Alguna vez el fotógrafo brasileño Sebastião Salgado dijó: “un fotógrafo es literalmente alguien que pinta con luz. Un hombre escribiendo y reescribiendo el mundo con luz y sombras”. En ese sentido, la historia de Colombia está llena de contrastes, dignos de ser fotografiados.En 2016 el reportero gráfico danés Mads Nissen, viajó a Colombia en una comisión designada por el Centro Nobel de Paz, semanas antes de la entrega del  Premio Nobel de Paz a  Juan Manuel Santos.Nissen, con una pequeña cámara de medio formato, durante veinte días capturó las luces y sombras de la realidad colombiana. El interior de la casa de Nariño; las calles más deprimidas de Bogotá; las comunidades de Valle del Cauca, Antioquia y Santander; los recónditos laboratorios de coca y los campamentos de las Farc en la selva.‘La esperanza vence al miedo’ (Hope over fear), fue el resultado luego de su periplo por el país. Una exposición compuesta por 24 fotografías sobre los 52 dos años de guerra en Colombia. La muestra fue inaugurada el 11 de diciembre del año pasado en Oslo, por el presidente Santos, luego de recibir el galardón. Ahora se exhibirá simultáneamente en Noruega y en el Museo Nacional de Colombia, en Bogotá, donde permanecerá a disposición del público hasta el 29 de octubre de 2017.SEMANA: ¿Cuándo empezó la pasión por la fotografía? ¿Recuerda su primera foto?Mads Nissen: No, la verdad no recuerdo mi primera foto. Sé que una de las primeras fotos que tomé fue muy mala. Sin embargo, siento que esa foto tocó algo muy interesante y creo que eso es la fotografía para mí. No se trata siempre de la lógica de la idealización, sino de lo que tú sientes.SEMANA: ¿Qué pretende mostrar con cada una de las fotos de la exposición? ¿Dolor, miedo, paz, esperanza?M.N.: Primero que todo, quiero generar empatía y entendimiento. En lo que he visto, muchos colombianos están, de alguna manera,  divididos respecto al tema del proceso de paz. Creo que es la primera vez que unimos a todos los actores del conflicto y le damos a esas personas que sufrieron la guerra el mismo respeto y dignidad que tiene una figura como el Presidente. Traer otro punto de vista es una misión muy humanitaria y eso es lo que me motiva a seguir tomando fotos.SEMANA: ¿Cuál fue su primer pensamiento cuando recibió el mensaje avisándole que venía a Colombia a fotografiar al premio Nobel de Paz 2016?M.N.: Yo estaba muy feliz, porque sabía que iba a fotografiar a uno de los posibles ganadores del premio Nobel de Paz, no sabía quién era. Pudo ser el Papa Francisco, las personas en Siria, no lo sé. Pero cuando supe que venía a Colombia me emocione aún más, debido a que había estado siguiendo la lucha por el proceso de paz. Además, me gusta mucho este país. Así que de inmediato empecé a contactar a las personas que conozco aquí, investigué un poco sobre el proceso y me fui en el próximo vuelo.SEMANA: Un laboratorio de cocaína, un campamento de las Farc, calles y barrios de Bogotá, el Palacio de Nariño. Todos, claramente, lugares muy distintos. ¿Qué relación encontró entre estos paisajes tan diferentes?M.N.: Fácilmente nos distraemos, algunas veces ligeramente juzgamos por el color de piel de las personas o por la ropa que usan. En mi opinión, por mucho tiempo los colombianos han sido juzgados por situaciones malas del pasado. Y siempre les he dicho a las personas que Colombia es un hermoso país, que deben venir, incluso como turistas. Honestamente a mí no me importa si le tomo fotos a esta persona o la otra, por eso intento ir con la misma equidad. Estuve con Andrés en el laboratorio, donde estaba haciendo pasta de coca, y con el presidente en la Casa de Nariño. Para mí simplemente son personas, nada más.

