El marido de la escritora de horror Shirley Jackson, Stanley Hyman, parece un académico abierto y amable a primera vista, un hombre de buen sentido del humor. Pero lleno de matices está, porque es un personaje tan retorcido como la narración en ‘Shirley’, película dirigida por Josephine Decker, que se estrena hoy en Colombia. No es una biopic de Shirley Jackson, vale aclarar, más bien una versión fílmica de un libro de ficción (de Susan Scarf Merrell) sobre un momento turbulento y creativo de la vida de la escritora.

El profesor Hyman, que asegura graciosamente ‘no profesar nada‘, ama a su mujer, está con ella por ese talento y porque comparten una pasión por la escritura que a ambos enciende a un nivel existencial. Pero maneras crueles tienen, y las reparten entre ellos y quien toque su esfera. En esta cinta, a esa esfera entra una pareja compuesta por un joven profesor auxiliar (que el profesor adopta y comienza a resentir luego) y su joven pareja (que Shirley rechaza en un comienzo pero con la cual consigue un lazo ambiguo, una compinchería al servicio de la creatividad literaria).

Todo un experimento narrativo, Sgirley se estrena en Colombia.

Las actuaciones hacen esta película: vale la pena ver lo que entrega Elisabeth Moss (Mad Men, The Handmaid’s Tale) en la piel de esta creadora en su mundo ácido y cruel pero franco, en su búsqueda por esa próxima historia que contar. Es malsano y a la vez inspirador verla recorrer los pasillos del cigarrillo y la ansiedad, jugar con la psiquis de los otros, y desarrollar su obra en esta versión de su vida/creación.

Pero, ¿con quién hace sparring la inclemente Shirley Jackson? No es menor el rol de su esposo y contraparte Stanley Hyman, esa mezcla de guardián y supervisor que Michael Stuhlbarg entrega de manera altamente matizada, entre la gracia y la densidad, entre el chiste amargo y lo serio que hay debajo. La audiencia quiere y detesta a este señor en segundos, lo entiende y lo reprocha. Hyman tiene una cabeza inteligente, está atado a la mujer que ama y a ser ‘alguien‘ de vanguardia en la alta academia (tan sabia como tóxica).

Nacido en Long Beach, California Stuhlbarg estudió teatro en la Juilliard School de Nueva York. Interpretó al implacable Arnold Rothstein en Boardwalk Empire (HBO) y su papel en la tercera temporada de Fargo junto con Ewan MGregor es memorable, así como su papel de Larry Gopnik en A Serious Man de los hermanos Coen.

Reproducimos una charla extensa con el enorme actor que es Stuhlbarg. En ella habla sobre la apuesta de la cinta en borrar fronteras entre la vida y la obra de Shirley Jackson, sobre la interacción con la gran Elisabeth Moss y sobre su carrera, su pintura y aspiraciones artísticas.

¿Cómo fue ver la película? ¿Le sorprendió el resultado?

Michael Stuhlbarg: Totalmente. La vi aproximadamente un año y medio después de filmarla y ya había pasado a otras cosas, así que siempre es interesante y nunca es lo que esperas cuando ves algo después de haberlo terminado. La dirección y el estilo de Josephine son muy oníricos y poéticos, y parte del experimento de la película fue la combinación de su estética con un texto muy verbal. Era algo que ella misma no había creado y escrito, que es lo que normalmente hace, así que sí, fue muy sorprendente y no como yo hubiera esperado que fuera. Es muy propio de ella e interesante en cuanto a qué era lo que estaba tratando de crear; las diferentes visiones que ella compartió y el tipo de situación inestable en la que nos sitúa como audiencia, en cuanto a lo que está sucediendo en un momento en particular.

¿Como lo haría, quizá, una historia de Shirley Jackson?

M.S.: Creo que la intención de Josephine era crear una versión libre de Shirley Jackson y su esposo Stanley, junto a Fred y Rose, dentro de una de las historias escritas por Shirley, y ver qué pasaría.

En Shirley interpreta a una persona real pero lo hace en un mundo de ficción. ¿Cómo se acercó al reto? ¿Investigó a Stanley o lo creó a partir del guion?

M.S.: Es una muy buena pregunta. Inicialmente, cuando me uní al proyecto, pensé que estábamos tratando de presentar y honrar una imagen fiel de Stanley y Shirley. Y luego entendí muy rápidamente que nuestro guion estaba basado en una novela de ficción y que nuestro guion era también una ficción en sí mismo, lo que de cierta manera exige alejarse un paso más de la verdad. Así que me dediqué lo que más pude a conocer a Stanley y Shirley. Leí sobre ellos en biografías y conocí a un par de personas que los conocieron personalmente y tuvieron la amabilidad de contarme todo sobre Stanley y Shirley, lo cual fue extraordinario. Uno fue el guionista Walter Bernstein y la otra, una antigua alumna de Stanley, Joan Schenkar, que también es escritora. Y también descubrimos cosas maravillosas en Internet, que solo Internet puede compartir (ríe).

