León Benavente se describe en su bio como “la primera superbanda del indie español, en la que cuatro músicos de dilatada experiencia se han unido para ofrecer el directo más contundente del panorama nacional”. Lo bueno es que no exageran. Varios de ellos se conocieron y forjaron lazos inquebrantables luego de giras intensas integrando banda y crew de Nacho Vegas (un ícono que por Bogotá pasó hace nueve años, y con él pasaron ellos) y tocando en grupos como Tachenko y Schwarz.
Desde 2012, cuatro trotamundos del indie ibérico, Eduardo Baos, Abraham Boba, Luis Rodríguez y César Verdú, emprendieron su propio camino (decisión que el tiempo y la música han probado acertadísima). En 2013 lanzaron su primer trabajo discográfico, León Benavente, que los puso de inmediato en el mapa poco poblado de quienes superan las expectativas. Empezando con una canción como “Ánimo, valiente”, se entiende todo, rápidamente. La décima pista, que cierra el trabajo, es quizá la más famosa de la banda, “Ser brigada”.
Se conocen hace mucho, y esto lo han usado para su beneficio. León Benavente sabe cómo operar. Y sí que operan; tocan insistentemente, a pesar de vivir en latitudes distintas, porque además de que la vida separa a la gente, todos provienen de regiones distintas: Verdú es murciano, Rodríguez es asturiano, Baos es aragonés y Boba (cuyo nombre real es David Cobas Pereiro) es de Vigo.
Separados por la “distancia”, los cuatro músicos siguen unidos intensamente por su devoción a la música y a su amistad. Como nombre adoptaron el tramo de carretera entre León y Benavente (del norte hacia el sur de España) que los une, transitado para el encuentro y la vida.
Luego de juntarse como músicos experimentados y lanzar varios discos, seguir creando implica inevitablemente una evolución de sonido y exploraciones. Lanzaron su segundo álbum, 2, en 2016, con nueve canciones aún impulsadas desde un indie más orgánico, y desde 2019, cuando lanzaron Vamos a volvernos locos, comenzaron a integrar sonidos más electrónicos.
En ese camino llega su nuevo trabajo, de diez pistas, en el que profundizan esas rutas electrónicas, pero también reflejan la mirada y el tono que los marca desde sus inicios. Al disco NUEVA SINFONÍA SOBRE EL CAOS, así, en mayúsculas, integran un nivel rave, una intensidad que los lleva los sonidos más bailables de su historia. Esto lo establecen desde la pista inicial, “ÚSAME/TÍRAME”, y de ello también dan crédito al productor, Martí Perarnau.
Y la identidad de siempre de León Benavente está ahí, marcada por la voz de Boba y las cadencias de la banda, que no se ha quedado encasillada y ha seguido expandiendo sus intereses sonoros para geniales efectos. Sobre ese trabajo y sobre la gran noticia de que tocarán en Bogotá, en el marco de rock al Parque 2024, hablamos con César Verdú, el hombre detrás de las baterías, las percusiones y muchas de las decisiones sonoras de la banda.
SEMANA: Queremos empezar preguntándole por su instrumento, sobre su relación con la batería...
CÉSAR VERDÚ: Llevo tocando la batería unos 25 años. Empecé con 15, en la típica reunión de amigos que quisimos montar una banda, y a mí realmente me apetecía tocar la batería en ese momento. Empecé a hacer ritmos con unos cubos, garrafas de agua y con baquetas y llaveros. Y como trabajaba muy joven, pude comprarme una batería muy barata, de segunda mano, destartalada.
Y con el tiempo fui entrando en diferentes bandas. Empecé en Murcia, y a partir de ahí, incursioné como ingeniero de sonido y técnico de sonido. Así acabé con Nacho Vegas, precisamente como técnico de sonido. Ahí conocí a mis compañeros de León Benavente, que es donde toco ahora.
SEMANA: Tres canciones que reflejan ese sonido histórico de la banda...
C.V.: Hay canciones que nos han acompañado siempre, en todos los conciertos, los hits, “Ser brigada” es una, “Ayer salí” puede ser otra, o “Ánimo, valiente”, por ejemplo. La verdad que cada persona con la que hablas tiene su preferida. Pero “Ser brigada” ha sido un estandarte de León Benavente durante mucho tiempo. Y esperamos que con este disco nuevo haya alguna canción más que le coja el relevo.
SEMANA: A la hora de tocarlas, ¿tiene alguna preferencia?
C.V.: Me gustan todas, y en concierto es un todo, se trata de muchas canciones conviviendo. Disfruto mucho de dar el repertorio, de darle forma. Aunque en directo (*en vivo, diríamos en Colombia) siempre estamos muy arriba, somos siempre muy enérgicos... Me gusta mucho la batería de “Disparando los caballos”, y “Mano de santo” también me gusta (es algo más electrónica). Hay diferentes vertientes dentro de la batería, entre más orgánicas y más electrónicas, y me gusta combinar esos dos mundos.
