Título original: Sophie Scholl: Die letzen Tage.Año de estreno: 2005.Dirección: Marc Rothemund. Actores: Julia Jentsch, Alexander Held, Fabian Hinrichs, Johanna Gastdorf, André Hennicke y Florian Stetter. La primera media hora pertenece a una extraordinaria película de suspenso. Lo que sigue, una sucesión de absurdos que prueban la ceguera cruel de las dictaduras, parece venir de un documental de History Channel (que no tienen nada de malo) que pretende probarnos que no todos los alemanes estuvieron de acuerdo con las acciones de los nazis. Lo prueba. Se vale, para ello, de la entereza de Sophie Scholl, de Sophia Magdalena Scholl, esa estudiante de 21 años que en apenas cinco días fue condenada por traición y ejecutada en la guillotina por haber dejado en los pisos de la Universidad de Munich unos panfletos en contra del gobierno de Adolf Hitler. Se vale de ese personaje de la vida real que sigue siendo, hasta hoy, una fuente de inspiración para los jóvenes alemanes. Y se apoya, por supuesto, en la estupenda actuación de la valiente Julia Jentsch. Pero se siente, después de un rato, que un documental habría sido más dramático, que una crónica de prensa habría sido más contundente, que la lección (aquel "no todos los alemanes fueron nazis") queda aprendida desde esa envolvente primera media hora. Volvemos, entonces, a los terrenos del panfleto. Y somos nosotros los dictadores que condenan. Y la condena es peor, más triste, porque es una cadena de bostezos. La reconstrucción de la época es impecable. La cámara no está, nunca, en el lugar equivocado. Los miembros del elenco se desviven por interpretar los difíciles papeles que les han encomendado. Pero no. La emoción no está en la pantalla. Podemos sentirla, podemos decir "pobre Alemania", pero el mérito no es de la película.