1. Memoria por correspondencia, de Emma Reyes. Las cartas de una pintora que vivió en Francia fueron guardadas por la familia de Germán Arciniegas. El Editor de una editorial independiente, Laguna Libros, las conoció y publicó. Así fue el feliz azar que nos permitió descubrir lo que es en realidad un relato extraordinario de infancia y un milagro de escritura. 2. Crímenes, de Ferdinand von Schirach. Hay una delgada línea entre un criminal y una persona normal. Eso es lo que le interesa a este penalista alemán, casos reales que conoció a lo largo de su trabajo de litigante y que logra contar con profundidad de psicólogo y maestría de escritor. 3. Abandonarse a la pasión, de Hiromi Kawakami. A la elegancia y la belleza con que usualmente los escritores japoneses han abordado el tema del erotismo, esta joven autora, a través de ocho extraordinarios relatos, le agrega un perturbador y sombrío punto de vista femenino. 4. Lenguaje creativo de las etnias indígenas de Colombia, de varios autores. En este libro muy bien editado y con una excelente producción fotográfica, 12 reconocidos investigadores nos hablan de 15 culturas indígenas y de su lenguaje creativo expresado en tejidos, chaquiras, molas, tallas en madera y pintura corporal. 5. Elegía, de Mary Jo Bang. El hijo de esta poeta norteamericana murió a causa de una sobredosis. Su respuesta, su forma de elaborar el duelo, fue escribirle 65 poemas a lo largo de un año. Para ella, un ejercicio de catarsis; para la literatura, una magnífica elegía. “Cuánto mejor sea reconstruida la pérdida como puro vacío / menos terrible”. 6. Érase una vez en Colombia, de Ricardo Silva Romero. Dos novelas distintas, una de amor y otra de muerte, comedia romántica y masacre, cosidas en el mismo lomo, conforman un libro extraño, novedoso, que habla de un país esquizofrénico, pero también de dos universos propios, que se justifican por sí mismos, como dos muy buenas narraciones independientes. 7. El desafío de la memoria, de Joshua Foer. Somos lo que recordamos. Entonces, ¿si no recordamos, dejamos de ser? En esta obra, que no es de autoayuda aunque lo parezca, el autor nos cuenta cómo hizo para mejorar su propia memoria a través de prácticas antiguas y, también, de qué manera funciona ese mecanismo extraordinario que es la memoria humana. 8. Doce relojes, de James Thurber. Como El principito, como Alicia en el país de las maravillas, hay historias que pueden leerse desde los 8 hasta los 88 años. Esta es una de ellas. Una historia mítica y épica para grandes, que nos hace sentir niños sin dejar de ser adultos o, como bien lo dijo Neil Gaiman, el galardonado autor de cuentos y novelas gráficas: “un libro que hace feliz a la gente, como los helados”. 9. El incendio de abril, de Miguel Torres. Hay crónicas notables sobre el 9 de abril, hay mucha información histórica, pero hacía falta una novela que nos hiciera vivir en carne propia aquel día trascendental. Sin duda, El incendio de abril, la segunda parte de la trilogía de este autor colombiano, es esa. 10. Los hermanos Cuervo, de Andrés Felipe Solano. Esta es una historia extraordinaria de alguien a quien no le ha ocurrido nada extraordinario. De la nada, a partir de una anécdota que contada de otra manera sería anodina, este joven escritor colombiano consigue seducir al lector. Y bueno, de eso se trata la literatura.