SEMANA: Quizá es una mala concepción que el baterista sufre cuando se trabaja música más electrónica. ¿Cómo lo vive?
C.V.: No me considero un músico que solo se dedica a la batería. Al final, la música a mí me ha llegado por muchas vertientes, no solamente como músico, también como ingeniero de sonido, como productor, como melómano. Entonces tengo la visión de estar al servicio de las canciones. No veo que mi instrumento sea fundamental, se puede prescindir de él; de hecho, se puede prescindir de casi todos los instrumentos. Con un instrumento se pueden hacer canciones maravillosas. No tienen que estar todos a la vez. Pero partiendo de ese servicio a las canciones, entiendo que la electrónica sí deja de lado la batería orgánica y acústica, y se sustituye por unos beats.
“La música a mí me ha llegado por muchas vertientes, no solamente como músico, también como ingeniero de sonido, como productor, como melómano. Entonces tengo la visión de estar al servicio de las canciones”.
Y para este disco, la creación de beats partió de unos que yo había generado, que remite al propio baterista sacando un ritmo. No es lo mismo, claro, pero según viene la canción y pide algo, eso es lo que busco. Y luego, en los conciertos toco lo que en el disco es un beat, ya sea en batería acústica o electrónica.
SEMANA: Entrando a hablar de NUEVA SINFONÍA SOBRE EL CAOS, este nuevo trabajo, ¿cómo llegan a este sonido?
C.V.: Creo que ha sido una forma natural. Desde “Vamos a volvernos locos” ya empezamos a incluir instrumentación más cercana a la electrónica, más sintetizadores, saliéndonos un poco de los discos anteriores (León Benavente y 2), discos más orgánicos, que se defendían con muy pocos instrumentos: bajo, batería, guitarra y un teclado Farfisa. Y a lo largo de estos años, en cada disco que hemos sacado, hemos sentido pistas sobre hacia dónde queremos ir.
Y con este trabajo sí hemos concluido en un punto en el que queríamos. Eso también se dio por la producción de Martí Perarnau. Es la primera vez que tenemos la figura de un productor. Siempre nos habíamos autoproducido. Y en este caso, que había mucho acercamiento a la electrónica, creímos que Martí, que concibe muy bien el rock y la electrónica, y sabe convivir muy bien con esos dos mundos, nos podía dar muchas pistas y ayudar a llevar todo a buen puerto.
SEMANA: No suena a que se arrepintieron de trabajar con productor...
C.V.: Ha sido una experiencia extraordinaria. Martí es un genio, aquí en España, como músico y como persona, y hemos disfrutado mucho la grabación con él. Ha sido muy ameno. Y, sobre todo, ha sido un trabajo muy en equipo: él tenía claro que no quería intervenir las canciones desde su estudio. Tenía ideas sobre las canciones y hacia dónde quería llevarlas, sabía qué quería proponer, pero quería hacerlo cuando entrábamos las cinco personas al estudio. Empezar a trabajar ahí, en equipo, fue maravilloso. De su lado, él también entraba a trabajar con una banda establecida hace años, de músicos que llevan tocando mucho tiempo. Pero el entendimiento, desde el primer día, fue extraordinario. Estamos muy contentos con el resultado.
SEMANA: Hubo una reverencia de doble vía...
C.V.: Él es una década más joven que nosotros, pero la amistad es de muchos años. En mi caso, lo conozco mucho antes de León Benavente, desde 2007 o 2008. Y así, toda la banda, somos amigos de años. Alguna noche que nos quedamos charlando, nos contó algo que no quería contar, pero que soltó: “Yo es que esto lo había soñado. Que os iba a producir vuestro disco. Lo soñé, lo tenía preparado”. Estaba superilusionado cuando se lo propusimos. Dice que somos su banda fetiche, su banda preferida nacional y que si bien no estaba en una época de hacer muchas producciones, no lo quería dejar escapar.
SEMANA: Hay grandes canciones. Mi favorita es “SU VERSO”, cuéntenos sobre ella...
C.V.: Nosotros creemos en un método a la hora de afrontar un disco: dónde hacerlo, cómo hacerlo, de qué manera empezar a componerlo... Y este, como todos, tuvo su metodología. “SU VERSO” salió de nuestra primera reunión en el local de ensayo para generar música. Era sentarnos a tocar, sin tener nada preparado y soltarnos. Salieron cuatro ideas de ahí, pero la que se quedó, la que más nos gustó, fue la de “SU VERSO”. Decidimos meterla en el disco, y se contó con Cristina Martínez (de la banda El Columpio Asesino), que ya había colaborado en el primer disco, “Ser brigada”. Creímos que iba estupenda para su voz. A ella la queremos con locura, es nuestra música preferida, y ha sido un lujo contar con ella de nuevo y que haya dejado su impronta en ese temazo, que es bastante aguerrido y potente.
SEMANA: ¿Qué canciones de este trabajo integrarán al set que traerán a Rock al Parque?
