Hay quienes dicen que amar el cuerpo es amarse a sí mismo. En ese sentido, estar desnudo frente a otras personas sería amarse aún más. Un artículo publicado en el diario El País de España asegura que el nudismo genera hasta 205 efectos beneficiosos sobre nuestra salud física, psicológica, social y sexual. Entre ellos la desnudez promovería beneficios psicológicos como una mayor autoestima sobre nuestro cuerpo, reafirmaría la identidad y reduciría el estrés y, en lo social, favorecería la superación de ciertos cánones de belleza establecidos socialmente que condicionan nuestra vida. El miedo a la desnudez muchas veces es miedo a no encajar en estos moldes. En este sentido, dejar a un lado los complejos propios sobre los distintos prototipos del cuerpo evitaría en cierta medida enfermedades como la anorexia y la bulimia, que en parte nacen de inseguridades. “Si desde pequeños nos enseñan a ver la desnudez como algo normal, aprendemos que hay diferentes tipos de cuerpos y que eso es natural. Pero, en vez de eso, oímos que estar desnudo es malo, y si nos pillan sin ropa nos dicen: ‘¡Vístete!”, dice Ismael Rodrigo, presidente de la Federación Española de Naturismo (FEN) al diario El País de España. “Inicialmente, muchos se atreven por curiosidad. Y una vez que lo prueban, la mayoría decide no ponerse vestido de baño nunca más, –agregó el especialista–. Lo que atrae a la gente es esa sensación de libertad, de sentir el agua y el aire en todo tu cuerpo, estar en comunión con la naturaleza”. “Lo que hay que hacer es normalizar este debate, pensar que estar desnudo es completamente natural”, dice Rodrigo. Claro que, a veces, ciertos ejemplos te dejan con la boca abierta en pleno siglo XXI: “En Hotmail te cierran la cuenta de correo sin previo aviso si mandas fotos de desnudos, lo cual es una violación clara de la privacidad de tu correspondencia. Le ha pasado a varios de nuestros socios”. Como señala Nacho Meneses en el artículo del diario español, “practicar el nudismo suele ser señal de una mayor conciencia ecológica y de respeto al medio ambiente”. Si bien en la definición del nudismo y el naturismo se incluye un respeto por la naturaleza, casi todos los grupos que se autodefinen como nudistas simplemente tratan de expresar en libertad su derecho a estar desnudos. Para ellos la prohibición moral de esta práctica nace de problemas psico-emocionales, entre los que se encuentran una baja autoestima y una imagen personal negativa. Según los estudios del sociólogo norteamericano William Hartman, el 89% de los nudistas no sólo practican esta actividad en la playa, sino que también andan por su casa desprovistos de cualquier tipo de ropa que cubra su cuerpo. Pero no todos ven la desnudez con los mismos ojos. En la mayoría de países mostrar el cuerpo públicamente tal y como es, sin adornos, es una ofensa y es motivo de detención y sanciones por parte de las autoridades. En el arte la línea entre la ofensa y la estética a veces es fina. La moral y la religión son responsables de buena parte la censura y la condena a la desnudez (el caso de los musulmanes refleja uno de los extremos). Por solo nombrar un caso emblemático, la escultura del ‘David’ de Miguel Ángel fue censurada cuando se exhibió en una plaza pública. La gente no toleró que en una obra de arte, por más meticulosa que fuera, se viera un pene. La historia de la desnudez es larga, profunda y polémica. Lo cierto es que hasta el día de hoy en gran parte del mundo el tema ha sido inexplorado y sigue siendo tabú. Probablemente la liberación nazca de demitificar estas costumbres. Los beneficios no solo existen ante las demás personas, según algunos estudios también se pueden experimentar de una manera más íntima. Denise Knowles, terapeuta sexual, comenta que “dormir desnudo es una buena estrategia para las personas que no aprueban su imagen”. Además, según la experta, al dormir desnudo con alguien se incrementan los niveles de oxitocina –conocida como la hormona del amor– y aumentan considerablemente los deseos de practicar sexo.