Las crisis económicas suelen ser muy frecuentes en algunos hogares, especialmente en los que hay un gran número de miembros, pues eso significa que se requieren mayores ingresos económicos a la hora de destinar el dinero hacia las necesidades de cada uno.
No obstante, hay otras personas que, luego de realizar de manera incorrecta algún movimiento financiero, terminan generando grandes deudas a lo largo del tiempo, las cuales desencadenan una crisis en cuanto al manejo del dinero, brindando un gran nivel de estrés y preocupación para el individuo que atraviesa la situación.
Por esta razón, algunos creyentes en la religión se dirigen a San Expedito para pedirle favores relacionados con el dinero, pues esta figura ha sido cataloga como mediadora de conflictos y juicios ligados al dinero. Cabe resaltar que el número de devotos de este santo crece constantemente, debido a los testimonios de las personas que rezan en su nombre.
La oración a San Expedito
San Expedito bendito protector nuestro: guerrero y mártir que ahora gozas del Paraíso Eterno, hoy me arrodillo ante ti para pedir tu asistencia, te reclamo con urgencia y fervor para que vengas en mi auxilio. Las necesidades urgentes que hay en mi vida no me permiten el descanso vivo en estado de preocupación y de depresión.
Me siento solo y desesperado, el abatimiento me acompaña, el desconcierto me guía, y el sufrimiento se ha apoderado de mí. Tú, que eres el santo patrón de las causas justas y urgentes, ayúdame, santo glorioso, a levantarme. Te pido que acudas presto y derrames sobre miel valor, la energía, la esperanza, que alivies mis penurias y miserias, para que con tu mediación logre solucionarlas angustiosas necesidades, los problemas económicos que me apremian la ruina de la que no sé cómo salir, te pido que con tu caridad me concedas ayuda. Amén.
Los salmos 41 y 43 son recitados habitualmente por las personas que necesitan mejorar su condición económica.
Salmo 41
1 Dichoso el que piensa en el débil; el Señor lo librará en el día de la desgracia.
2 El Señor lo protegerá y lo mantendrá con vida; lo hará dichoso en la tierra y no lo entregará al capricho de sus adversarios.
3 El Señor lo confortará cuando esté enfermo; lo alentará en el lecho del dolor.
4 Yo he dicho: «Señor, compadécete de mí; sáname, pues contra ti he pecado.»
5 Con saña dicen de mí mis enemigos: «¿Cuándo se morirá? ¿Cuándo pasará al olvido?»
6 Si vienen a verme, no son sinceros; recogen calumnias y salen a contarlas.
7 Mis enemigos se juntan y cuchichean contra mí; me hacen responsable de mi mal. Dicen:
8 «Lo que le ha sobrevenido es cosa del demonio; de esa cama no volverá a levantarse.»
9 Hasta mi mejor amigo, en quien yo confiaba y que compartía el pan conmigo, me ha puesto la zancadilla.
10 Pero tú, Señor, compadécete de mí; haz que vuelva a levantarme para darles su merecido.
11 En esto sabré que te he agradado: en que mi enemigo no triunfe sobre mí.
12 Por mi integridad habrás de sostenerme, y en tu presencia me mantendrás para siempre.
13 Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, por los siglos de los siglos.
Amén.
Salmo 43
1 ¡Hazme justicia, oh Dios! Defiende mi causa frente a esta nación impía, líbrame de gente mentirosa y perversa.
2 Tú eres mi Dios y mi fortaleza: ¿Por qué me has rechazado? ¿Por qué debo andar de luto y oprimido por el enemigo?
3 Envía tu luz y tu verdad; que ellas me guíen a tu monte santo, que me lleven al lugar donde tú habitas.
4 Llegaré entonces al altar de Dios, del Dios de mi alegría y mi deleite, y allí, oh Dios, mi Dios, te alabaré al son del arpa.
5 ¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza, y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!
Que la fortaleza y justicia de Dios, aquel quien es todopoderoso y justiciero aparte los obstáculos de mi camino, me colme de abundancia y me bendiga con Tu justicia divina. Amén.