Mads Nissen/Politiken para el Centro Nobel de la Paz.SEMANA: ¿Cuál es la fotografía que queda en su mente?M.N.: Estar con el Presidente fue muy impresionante, luchando incansablemente cada hora de su vida para llegar a un nuevo acuerdo de paz. Eso fue muy intenso y es algo que nunca olvidaré. Estar con las Farc fue también muy interesante. Me preguntaban “¿no tienes miedo?”. Yo nunca antes había conversado con tantos campesinos. Pero lo que causo más impactó en mí, fue el funeral de Álvaro, un joven asesinado en Soacha. Había mucho dolor y sufrimiento alrededor, es cuando me doy cuenta del valor de las políticas de paz.SEMANA: Esta exposición también está en Oslo, al otro lado del mundo. ¿Cómo ha sido la repuesta del público allá?M.N.: Tuvimos una muy buena respuesta. Además, no solo estábamos mostrando el retrato del ganador del premio Nobel de Paz 2016, sino que intentamos dar un mejor entendimiento del conflicto con dignidad y respeto. Presentamos la exposición de manera más artística, sin muchos textos y donde hubiese espacio para que cada quien hiciera su propia interpretación.SEMANA: Usualmente hace sus fotografías variando con distintos tipos de cámara, desde iPhone, o Canon DSLR hasta la clásica Hasselblad. ¿Por qué para este proyecto decidió usar una cámara pequeña de formato medio como la X1 y no una de gran formato?M.N.: Como fotógrafo cada vez que vas a contar una historia  necesitas encontrar la mejor manera para que las personas se enganchen y se conecten. Esta es una historia fuerte, es el conflicto de Colombia. Quería conectarme con las personas jóvenes, así que la estética fue muy importante. La cámara en cuestión es más conocida por usarse para fotos de moda, por lo que te da una variedad de detalles diferente.

Mads Nissen/Politiken para el Centro Nobel de la Paz.SEMANA: ¿Intentó evitar esa barrera del reportero gráfico con su  gran cámara que intimida a las personas?M.N.: Sí, absolutamente. Tú necesitas al público conectado y para eso la estética es muy importante.SEMANA: ¿Qué fue lo más difícil durante esas tres semanas?M.N.: No lo sé. Esto es Colombia, a veces tú haces una cita y la gente no aparece (risas). Especialmente en el campo. La gente te dice que son cuatro horas de viaje y luego de doce horas sigues en el camino. Estuve viajando por muchos días por el área rural del país.SEMANA: En 2011 estuvo en la guerra civil de Libia como reportero gráfico, en el momento más crítico. Incluso alguna vez manifestó que estuvo cerca de la muerte. En 2016 vino a Colombia a presenciar el comienzo del fin de una guerra de más de 50 años. ¿Qué relación encuentra entre esas dos situaciones?M.N.: La guerra en Libia y la guerra en Colombia son muy diferentes para mí. En Libia, al principio, la guerra era una lucha por la democracia, luego comenzaron a ser más yihadistas. Pero también hubo aficionados, profesores de escuelas y estudiantes de universidad que tomaban un arma sin saber qué hacían. La guerra en Colombia tiene un espectro diferente. Las Farc son un grupo político con una alta disciplina militar que ha estado en guerra por 53 años. Para mí son muy distintas… intento conectarlas, pero no encuentro muchas similitudes. Especialmente por el papel de la mujer; en Libia las mujeres están en la cocina por el régimen machista, en Colombia las mujeres están con el fusil en la selva. Así que las mujeres colombianas son más peligrosas (risas).SEMANA: ¿Qué quería reflejar en el retrato a Juan Manuel Santos?Las mejores fotografías están abiertas a todas las interpretaciones. Si yo hubiera querido decir “Santos es esto”, habría sido más fácil escribirlo. No se trata de decir qué es bueno o qué es malo, cuanto más te adentras en el conflicto, más complicado se volverá. Eso es lo que lo hace interesante, porque esto no es propaganda. De igual forma, comprendo que él fue el hacedor del tratado de paz, pero también sé cuál es la reputación de su pasado. Las dos caras son muy importantes.