A veces la vida no marcha al ritmo que algunos quieren, por más que den pasos hacia adelante. A veces, la sensación de estancamiento se hace insoportable, tanto, como para dudar de si tendrá fin o no. A más de uno suele pasarle que no siente que avanza con su pareja, a niver personal o en el trabajo.
Pues bien, “la fe en Dios mueve montañas”, dice el adagio, y una buena oración puede ser la clave para que la vida se desenrede y algunos puedan dejar a un lado las ataduras y bloqueos.
La periodista, escritora y coach espiritual Ana Marcedes Rueda tiene una oración específica para quienes desean librarse de ataduras, pero no son muy buenos expresándose hacia adiós, y hace parte de uno de sus libros, El cielo te habla.
A continuación, la oración
“Señor Dios, Padre Celestial, gracias te doy por todo lo que me das cada día. Gracias por darme la salud física, mental, emocional y espiritual que necesito para seguir cumpliendo con tu voluntad. Gracias por cada regalo tangible e intangible que me envías y por tu protección. Hoy, Señor, me dirijo a ti para pedirte que con tu mano poderosa borres de mi ser y de mi vida cualquier atadura que me esté impidiendo avanzar en mi camino de conexión contigo, Padre Amado.
Perdona mis pecados, mis fallas, mis errores de ser humano imperfecto, Señor, que sé ocasionan un bloqueo en mi proceso. Con toda humildad y sinceridad me arrepiento y te pido que los borres de mi vida para sentir que tengo una nueva oportunidad contigo, Padre. En estos momentos, con toda la fe y la fuerza, me arrepiento por cada error cometido, por pequeño que haya sido, pues sé que ha sido una mancha en mi camino hacia ti, Dios mío. Te pido, Señor, que tengas misericordia y que canceles cualquier deuda que tenga contigo y que me ha impedido sentirte más cerca de mí.
Señor Dios, tú, que todo lo puedes, ten compasión de mi alma y lléname de fe y de fuerza. No quiero sentir más miedos, Señor, pues sé que son creados por mí mismo y me alejan de ti. Aléjalos, Padre, en el nombre de tu hijo Jesús. Báñame con su sangre para quedar totalmente limpio y sano, y que de esa forma pueda tener total claridad para entender lo que me quieres decir.
Señor Dios, sabes cuánto deseo sentirte y percibirte. Por eso me arrodillo ante ti para pedirte que a partir de ahora me permitas tener una conexión clara y transparente contigo y con tus ángeles de luz, y actuar, así, de la manera perfecta para ti. Gracias, Señor Dios, gracias Padre Celestial, por tu bondad y por siempre escuchar mis peticiones. Alabado seas hoy y siempre. Amén”.