Conocimos colecciones de música que Stanley y Shirley adoraban, que escuchamos una y otra vez. Y existe una enorme cantidad de correspondencia entre Shirley y Stanley de cuando se estaban cortejando en su juventud, que pudimos encontrar en la Biblioteca del Congreso, que examinamos y leímos entre todos. Todo eso realmente se filtra y nos da una visión sobre lo que se supone que debemos saber acerca de quiénes eran ellos. Luego tomamos la extraordinaria imaginación e instintos de Josephine, y tratamos de sumarlo a lo que ya sabíamos e intentábamos construir. Cuando algo se vuelve ficción, te permite no tener una estructura tan rigurosa de la que eres responsable. Quizás está bien hacer algunas cosas locas dadas las circunstancias, pero si estás honrando fielmente lo que has conocido sobre quiénes eran, tal vez no haces cambios tan audaces.

¿Cómo describiría la relación de Shirley y Stanley?

M.S.: Yo diría que están locamente enamorados, pero también se necesitan el uno al otro. Tienen un gran respeto el uno por el otro y cada uno tiene talentos que el otro admira. Creo que Stanley tenía un gran respeto por los dones artísticos de Shirley, y ella dependía desesperadamente de la riqueza de conocimiento de Stanley para ayudarla a cimentar su trabajo. Su visión como crítico literario fue muy útil para ella. Sin embargo, era una relación inusual, en el sentido de que tenían permiso para tener otros amores fuera del matrimonio: ella sabía lo que ocurría y él, además, le contaba las cosas que hacía. Creo que es una perogrullada, pero realmente eso fue parte de su relación. No sé si ella realmente se aprovechó de eso, pero al mismo tiempo, no lo permitía en casa. Así que es muy snob, poco común y algo elevado, creo, en términos de sus aspiraciones de lo que se supone que debe ser un matrimonio o una relación: podían satisfacer sus bajos deseos al mismo tiempo que se honraban y se amaban al interior de su relación. Eligieron estar juntos, tuvieron cuatro hijos, practicaron su arte juntos en habitaciones separadas, ambos estaban martillando sus respectivas máquinas de escribir al mismo tiempo, mientras dejaban a los niños salir a vagar por las calles de Bennington, (Vermont). Era una familia inusual, una relación inusual, pero bastante apasionada e irreverente.

En términos de sus aspiraciones de lo que se supone que debe ser un matrimonio o una relación: podían satisfacer sus bajos deseos al mismo tiempo que se honraban y se amaban al interior de su relación. Eligieron estar juntos, tuvieron cuatro hijos, practicaron su arte juntos en habitaciones separadas, ambos estaban martillando sus respectivas máquinas de escribir al mismo tiempo

Y Stanley realmente defendió el trabajo de Shirley...

M.S.: Totalmente, fue el mayor admirador de su trabajo.

¿Cómo se acercó a trabajar con Elisabeth Moss, quien interpreta a Shirley Jackson? ¿Se reunieron antes de que rodaran las cámaras?

M.S.: Elisabeth y yo no nos conocíamos muy bien, pero nos habíamos cruzado un par de veces en situaciones sociales a lo largo de los años. Ella estaba haciendo Mad Men al mismo tiempo que yo estaba haciendo Boardwalk Empire, y de vez en cuando nos encontrábamos en funciones y teníamos conversaciones encantadoras, pero luego nuestras vidas tomaban sus respectivas direcciones. Pero entonces surgió esta oportunidad y escuché que Elisabeth interpretaría a Shirley, y yo estaba encantado de tener la oportunidad de actuar con ella. Nos encontramos y nos pusimos bajo la dirección de Josephine.

Josephine es una artista poco común, es actriz y también artista de performance, por lo que entiende lo que es estar frente a una cámara y detrás de ella. Y tiene una cualidad muy poética y onírica para las cosas que le gusta hacer y, por lo general, también las escribe. Este es un matrimonio inusual entre ella enfrentando un guion muy verbal que no escribió y agregando su propia sensibilidad al mismo. Intentamos introducir algunos de los ejercicios de actuación que se le ocurrieron a Jo durante el transcurso de nuestro período de ensayo.

Michael Stuhlbarg en 'Shirley' | Foto: © 2018 Thatcher Keats

P: ¿Qué tipo de ejercicios?

M.S.: Cosas como deshacerse del idioma por completo y tratar de materializar lo que estaba sucediendo debajo del idioma, deshacerse del texto. Juegos de actores, juegos de teatro: salir de nuestras cabezas y entrar en nuestros cuerpos, cosas así, para que pudiéramos conectarnos con la vida interior, con lo que estaba pasando debajo de sus presencias muy cerebrales. Y creo que tanto Elisabeth como yo estábamos emocionados ante la perspectiva de probar algo nuevo y romper nuestros respectivos hábitos de construcción de personajes (ríe). Así que estuvimos muy abiertos a intentar cualquier cosa, lo cual fue parte de la emoción que trajo este proyecto. Sentí un verdadero deseo de romper con lo que había hecho antes e intentar otras cosas. Muchos de esos experimentos no están en la película, no se lograron (ríe). Elisabeth proponía cosas nuevas todo el tiempo y yo la admiraba y la seguía. Definitivamente se abrió el camino para probar cosas nuevas y fue muy inspirador para mí.

