradas, las cuales rigen ciertos principios de estos cultos.
Aunque, durante el último tiempo cada vez se ha dado paso a la creación de más cultos religiosos, el cristianismo y el catolicismo siguen siendo las dos corrientes religiosas con mayor popularidad en Colombia y otros países de la región, aunque esto puede variar ligeramente de acuerdo con el territorio y la cultura a analizar.
En el caso de ambas, se sostienen a partir de la creencia de Dios como figura central, y la Biblia como escrituras sagradas, siendo esta un conjunto de libros canónicos, a partir de la cual se dirimen ciertas recomendaciones o puntualidades concretas referentes a este culto.
A partir de estas creencias, existen otras figuras de culto que pueden descender de acuerdo con estas escrituras puntuales, como por ejemplo lo pueden ser vírgenes o ángeles, además de otros integrantes de esta fe, como es el caso de San Pedro.
Esta figura fue la creadora de la iglesia católica, siendo además reconocida por poseer una gran confianza por parte de Dios, por lo que se le suelen encomendar distintas peticiones, con fines varios, para así poder atraer beneficios en referencia a la salud, la economía o la prosperidad de forma general.
Según explican distintos expertos de este dogma, este personaje permite fortalecer la fe y también producir protección para el ser humano durante su día a día, especialmente frente a cualquier mal que lo pueda rodear.
La oración a San Pedro
Para estos fines, se recomienda una oración puntual, que puede resultar de gran beneficio para los creyentes:
“¡Oh venerado Apóstol San Pedro! Príncipe de los discípulos del redentor, y el primero en proclamar a Jesús Hijo de Dios y Mesias, escucha y atiende todas mis súplicas. San Pedro Glorioso, tú que fuiste llamado por el Salvador “Pescador de Hombres” y recibiste el título de Piedra fundamental de la iglesia.
Tú que eres el custodio de las llaves de las puertas del cielo, y que siempre ayudas a los que en la tierra lo solicitan, te pido que con tu sombra me cubras y ampares; líbrame San Pedro Bendito del mal que me acecha.
Protégeme de enfermedades y males, aléjame de hechizos, brujerías y encantamientos, de malos ojos, falsedad, egoísmo y rencor, de barreras, cadenas y prisiones, despeja mis caminos de traidor y malhechor, ahuyenta con tu sombra todo dolor, ocúltame de todo peligro, enemigo y mala situación; sé mi ayuda y defensa, te pido con fervor, y préstame hoy te ruego tu especial favor.
¡Oh Pedro querido! Santo Apóstol del Señor, no me dejes sin respuesta, por tu benevolencia y virtud atiende prontamente mi solicitud; tú que eres hermano, amigo y protector de quien tu socorro reclama, auxilia con tu sombra al que tenga necesidad, y vela y cuida de todos nosotros con tu santa caridad. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro salir, que vive y reina en la unidad del Padre y del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.”
De esta manera, se recomienda realizar esta oración con fe, devoción y sinceridad, ya que así se pueden obtener los beneficios asegurados a partir de estas prácticas.