Con la aparición del libro digital el impreso se vio amenazado. Incluso se predijo que iba a desaparecer. Pero ha sucedido todo lo contrario. Las líneas electrónicas no han podido superar la experiencia del papel y la belleza del libro como objeto.Sobre esta fascinación habló el premio Príncipe de Asturias de las Letras 2007, Amos Oz, en el libro Una historia de amor y oscuridad: “Mi padre tenía una relación sensual con los libros. Le gustaba escudriñarlos, acariciarlos, olerlos (…) Cada libro tenía un olor propio, secreto y excitante. Algunas veces la tela estaba un poco separada del cartón y se movía como una falda atrevida; era difícil evitar mirar por el espacio oscuro que había entre el cuerpo y la ropa y respirar allí aromas de vértigo".De esta experiencia se han valido las editoriales y librerías independientes que cada vez son más rigurosas con el diseño de las caratulas, con la selección del papel, con las fotos, los gráficos y los dibujos. El lector no se siente atraído únicamente por la historia del libro, sino por el objeto en sí mismo.Las librerías ofrecen también la experiencia del lugar. No son sitios muy grandes que abrumen con millones de títulos. Los lectores van a un espacio cálido en donde se pueden tomar un café y conversar con otros amantes de la literatura. “El libro es un concepto más complejo que el formato. El impreso está tan arraigado para los lectores que es muy difícil que sea desplazado. Las librerías independientes ofrecen la experiencia de ir al lugar y es algo que no tiene el libro digital”, dijo a Semana.com David Roa, director Asociación Colombiana de Libreros.Leonardo Archila, editor general de Intermedio Editores, explicó que las librerías ampliaron su oferta cultural, se puede ir a foros, lanzamientos, clases, lecturas guiadas, exposiciones, entre otros, no solo a comprar.Han tenido tan buena acogida las librerías independientes que hace menos de tres años se abrieron otras como El Amanuense Libros y Café en Sta. Marta, Garabato en Chía, Léeme y leeré en Yopal,  Camino a Casa en Pasto, Grammata, Librería Wilborada en Bogotá; y La Menesunda,  Santo y Seña, y La Madriguera tienen nuevas sedes en la capital.Entre las editoriales destacadas por la belleza del impreso en Colombia están Tragaluz, Laguna, Rey Naranjo, El Peregrino y Luna, reconocidas por la industria internacional.Retos del digitalLa Cámara Colombiana del Libro registró ventas por 37,8 millones de ejemplares en el año 2014, y de este total solo el 3,2 % correspondía a formatos digitales. Con todo, entre los años 2013 y 2014 las ventas en formatos digitales registraron un crecimiento del 22 %, mientras las ventas en formato papel crecieron un apenas un 1 %, solo que es necesario vender casi el doble de digitales para superar la rentabilidad del impreso.Si bien los libros digitales no pueden ofrecer una experiencia sensorial alrededor del libro, tienen otros beneficios de los que ya se ha hablado, como ser más económicos gracias a que se ahorran los costos de producción, distribución, bodegaje y locales.Así mismo, se ahorra tiempo a la hora de buscar un título, se pueden tener varios libros en un mismo dispositivo, se pueden comprar textos que no están disponibles en las tiendas del impreso, entre otros.Además, existe la posibilidad de subrayar, hacer comentarios, compartir fragmentos, escuchar audios, ver videos o animaciones y buscar con mayor facilidad el significado de palabras.Julián Alves, director de la librería Hipertexto La Universidad de la U, pionera en la promoción de libros digitales desde el 2008, señaló que el catalogo del libro digital representa aproximadamente un 10 % de lo que se vende en este lugar, un porcentaje bajo comparado con las expectativas que se tenían con el digital.Aparte del problema de la piratería, que deja pérdidas de 120 millones de dólares anuales, según la Alta Consejería para la Seguridad y la Convivencia, “no hay muchos canales de librerías colombianas donde los usuarios puedan comprar textos. Y deben descargar programas o aplicaciones para leer los contenidos, lo cual representa un trámite molesto para los lectores”, afirmó Alves.Para Iván Correa, director de eLibros, la única