Santa Marta Betania sirvió a Jesucristo y es invocada como protectora especial de las cosas urgentes y difíciles. Es considerada como la Patrona de las amas de casa, de los hoteleros, casas de huéspedes y administradores de hospitales.
La iglesia católica cada 29 de julio la recuerda e invita a muchos fieles a que le recen y piden cada martes por los momentos complicados. Ella era la hermana de María Magdalena y Lázaro, amigos y discípulos de Jesús.
La santa es una de las más conocidas por su caridad y por la alta posición social de que gozaba. Además, abrazó su estado de virginidad durante toda su vida. “Jesús amaba a Marta, a María y a su hermano Lázaro” (Juan 11,5).
De acuerdo al sitio web Caballeros de la Virgen, el Evangelio la nombra de primero, antes que a María Magdalena, por ello se cree que era la hermana mayor de la familia. Se dice que su carácter era dulce y amiga de hacer el bien, tenía un juicio maduro y ejemplar, y una modestia que la hacía amar y respetar a todas las personas.
En las figuras religiosas, a Santa Marta la presentan vestida de azul o verde, una cruz, un delantal y cargando unas llaves, se refleja con una actitud de servicio. También se le ha observado siendo amenazada por un dragón en sus pies, siendo este un símbolo de su amor y servicio contra el mal.
La mujer es considerada como una doncella de mérito, y tanto en Jerusalén como en Betania se tenía veneración a su virtud, pues su alama siempre estuvo dispuesta en reconocer a Jesucristo como el Mesías verdadero y asimismo abrazó su doctrina. Fue una de sus fieles discípulas y en su sepulcro se ha obrado milagros frecuentes.
Oración a Santa Marta
“Oh, Santa Marta milagrosa, me acojo a tu amparo y protección entregándome a ti, para que me ayudes en mi tribulación, y en prueba de mi afecto y agradecimiento, te ofrezco propagar tu devoción.
”Consuélame en mis penas y aflicciones, te lo suplico por la inmensa dicha que alegró tu corazón al hospedar en tu casa de Betania al Salvador del mundo; intercede por mí y por toda mi familia para que conservemos siempre en nuestros corazones a nuestro Dios viviendo en su gracia y detestando toda ofensa contra Él; para que sean remediadas nuestras necesidades y en especial esta que ahora me aflige (aquí se hace la petición).
”Te suplico que me ayudes a vencer las dificultades con la fortaleza con que venciste, por el poder de la Cruz, al dragón que tienes rendido a tus pies. Así sea. Amén
”Al final se reza tres veces el Padrenuestro, el Avemaría y un Gloria.