La organización fue creada en 1946 tras los estragos de la Segunda Guerra Mundial para construir la paz a través de la educación, la ciencia y la educación.

La Unesco libra “la única guerra justa, la única que vale la pena librar, la que lucha contra la ignorancia”, afirmó el primer ministro francés, Jean Castex.

“Es una idea inmensa, tras las censuras, las estigmatizaciones y la destrucción de libros (de la Segunda Guerra Mundial), considerar como universal lo que cada civilización, cada cultura, ha hecho de más hermoso”, dijo.

Por su parte, el secretario general de la ONU, António Guterres, elogió en un video el trabajo de esta organización, “en el centro de la red” de la ONU, que “aporta beneficios tangibles a las personas del mundo entero”.

El papa Francisco, también de manera virtual, calificó a la Unesco de “interlocutor privilegiado de la Santa Sede al servicio de la paz y de la solidaridad de los pueblos, para el desarrollo de los seres humanos y la protección del patrimonio cultural de la humanidad”.

Y el presidente español, Pedro Sánchez, se congratuló de “la obra gigantesca” de la institución a nivel medioambiental, “un aporte colosal para la comunidad internacional”.

Los “beneficios” son “evidentes” en los ámbitos de la educación y la libertad de prensa, apuntó el presidente de Ghana, Nana Akufo-Addo, gracias a la “cooperación cordial” entre su país y la Unesco.

La inteligencia colectiva

Firmada en 1972, la Convención sobre el patrimonio mundial, la más conocida de la Unesco, protege más de mil lugares culturales o naturales, presentes en 167 países.

“Tras 75 años de existencia, el balance de la Unesco es notable”, especialmente a nivel del patrimonio, señala Chloé Maurel, investigadora asociada a la Universidad de La Sorbona, especialista de esta institución y de la ONU.

Y más aún si se considera que la Unesco ha sido como “un altavoz para los países del sur que les ha permitido afirmarse”, prosigue esta historiadora, en un mensaje enviado a la AFP.

Sin embargo, la institución es a menudo criticada por su falta de dinamismo y el poco peso de sus acciones concretas.

Según Maurel, “la necesidad de respetar ‘lo políticamente correcto’ y de no ofender a ningún Estado miembro limita” sus acciones.

Todos los países del mundo, excepto Estados Unidos, Israel y Liechtenstein, forman parte de la Unesco. Washington y Tel Aviv se retiraron de la organización en 2017, después de que esta reconociera a Palestina como un Estado miembro.

Se están llevando a cabo negociaciones con Estados Unidos para que vuelva a integrarla, según su directora general, la francesa Audrey Azoulay, cuyo mandato de cuatro años fue renovado el martes.

“Vivimos en un momento crítico: la existencia del planeta y de la humanidad están amenazadas”, alertó Azoulay, haciendo un llamado para apostar “por la inteligencia colectiva”.

Para clausurar la celebración, la responsable citó al poeta chileno Pablo Neruda y su “fe absoluta en el destino de los seres humanos”: “Sé que un día veremos la luz definitiva. Progresaremos juntos. Esta esperanza es irrevocable.”

*Con información de la AFP.