“El presidente resultó mejor que cualquier periodista colombiano”, dijo Gabriel García Márquez para referirse a que la primera llamada de felicitación que recibió fue la de Belisario Betancur. “Fue una conversación muy cordial. Me dijo que todos los colombianos están exultantes con el premio y que espera verme pronto”.
Aunque 40 años después de la noticia que puso a Colombia en boca de todo el planeta, el 21 de octubre de 1982, Gabriel García Márquez era un hombre que despertaba odios y amores, incluso en su tierra.
Si bien el Premio Nobel obtenido por el de Aracataca fue calificado por el mandatario como “un motivo de gloria que nos honra a todos los colombianos”, el escritor llevaba más de un año sin pisar su país de nacimiento.
El autor de Cien años de Soledad había pedido asilo político en México, sin necesitarlo, cuando, por razones de “seguridad personal”, abandonó Bogotá, el 26 de marzo de 1981.
Su nombre venía siendo asociado al grupo guerrillero M-19, debido a su amistad con Fidel Castro y sus frecuentes viajes a Cuba, y el escritor temía ser interrogado. México negó el asilo, pues no había ningún requerimiento judicial.
Sin embargo, en los últimos días del “estatuto de seguridad” del gobierno de Julio César Turbay, García Márquez dijo haber recibido información de que sería requerido por el Ejército, en Bogotá, con motivo de una investigación.
Días después de que García Márquez aterrizara en el Benito Juárez de Ciudad de México, el columnista Ayatollah, del diario El Tiempo, calificó de “cantinflesco” y “ridículo” el “asilo del famoso escritor”, que en su criterio ha debido presentarse “Conocido escritor viaja a México”.
En la columna, Ayatollah hizo una reconstrucción de los episodios, que, a su juicio, rodearon los verdaderos propósitos de la salida del país del escritor.
“Segundo episodio. Desembarca en la Costa Pacífica un contingente guerrillero de más de 100 hombres, completamente entrenado en Cuba y armado hasta los dientes.
Tercer episodio. Colombia suspende relaciones con la isla de Fidel Castro y asesta uno de los duros golpes al movimiento M-19, acogido fraternalmente por el gobierno cubano.
Cuarto episodio. Un grupillo de amigos de García Márquez, socios de la editorial que publicará su última obra, Crónica de una muerte anunciada, van a decirle al escritor que es mejor hacer planes, pues, al parecer el Ejército quiere llevárselo a conocer las caballerizas de Usaquén. En el país se van a lanzar un millón de ejemplares de su obra.
Quinto episodio. Gabo hace maletas y se asila en la embajada de México. Sin embargo, la figura de asilo no se configura porque el señor García Márquez no lo requiere, ni la justicia ni nadie. Como dijo el canciller (Carlos) Lemos Simmonds, el novelista hubiera podido salir del país tan tranquilamente como lo hace la reina de belleza Nini Johana (Soto).
Sexto episodio. El escritor viaja a México, donde con seguridad manipula la prensa nacional e internacional…”
Una semana después, ya en México, García Márquez explicó los motivos de su marcha del país, y también respondió a esa columna.
“No sé a ciencia cierta quién es, pero el estilo y la concepción de su nota lo delatan como un retrasado mental que parece por completo del sentido de las palabras”. (El País, 8 de abril de 1981)
Tiempo después se supo que Ayatollah era el pseudónimo de Rafael Santos Calderón, uno de los hijos del entonces director de El Tiempo, Hernando Santos Castillo, quien al poco tiempo publicó una columna en la que se deshizo de sus señalamientos a Gabo.
Las circunstancias políticas que rodearon la vida de García Márquez también se comprueban en el despacho de la United Press International que publicó el diario El Espectador en primera plana del viernes 22 de octubre de 1982:
El exiliado escritor colombiano Gabriel Garcia Marquez, que no puede entrar en los Estados Unidos por su política izquierdista y amistad con el presidente cubano Fidel Castro, ganó hoy el Premio Nobel de Literatura. La Academia sueca anunció que el premio se le dio a Garcia Márquez, de 55 años, por sus obras que “reflejan la vida y conflictos de un continente”. Garcia Márquez es el primer colombiano que obtiene el prestigioso premio y el cuarto en América Latina. El premio en efectivo es de 1.15 millones de coronas (unos 157.000 dólares).