Felipe Ossa solía decir que los libros eran los remedios del alma. El librero más famoso y querido del país les tenía una fe inquebrantable. “Yo creo que mucha gente ha tenido la experiencia de haber sufrido una catástrofe que lo llevó a la ruina, una enfermedad penosa o un desengaño amoroso. Y ha encontrado en los libros indudablemente un aliciente, un bálsamo para curar las heridas”, le dijo a SEMANA en una entrevista en medio de la incertidumbre de la pandemia.
Pocas personas en Colombia sabían más de los libros que él. Le dedicaba siete o más horas al día a la lectura. Y era un referente obligado a la hora de elegir qué leer. Le encantaba dar consejo a quienes se lo pedían, pero además escribía un boletín periódico en el que contaba, con su sello personal, qué novedades había en ese mercado.
Su muerte estremece a sus amigos. “Recibo con dolor la muerte de mi gran amigo Felipe Ossa. Fue un gran intelectual, librero, amante de la cultura y por años el gerente general de la Librería Nacional. Compartí su amistad con mi padre y pasar tiempo con Felipe fue siempre una aventura de conocimiento y de reflexión sobre su insuperable calidad humana. Nos harás mucha falta, querido Felipe. Solidaridad para su familia, a quienes acompañamos en oración, en especial a su esposa Claudia y su hijo Andrés Ossa, quien ha seguido con orgullo el camino de su padre”, escribió el expresidente Iván Duque, quien compartió el fallecimiento del librero.
Ossa era uno de los mayores creyentes en el libro de papel y sostenía convencido que nada podría acabarlo.
“Yo le tengo una enorme fe al libro. Pero no es una fe de carbonero. Es una fe cierta basada en hechos a través de la historia. El libro ha podido sobrevivir a tantas cosas: a guerras, a epidemias, a censura, a intolerancia, al odio de los poderosos, que sinceramente no creo que sucumba ante el coronavirus”, le dijo a SEMANA cuando la pandemia parecía amenazar a las librerias que llevaban meses cerradas por el confinamiento.
Sobre la percepción de que con internet ya nadie quiere leer en papel, también sentía enorme esceptisimos. “El libro físico no se ha terminado ni se va a terminar, el libro electrónico tampoco. El libro físico tiene una gran fuerza interior; tanto es así que hoy en el mundo se siguen abriendo magníficas librerías y se siguen publicando muchísimos libros en papel, sin mayor afectación por la venta electrónica. Por el contrario, la venta del libro electrónico parece haberse estancado”, explicaba.
Escuche a Felipe Ossa en entrevista con SEMANA, en medio de la pandemia
Hace unos años, Ossa publicó su libro Leer para vivir en el que contó sus anécdotas e historias como librero. Planeta presentó esa obra como “su declaración de amor a los libros, a la lectura, a la biblioteca y a sus maestros, incluido su padre, quien también fue librero”.
Allí, él contó que de joven soñaba con ser “un gentil ocioso, un exquisito diletante que viviera de la renta, amante el arte y la literatura”, pero “la voluble diosa Fortuna y las vicisitudes de la existencia no se lo permitieron”.
A los 18 años, comenzó a trabajar en la Librería Nacional. De los 80 años que tiene esa libreria, Ossa trabajó ahí más de 60. “Mi vida y la de la librería se confunden en una sola”, decía.