En la vida hay más de una ocasión en la que literalmente el futuro de un ser querido o de uno mismo depende de un milagro. Y es justo en ese tipo de instantes cuando urge acudir a una fuerza superior, reconciliarse con Dios y pedir su ayuda.
¿Quién, que sea creyente, no ha pedido al Señor que lo tome de su mano para salir de una situación oscura en algún momento de su existencia? ¿Quién no puede dar fe de la bondad de Dios en los trasegares más difíciles de la vida? ¿Quién no ora a oscuras y en el cuarto en busca de una solución cuando parece que el mundo lo acorrala hasta dejarlo sin salida?
Lo mejor para este tipo de casos es orarle al Señor de los Milagros, una figura a la que se destina la fe y la esperanza en más de un país. En el caso específico de Colombia, cientos de fieles llegan a diario a la Basílica del Señor de los Milagros en Buga (Valle del Cauca).
Aunque al Señor de los Milagros se le puede orar de cualquier manera, siempre y cuando cada una de las palabras hacia él salgan del corazón, también hay oraciones que se pueden seguir. Una de ellas es la que sugiere la basílica en mención y que, antes de pedirle al Señor por hacer posible lo imposible, le agradece, le alaba, le expresa el arrepentimiento por los pecados que a veces hacen la vida más difícil de lo que es.
A continuación, la oración al Señor de los Milagros sugerida por la Basílica de Buga:
“Señor de los Milagros, porque te amo, he venido a visitarte para alabarte, bendecirte, y darte gracias por tantos favores que me has concedido.
Señor de los Milagros, porque te amo, me arrepiento de los pecados que he cometido. Te prometo comenzar desde hoy una vida nueva.
Señor de los Milagros, porque te amo, quiero verte presente en mis hermanos.
Señor de los Milagros, porque te amo, he venido a suplicarte como el leproso del evangelio: Señor, si quieres, puedes curarme. Perdona mis pecados y cura las enfermedades que me hacen sufrir.
Señor de los Milagros, porque te amo, me consagro a tu servicio con mi familia, mis seres queridos, mis trabajos, estudios, problemas y alegrías.
Señor de los Milagros, porque te amo, quiero vivir contigo durante la vida para vivir contigo en el cielo. Oh María, Madre del Perpetuo Socorro, presenta esta consagración a tu divino Hijo. Amén”.