La tradición religiosa ha conservado múltiples dinámicas para profesar la fe. Los católicos, por ejemplo, acuden a la oración para entablar un diálogo directo con Dios y pedir su ayuda en momentos complicados, al mismo tiempo que le agradecen por los dones recibidos.
Además de las clásicas oraciones a Dios, Jesucristo, la Virgen María y todos los Santos, los creyentes católicos también acuden a los ángeles. Específicamente, les atribuyen el poder de la protección.
De hecho, los Sagrados Ángeles Custodios son seres celestiales en la tradición cristiana que se creen que son asignados por Dios para proteger y guiar a las personas a lo largo de sus vidas. En tal virtud, se cree que cada individuo tiene su propio Ángel Custodio asignado desde el momento de su nacimiento. Estos ángeles se consideran guardianes personales que velan por la seguridad espiritual y física de la persona a lo largo de su vida.
¿Cómo pedir la protección del Ángel Custodio?
Para pedir la protección del Ángel Custodio en la tradición cristiana, los devotos pueden acudir a la oración. De esta manera, dirigirán sus palabras directamente a estas figuras sagradas para invocar su compañía y poder.
“Oh Santo Ángel de Dios, mi fiel protector, a quien la Divina Misericordia me ha confiado. Ilumina, guarda, guía y gobierna mi corazón y mi alma. Amén”.
Esta oración debe recitarse con sinceridad y devoción para pedir la protección y la guía del Ángel Custodio. Muchas personas también establecen una relación continua con su ángel a lo largo de su vida, hablándoles en momentos de necesidad o reflexión, y confiando en su guía espiritual.
Vale mencionar que la creencia en los Ángeles Custodios es específica de la tradición cristiana y no es compartida por todas las religiones.
Oración al Ángel Custodio
Oh Ángel de mi guarda, fiel compañero, celestial protector que Dios me ha dado, te ruego que vengas a mi lado, guía y guarda mis pasos enteros.
En este mundo lleno de peligros y afanes, protégeme de todo mal y tentación, ilumina mi camino, oh ser de bendición, que en todo momento me lleves de la mano.
Acompáñame en la noche y el día, defiéndeme de todo mal y enemigo, guíame por el camino del bien y del abrigo, hasta llegar a la eterna alegría.
Te doy gracias, oh Ángel amado, por tu protección constante y amor, ruego que me sigas cuidando con fervor, hasta que en el Cielo sea llamado.
Amén.