Título original: The Big SickPaís: Estados UnidosDirector: Michael ShowalterGuion: Emily Gordon, Kumail NanjianiActores: Kumail Nanjiani y Zoe KazanDuración: 120 min Hay un poco de todo en esta comedia romántica: amores (obviamente), choques con la familia, preguntas acerca de la identidad, chistes ácidos y una dulzura cuidadosamente dosificada. Es, en síntesis, un producto representativo de esa fábrica de éxitos en la que se ha convertido el productor Judd Apatow (Virgen a los 40, Superbad y Ligeramente embarazada) en esta década. El punto de partida es el encuentro entre Kumail (Kumail Nanjiani), un comediante hijo de emigrantes pakistaníes que maneja un Uber, y Emily (Zoe Kazan), una estudiante de psicología. El contraste visual es obvio: ella es muy blanca; él, muy moreno. Aunque eso no parece ser impedimento y, tras una noche en la que ella lo ve presentando sus chistes, terminan juntos. Pero todo esto sucede en el presente y ese ‘terminar juntos’ no significa lo que implicaba en otras épocas: se trata de una juntura sin mayores ataduras ni compromisos, incierta y fluida, sin posesividades y sin expectativas aparentes. Y esta relación, perfecta para una era caracterizada por la parálisis de las opciones excesivas, aparece retratada en esos primeros momentos con soltura y humor, con la rapidez de un flirteo ingenioso y juguetón. Le recomendamos: Muerte misteriosa Aunque hay conflictos, claro. De un lado, está la sospecha con la que se mira la posesividad y el compromiso –está claro que uno de los grandes mitos de la cultura estadounidense actual es el valor absoluto de la libertad–; y, del otro, la familia de Kumail que espera que su hijo continúe las tradiciones de la familia y de su país de origen, y se case con una buena muchacha pakistaní. Es inesperado que la película detalle tanto el universo familiar de los enamorados, pero es una de sus fortalezas; gracias a este énfasis, quedan claros los efectos sociales del emparejamiento para mostrar que los individuos llevan a cuestas, quiéranlo o no, el peso de un pasado familiar y que cualquier pareja es una cosa rarísima: la unión de dos linajes singulares. La relación entre los enamorados transcurre en buena parte en uno de los universos recurrentes de los filmes de Apatow, de comediantes que pasan sus noches repitiendo chistes en clubes oscuros y poco concurridos, compitiendo entre sí, apreciándose y menospreciándose, dándose apoyo a ratos y envidiándose el éxito cuando llega. Le puede interesar: La señorita María, la falda de la montaña La gracia cruel y aguda de este entorno sirve de contrapeso a la dulzura del enamoramiento, para lograr ese equilibrio aparentemente imposible entre la ironía y la sinceridad –de hecho, quizás sea ese el sello de fábrica de la factoría de Apatow–. Detrás de esta calidez se esconden preguntas difíciles que la película no enfrenta directamente: sobre el mestizaje y la pérdida que implica para cualquier emigrante el ser asimilado por una cultura tan fuerte como la estadounidense; sobre los sacrificios a todo nivel –temáticos, emocionales, afectivos– que debe hacer para ‘pertenecer’ a su nuevo contexto, una clase particular de drama personal que acá se soluciona con una receta sencilla que mezcla a partes iguales libertad individual y amor de pareja. CARTELERA Detroit: zona de conflicto *** Retrato sobrecogedor del exceso policial basado en un hecho real sucedido en los disturbios de Detroit en 1967 Extraordinario ** 1/2 Un niño con una deformidad facial enfrenta burlas y matoneo en este drama para llevar pañuelo. La Liga de la Justicia ** Batman y la Mujer Maravilla deben armar un grupo de superhéroes para rechazar una invasión extraterrestre, en esta película que se debate entre la oscuridad y la ligereza De regreso a Borgoña **1/2 El director de El albergue español sigue las dudas de tres hermanos al heredar un viñedo en Borgoña.