Su patrimonio cultural ha sido perseguido y amenazado no solo desde tiempos coloniales. En la actualidad, muchas personas lo ven con prejuicio o lo deterioran desde el turismo desmedido u otras actividades. Para los pueblos Arhuaco, Kogui, Wiwa y Kankuamo es un logro hacer parte de la lista de protección y conservación de sus costumbres. Décadas atrás ya habían iniciado una lucha por la defensa de su territorio y ahora lo hacen para preservar su tradición y su legado. Que sus conocimientos sean patrimonio cultural inmaterial es una victoria. Su pretensión no es que los ‘hermanos menores’, como llaman a la comunidad no indígena, actúen como ellos, que sigan sus rituales, hagan sus pagamentos o utilicen sus plantas medicinales. Su intención es que se conozca parte de su cultura y que esta sea respetada y tolerada. Cada uno de los pueblos ve cómo su espacio y sus conocimientos se ven amenazados de diferentes formas: desde el turismo desmedido que invade sus lugares sagrados o la minería y megaobras que dañan su territorio hasta cosas tan cotidianas como el estudio del español o el sistema educativo tradicional de lápiz y papel, que a los niños indígenas les quita tiempo para el aprendizaje de ese conocimiento ancestral que viene por parte de los Mamos y los mayores, y que es igual o más importante para sus vidas. Puede leer: El enredo por la delimitación de ‘línea negra‘ de las comunidades de la Sierra Para contrarrestar esto, en 2014, el Consejo Territorial de Cabildos Gobernantes de los cuatro pueblos (CTC), designó unos delegados que tenían la tarea de solicitar ante el Ministerio de Cultura el derecho ingresar a la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial del Ámbito Nacional y realizar los procesos que esto conlleva. Ingresar en esta lista es importante para generar conciencia sobre la diversidad de culturas y comunidades. Hasta el momento, el listado está integrado por 17 manifestaciones culturales, como por ejemplo el Carnaval de negros y blancos de Pasto; las procesiones de Semana Santa, de Popayán, y el espacio cultural de San Basilio de Palenque, entre otros. En este caso específico, se reconoce el sistema de conocimiento ancestral de los cuatro pueblos como un patrimonio colectivo que busca conservar sus tradiciones heredadas de generaciones anteriores. Para ello identifican fortalezas, debilidades y amenazas de este sistema con el fin de crear un Plan Especial de Salvaguardia (PES). Juliana Forero, coordinadora del grupo de patrimonio inmaterial del Ministerio de Cultura, explica que “Los delegados de los cuatro pueblos realizaron el PES, un documento donde se refleja qué buscan preservar, quiénes participan, por qué es importante, qué amenazas sufren. Es un pacto social de las comunidades en donde se establece qué acciones se realizarán para conservar ese patrimonio inmaterial en cuanto a difusión de conocimiento, gestión de conocimiento, protección de propiedad intelectual y otros aspectos y que busca que se mantenga en el tiempo”. Lo significativo de este ingreso a la lista, a través de la Resolución 3760 del 22 de diciembre de 2017, es que el sistema de conocimiento ancestral desde su concepción es intangible y espiritual, pero abarca e involucra cosas tangibles como el territorio y su composición: los árboles, ríos, lagunas, sitios ancestrales y demás. “Es necesario que nos conozcan para que haya conciencia y no afecten nuestro espacio y actividades”, dijo Aquilino Ramos, delegado del pueblo Arhuaco. La socialización del PES va más allá de un documento: los delegados de cada uno de los pueblos en conjunto con miembros del Ministerio de Cultura hicieron cuatro videos, en donde se traducía a la lengua de cada pueblo y de forma hermenéutica se explicaba el trabajo realizado durante estos cuatro años y los retos que vienen. De hecho, dentro del PES, se contempla el fortalecimiento de la difusión del conocimiento ancestral de los cuatro pueblos, fortalecer las lenguas (Tuke, Tana y Ujtuganana), garantizar el cumplimiento de los principios y mandatos de la Ley Original, que para ellos genera un equilibrio espiritual y material, individual y colectivo. Además, busca la interacción entre actores externos a los pueblos para que contribuyan en el mantenimiento integral del Sistema de Conocimiento Ancestral. Aunque la elaboración del PES es general para todos los pueblos, sus líneas de acción pueden desarrollarse de manera particular, lo que garantiza su el desarrollo espiritual y cultural. Lea también: El mundo según los indígenas de la Sierra Nevada El trabajo realizado por los delegados del CTC contribuye a la preservación de las costumbres de más de 102.000 personas que pertenecen a los pueblos Arhuaco, Kogui, Wiwa y Kankuamo que se extienden a lo largo de la Sierra Nevada de Santa Marta, por los departamentos de La Guajira, Magdalena y Cesar. Es un paso en la lucha por mantener la trasmisión de conocimientos por parte de los Mamos hacía los más jóvenes, sus tratamientos medicinales, sus rituales, música y tradición oral. Para el coordinador del equipo encargado de la elaboración del PES y miembro del pueblo arhuaco, Cayetano Torres, la resolución solo es un instrumento, que no recrea por sí misma cada una de las lenguas o tradiciones, pero es una herramienta de trabajo que puede hacerle comprender a los indígenas y no indígenas la importancia de sus costumbres y de la Ley de Origen “Esta es una historia que apenas comienza y que tiene muchas líneas de acción y retos a futuro. Seguiremos en la búsqueda de la conservación de nuestro territorio y costumbres”, concluyó.