1. Un caballero en Moscú, Amor Towles El ruso Vladimir Nabokov escribió una gran novela norteamericana, Lolita. Para devolver atenciones, el nacido en Boston acaba de publicar una gran novela rusa. En esta, en 1922, los bolcheviques le conmutan la pena de muerte al entrañable conde Rostov, a cambio de vivir el resto de sus días en una buhardilla del lujoso hotel Metropol. La historia nos habla del mundo que se va y del nuevo que llega. 2. Bolívar, Marie Arana Tal vez no sea la mejor biografía sobre Bolívar, pero es una de las mejores escritas. Se lee como una novela. Y, como en una novela, los personajes y las situaciones dejan una impresión vívida en el lector. Aunque la autora simpatiza con Bolívar y adopta su punto de vista –quiere adentrarse en su mente–, no lo glorifica porque también nos permite ver sus errores, sus zonas oscuras y sus contradicciones.
3. Identidad, Francis Fukuyama A los seres humanos los mueve la lucha por el reconocimiento, dice el profesor Fukuyama, retomando a Platón y a Hegel. Un reconocimiento universal que en estos tiempos se ha convertido en uno parcial, basado en la nación, la religión, la secta, la raza, el origen étnico y el sexo, lo cual explica el auge de la “política de la identidad” y la consecuente crisis de las democracias liberales. 4. Los sueños de Einstein, Alan Lightman Entre abril y junio de 1905, mientras trabajaba en la oficina de patentes en Berna, el joven Albert Einstein escribió su primera teoría de la relatividad. ¿Qué pensó antes de concluirla? Muchas variantes en la concepción del tiempo que acá se vuelven sueños, ficciones. Un libro que le hubiera encantado a Borges.
5. La edad de la penumbra, Catherine Nixey Para Nixey, el cristianismo destruyó el mundo clásico de forma similar a como Estado Islámico destruyó la ciudad de Palmira. Una acusación fuerte, polémica, muy bien argumentada, que echa por tierra un mito: “El cristiano no se enfrentaba a ninguna amenaza existencial: era una ideología persiguiendo a otra hasta acabar con ella”.
6. Trilogía negra de Pekín (El ojo de jade), Diane Wei Liang El lector de novela policiaca quiere saber cómo se resuelve un misterio, pero si le cuentan historia y le ayudan a comprender la sociedad China actual, mejor: “No estará usted haciendo nada ilegal, ¿verdad?”, pregunta Mei. “Por favor, señorita Wang, ¿qué es legal y qué no es en estos tiempos? Ya sabe lo que dice la gente: ‘El partido tiene estrategias y la gente tiene contraestrategias’”. 7. Donde me encuentro, Jhumpa Lahiri En apariencia, este es un relato sobre la soledad de una mujer, cercana a los 50, que observa el mundo que la rodea con cierta distancia. En apariencia: si lo vemos en detalle, es mucho más. Es también una reflexión sobre estar y no estar en los lugares; sobre el oficio de escritor; sobre la necesidad de irse y de encontrarse a sí mismo; sobre la riqueza de lo cotidiano. 8. La civilización en la mirada, Mary Beard Este libro se inspira en el famoso Civilización, de Kenneth Clarke, que también fue un programa de televisión, como el de Mary Beard. Cincuenta años después, ella nos recuerda que ya no se puede hablar de ‘civilización’, sino de civilizaciones porque no hay una única historia, el enfoque no está puesto en los artistas, sino en los espectadores, y “las mujeres aparecen en su justa medida”. 9. Tiempos recios, Mario Vargas Llosa Le sientan muy bien las dictaduras al nobel peruano. No solo lo hacen lucir menos derechista: lo rejuvenecen literariamente y le devuelven el furor perdido en los últimos años. En esta nueva novela, Tiempos recios, sobre el derrocamiento del presidente Jacobo Árbenz, en Guatemala, revivimos aquel entusiasmo que nos produjeron en su momento Conversación en la catedral y La fiesta del Chivo. 10. 1819, Daniel Gutiérrez Ardila Un gran libro, riguroso y ameno, para el que quiera saber qué pasó en aquel año decisivo de 1819, el de la campaña libertadora y el de los inciertos comienzos de la república. Y, de paso, perder la inocencia: la guerra no fue contra soldados españoles, sino contra otros soldados americanos que militaban en el bando realista.