librería colombiana completamente digital, el panorama del digital es incierto. “Nosotros esperábamos que el cambio fuera más contundente, pero es un proceso que requiere más tiempo”.Correa aseguró que en Colombia la venta de cualquier libro sigue siendo baja y que habría que empezar por ver que en el país no se lee lo suficiente. Al respecto el DANE reveló que un 51,6 % de la población dice no haber leído libros, frente a un 48,4 % que sí lo ha hecho. Pero, en este último grupo se halló que más de una cuarta parte había leído un solo libro en estos doce meses.Tampoco hay condiciones socioeconómicas que permitan que más personas puedan entrar a la industria de lo digital como es el acceso a dispositivos móviles y las tarjetas de crédito. Solo 7 millones de personas, de un mercado potencial de 23 millones, cuentan con este medio de pago necesario para acceder a estos libros.¿Qué son los transmedia?Los contenidos transmedia consisten en una forma de narración que cuenta con múltiples plataformas que pueden ser digitales o no, con el fin de que cada uno de los canales muestre una parte de la historia de una forma especial y complementaria.Un ejemplo de un transmedia podría ser la promoción del lanzamiento Star Wars: force awakens (La Guerra de las Galaxias: El renacer de la fuerza). No solo se hizo la proyección de la película, además se lanzaron videos de promoción por redes sociales y medios tradicionales como la televisión, la radio y los periódicos.También se hace un concurso donde los mejores fans reciben premios. En un concierto varias bandas usan los trajes de los personajes principales para dar a conocer aún más la película. Se hacen desfiles de disfraces. Y mucha de esta información es viralizada a través de redes sociales y blogs de los seguidores.Se puede ver cómo alrededor de la película se producen varios contenidos que cuentan otras historias relacionados con la historia central. Se producen canciones, nuevos videos, blogs, reuniones de los fans, desfiles, entre otras cosas que trasladan la historia para hacer nuevas narraciones en otros lugares y plataformas.   Libros transmediaJuan David Saab, director técnico de Luabooks, una editorial de libros transmedia para niños y jóvenes indicó que entendieron que para tener éxito en la industria había que hacer algo más que pasar el libro impreso a un formato PDF. “La idea es que valga la pena que esté en digital y que el uso de herramientas y plataformas esté justificado”, explicó Saab a Semana.com. El primer libro transmedia que lanzaron en 2013, El pájaro de los mil cantos, ofrece una experiencia distinta al impreso y al digital. Si se lee en una tableta, la lectura va acompañada de música a medida, por ejemplo. Es decir que, no ponen cualquier pieza, sino que músicos trabajaron en el sonido para que fuera acorde con lo que se lee.Además la lectura en los dispositivos móviles ofrece animaciones, la posibilidad de que el niño interactúe con los personajes (en este caso con los pájaros), traducciones y juegos.Por ejemplo, el niño tiene el libro impreso y al acercar su celular a uno de las ilustraciones podrá escuchar el canto de los pájaros, a través de una de las aplicaciones que han creado.“Lo que buscamos es que cada elemento del libro sea una obra y que tenga otro tipo de lectura según la plataforma, que cada narración no sea un elemento accesorio sino que aporte a la historia. Queríamos combinar lo tradicional con las posibilidades de lo digital para que se amplié la experiencia”, relató.Los creadores de estos libros transmedia han logrado que los canales de la web los acerquen a sus lectores. “Tenemos una retroalimentación, les agradecemos por la compra, les preguntamos qué tal les va con las aplicaciones, con el manejo del libro… esto solo lo logramos gracias a las plataformas digitales”.Lo que concluye Saab es que el contenido debe ser digno de la plataforma, “pero más allá de la plataforma, lo que importa es la historia”.Impresos, digitales, transmedia se complementarán cada vez más, no estarán divididos, sino que convergerán. Pero para que esto suceda, antes será necesario fortalecer los hábitos de lectura y sortear los retos que propone el digital.