No es la primera vez que artistas asociados a un proyecto colombiano prenden las alarmas sobre la situación del país en la alfombra roja de Cannes. Lo hicieron en 2019 el hoy “emproblemado” Ciro Guerra, quien presidía la sección paralela de la Semana de la Crítica del festival, así como Franco Lolli, Carolina Sanín y otros representantes de la cinta “Litigante”.
La escena se repite hoy, pero a la vez es distinta. En esa alfombra roja, en el estreno de la película “Memoria”, fueron su director tailandés, sus actores colombianos, su protagonista británica y su colega francesa, quienes agitaron la bandera del país (donde se rodó la cinta, donde encontró su tono y espíritu) con un mensaje, “SOS Colombia”. Así pues, en Cannes, artistas extranjeros y colombianos de talla mundial volvieron a poner en la lupa del mundo lo que las Naciones Unidas y la CIDH han venido diciendo con insistencia últimamente: la situación en Colombia es dramática.
El arte no es ajeno a esto, y así lo prueba. El arte responde y amplifica.
Desde el mismo nombre de la película... desde el que se haya filmado en Colombia, justo en tiempos en los que se veía en el Centro Nacional de Memoria Histórica que por memoria este Gobierno entendía rescribir los hechos desde su prisma, y desde que se anunció que se estrenaba en Cannes y entraba en competencia, se sabía que algo así iba a sucede. Algo así tenía que suceder, pues desde que se filmó la cinta, la situación no ha hecho más que empeorar.
Una coproducción de Colombia, Tailandia, México, Francia, Reino Unido, “Memoria” dura 132 minutos. Según su sinopsis, la cinta sigue a Jessica (Swinton) quien se encuentra en Bogotá para visitar a su hermana, y se hace amiga de Agnès (Balibar), una arqueóloga que estudia restos humanos descubiertos dentro de un túnel en construcción. Jessica no puede dormir desde que un sonoro ‘estallido’ la sobresaltó. Jessica viaja para encontrarse con Agnès en el lugar de la excavación. En un pequeño pueblo cercano, se encuentra con un descamador de pescado, Hernán (Díaz). Ambos comparten recuerdos junto al río. Cuando el día llega a su fin, una sensación de claridad se despierta en Jessica.
Si siente que nada es muy claro después de navegar la sinopsis, tranquilo. Aún no ha visto el tráiler.
¿Puede ganar?
La crítica la ha recibido con aplausos y epítetos, y más de quince minutos de ovación luego de la proyección lo prueban.
A nivel escrito, Peter Bradshaw le dio cinco estrellas de cinco en su columna en The Guardian, donde la consideró digna de las odiseas místicas del director: “‘Memoria’ es una experiencia fuera del cuerpo, que te vas preparando para afrontar poco a poco. Los admiradores de este director, autor de obras maestras místico-realistas como Tropical Malady y Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Lives sabrán a grandes rasgos qué esperar. Pero aún es capaz de sorprender como si fuera la primera vez. Ver esta película me hizo recordar cuando tenía 17 años y escuché Revolution 9 en el The White Album. Dejó un residuo de alegría en mi corazón”.
Sobre el director, la cinta y Cannes
Memoria, el nuevo viaje sensorial de Apichatpong Weerasethakul, por Benoit Pavan*
Nos habíamos despedido del cine onírico de Apichatpong Weerasethakul bajo el espectro de las luces multicolor de un hospital militar, a la cabecera de soldados sometidos a una extraña terapia después de que una enfermedad desconocida los sumiera en un profundo sueño. Obra profundamente política detrás de su entorno de sugerencias sobrenaturales, Cemetery Of Splendour - proyectada en Un Certain regard en 2015 - denunciaba sutilmente las reformas autoritarias de la junta militar que llegó al poder en Tailandia en 2014 tras un golpe de estado.
Esta fábula chamánica sobre el sueño y los sueños, a la vez contemplativa y meditativa, evocaba también la fascinación de Apichatpong Weerasethakul por el funcionamiento del cerebro y las ciencias cognitivas, que una vez más son uno de los motivos estructurales de Memoria. La película narra la historia de Jessica (Tilda Swinton), botánica especialista en orquídeas, que viaja a Bogotá a visitar a su hermana enferma y es sorprendida por una fuerte detonación. Al caer la noche, agobiadores ruidos extraños le impiden dormir. Jessica decide entonces localizar el origen del misterio sonoro que atormenta su alma.
Filmada en las montañas de Pijao y en Bogotá, la capital colombiana, Memoria invita al espectador a emprender un viaje sensorial muy pictórico y armonioso con esa extraña intimidad que Apichatpong Weerasethakul desarrolla con el encuadre a buena distancia.
El realizador tailandés, quien considera el cine como un arte intuitivo y compara gustosamente su poder con el de una especie de magia (negra) capaz de hechizar nuestros espíritus, se interesa por la manifestación física del sonido y su impacto en nuestra memoria. Por más espirituales y orgánicos que sean, sus relatos con aires de sueños despiertos, en los que se despliegan juegos de ilusiones y por donde deambulan los fantasmas de mitos ancestrales, están siempre anclados en la realidad, tal como lo demuestra Memoria.
*Tomado de la página del festival.