La abuela de Camila muere y de repente su vida cambia. Ahora tendrá que convivir con su abuelo, quien se ha mudado a su casa y que, a diferencia de la mayoría de abuelos, es un cascarrabias que la saca de quicio aun cuando solo tiene nueve años. Esta es la historia del libro infantil Mi abuelo el gruñón, escrito por la colombiana María Inés McCormick, ganadora en 2009 del premio El Barco de Vapor por su historia Patricio, Pico y Pluma en la extraña desaparición del Dr. Bonett. McCormick cuenta que con Mi abuelo el gruñón quiso ensayar con otro tipo de historias, menos fantásticas. En sus libros anteriores esa característica siempre se mezcla con el mundo real y en esta ocasión quiso narrar una historia donde la ‘magia’ está en la vida cotidiana: “Las aventuras no siempre tienen que ocurrir en lugares lejanos, en otras épocas o con personajes asombrosos. Para Camila, la protagonista, la aventura comienza cuando su abuelo cascarrabias se viene a vivir con ella”. La historia retrata a una familia con la que muchos niños pueden sentirse identificados ya que deben adaptarse a las circunstancias adversas de la vida: Camila es hija de padres divorciados, vive con su mamá y ve a su papá cada quince días, como les pasa a muchos niños en Colombia. Y muestra también la difícil situación de muchos adultos mayores que al enviudar se convierten en una carga para los hijos que no saben qué hacer con ellos. Aunque la historia es muy real, y tiene situaciones difíciles, la autora logra que el drama no sea exagerado gracias al humor y a las escenas cómicas que ayudan a aligerar la historia. “Al final de cuentas, somos los adultos los que le ponemos la etiqueta de ‘drama’ a muchas situaciones de la vida cotidiana que no lo son. "Con esta historia quise darle importancia a las emociones, mostrar que entre la felicidad y la tristeza hay muchos estados de ánimo”, explica McCormick. Mireya Fonseca, la editora de Panamericana, dice que una de las cosas que le gusta de esta historia es que no tiene un tinte moralizante, ni pretende dejar algún tipo de enseñanza. Y asegura que McCormick cuenta de forma divertida una historia de la vida real, que está tan bien escrita, que puede ser leído por niños y adultos. Fonseca agrega que algo que termina de fortalecer esta obra son las ilustraciones de la colombiana Daniela Violi, quien trabajó de la mano con la autora para llegar a un resultado que cautiva a los lectores. Mi abuelo el gruñón ya está disponible en varias librerías del país.