C.V.: Cuando iniciamos las giras de presentación de un disco, solemos tocarlo entero. No en su orden, pero integrado dentro del repertorio, pero es cierto que en los festivales, por la limitación de horario y tiempo que ponen, tienes que reducir. Intentaremos tocar todas las más posibles del nuevo disco.
Y estaremos allá en Colombia, porque nos consta que hay una demanda. Se nos dice que en Radiónica fuimos número uno con varias canciones. Y hablando con Luis (Rodríguez) tratábamos de recordar la última vez que estuvimos en Bogotá. Fue con Nacho Vegas en la Media Torta, donde pudimos ver también a Celso Piña. Fue en 2015; hace una barbaridad de tiempo que no vamos. Es cierto que íbamos con Nacho, pero con León Benavente no habíamos estado y nos apetece muchísimo estar ahí, es un sueño que se nos va a cumplir. No es fácil, económicamente, y desde aquí se encarece mucho el viaje, pero lo hemos conseguido. Va a estar genial, haremos un directo con León Benavente, con todo nuestro arsenal.
SEMANA: Las bandas son como matrimonios, a veces muy bellas, a veces con choques. ¿Cómo mantienen su dinámica?
C.V.: Como en todas las relaciones, hay que controlar mucho los tiempos de convivencia. Somos un grupo muy peculiar, porque, al final, cada uno vivimos en un lugar de España, y eso hace que tampoco nos veamos demasiado. A la vez, tocamos mucho, somos muy activos, porque, como no podemos ensayar por cuestión de la distancia, tenemos que estar muy activos y estar muy engrasados siempre, preparados para los conciertos. Solemos estirarnos todo el año tocando. Esos son los momentos en los que más nos vemos y más convivimos. Y también llevamos muchos años de convivencia. Tenemos 50 años, y más allá de estar tocando con León Benavente durante 12 años, veníamos de estar con Nacho Vegas muchísimos años, conviviendo en giras, muy duras algunas, de mucho tiempo, viaje y madrugar.
Y entre todos hemos tensado la cuerda, por así decirlo. Ya sabemos qué temas no tocar y qué temas tocar para que todo funcione de la mejor manera. Y ahora mismo, entre los cuatro, vivimos un momento muy dulce. Estamos genial.
Y a la hora de preparar discos... hay métodos, como te decía: juntarnos a tocar música, y luego Abraham se lleva toda esa música y mete su lírica y su melodía y la hace canción. Cuando he vivido en Madrid, cerca de Luis, hemos trabajado los dos en algunas bases. Y Edu, por su lado, suma lo suyo. En este caso, nos juntamos antes de entrar a estudio con Martí y todas esas demos que nos habíamos enviado entre nosotros y ya habíamos hecho canciones.
Para empezar la gira, nos juntamos diez días intensivos de ensayar todos los días y preparar el show de la gira. Somos muy buenos amigos. Y sí pensamos en que después de tantos años juntos seguimos saliendo juntos, o quedamos para encontrarnos. Todavía somos el grupo de amigos. Y ojalá que se siga manteniendo ese amor por los cuatro.
SEMANA: ¿Cómo siente la época de tiktoks y redes León Benavente, y los cambios en la industria musical desde el cambio de siglo?
C.V.: Si partimos del 2000, sí hubo un momento considerable, con la entrada del CD, y de Internet, cambió todo. Por un lado, para bien, por la accesibilidad a la música, porque puedes escuchar toda la música que quieras sin ser un pirata. La tienes a un clic. Por otro lado, más que en la entrada del siglo XXI, siento que después de la pandemia se ha notado mucho más el cambio todavía. La música ha dejado de ser importante. Se han vuelto importantes las redes sociales, la exposición mediática.
Entiendo que hay gente enamorada de la música, como yo, para la que la música está por encima de todo, pero generalizando un poco sobre esta situación y sobre el entorno en el que nos movemos, vemos que antes no necesitabas estar saliendo en un Instagram para vender tu disco o tu gira. Y parece que si no lo haces, desapareces. Y eso para grupos muy underground, pero también para grupos grandes.
Al final, hay tal sobreexposición y sobreproducción de música que es muy difícil levantar la mano y lograr que la gente focalice su visión en tu propuesta. Tienes que estar día a día defendiendo lo que haces. Te ves obligado a hacerlo porque, a no ser que sea un grupo muy consagrado, la gente se va a despistar y no se va a enterar. Ese ha sido un gran cambio.
Antes se fabricaban más discos, además, y ahora todo va más llevado por un algoritmo. Y creo que todo esto está bien si sabes manejarlo tú, porque si te dejas llevar por el algoritmo, estás perdido. Tu vida va a ser muy aburrida, dando vueltas sobre lo mismo. A mí me gusta la aventura, investigar, que una cosa te lleve a otra, no que te den todo masticado...
SEMANA: ¿Algo para finalizar?
C.V.: Tenemos muchísimas ganas de visitaros. Estamos locos por tocar allí y lo vamos a disfrutar, vamos a dar todo sobre el escenario cuando nos toque, que será muy pronto.