Hablemos de la casa donde se desarrolla la mayor parte de la historia. ¿Era una escenografía o una casa real o quizás una combinación de ambas? ¿Se inspiró en el verdadero hogar de Shirley Jackson en Bennington?

M.S.: La historia real tiene lugar en Bennington, Vermont, pero la casa en la que rodamos está en el norte del estado de Nueva York, en el Valle de Hudson. Tenía unas características y una atmósfera que se parecía mucho a las casas en las que habían vivido. Fue importante que la encontraran y también se convirtió en un personaje de la película. Fuimos a Bennington, para ver el campus y ver las dos casas en las que vivieron, y al estar allí realmente logras tener una idea de la escritura de Shirley. Se pudieron recrear esas sensaciones en los lugares que encontraron. Las escenas en el campus se rodaron en Vassar College, que también se encuentra al norte del estado de Nueva York.

¿Cómo cree que Shirley Jackson hubiera reaccionado a la película?

M.S.: (Ríe) Espero que a Shirley le guste. Creo que la idea de situarla a ella y a su marido dentro de una de sus historias habría sido divertida para ella. Puedo verla con un brillo en los ojos, mirando a su alrededor y diciendo: ‘Sí, esto se siente cercano’. Y creo que es cercano a lo que Shirley estaba tratando de articular y compartir en su obra, y eso es lo que Josephine buscaba: darle a la audiencia una sensación de introducirse al universo imaginario de Shirley.

Esta pareja no sabe en lo que se metió al llegar a vivir temporalmente en la casa de Shirley y de Stanley... | Foto: © 2018 Thatcher Keats

Odessa Young y Logan Lerman interpretan a Rose y Fred, la joven pareja que viene para quedarse con Stanley y Shirley. No saben en lo qe se meten..

M.S.: Extraordinarios. Ambos son personas maravillosas y me encantó trabajar con ellos y no veo la hora de estar con ellos de nuevo. Espero que podamos actuar juntos, todos, varias veces. Odessa es luminosa en este período tan hermoso y perfecto. Ella aporta un elemento a ese personaje que no vi cuando leí en el guion. Y Logan es solo un mensch (buena persona): está presente, es muy inteligente, es generoso y siempre tiene algo que hacer. Es tremendamente generoso sobre lo que significan los momentos. Quería ver a Fred perderse un poco más (risas). Quería verlo salir de este caparazón en el que está, pero eso es lo que era el personaje. Pero me encantaba totalmente lo que Logan había pensado que quería hacer. No puedo decir suficientes cosas amables sobre ellos: ambos son personas realmente geniales y no puedo esperar a ver qué más crean.

P: ¿Cuándo empezaste a actuar?

M.S.: Crecí en el sur de California y comencé a actuar de niño, no profesionalmente, sino por diversión, en la comunidad. Y luego actué en la escuela secundaria y un poco en la universidad. Mi primer trabajo profesional fue en un festival de Shakespeare en Santa Cruz, California. Seguí haciéndolo y, para ser honesto contigo, me encantó. Fue muy divertido. Me encantaba el idioma, me encantaban las ideas y me apasionaba mucho estudiarlo. Yo estudié y actué en tantos lugares como pude durante la época de verano. Y seguí actuando hasta que realmente empecé a recibir paga por ello. Así que se convirtió en algo que simplemente seguí haciendo porque me encantaba hacerlo y luego comencé a cobrar por ello, lo que marcó una gran diferencia en términos de poder mantenerme a mí mismo y, finalmente, a una familia.

¿Alguna vez pensó que podría hacer algo más que actuar?

M.S.: Quería ser dibujante cuando era niño. Fue mi primera pasión. Mi primer amor fue el dibujo y la pintura. Mi mamá nos matriculó, a mi hermana y a mí, en un programa de teatro comunitario y pensé que simplemente podría construir las escenografías, eso era lo que me entusiasmaba, crear un paisaje visual para la obra, luego me mordió el bicho de hacer reír a la gente y me sorprendió, y me complació descubrir que podía hacer reír a otras personas. Y partió de ahí.

Pero mi primera pasión siempre ha sido el arte: pintar, dibujar, esculpir; crear cosas de esa manera. Es algo en lo que confío más que en la actuación (ríe). Y, de hecho, he llegado al punto en el que siento que realmente quiero involucrarme desde cero y crear cosas. Así que estoy escribiendo y espero dirigir y tal vez producir algunas cosas porque me encanta el proceso de creación. Y me encantaría ser parte de eso desde la perspectiva objetiva, además de ser el tema de la misma o parte de la visión de otras personas, lo que disfruto a fondo, a fondo, y todavía quiero seguir haciéndolo. Pero no hay nada como construir algo desde cero. Así que crear arte siempre ha sido algo que es mi primera expresión natural instintiva.

¿Sigue dibujando, pintando?

M.S.: Si, Todavía guardo cuadernos de bocetos y pinto para amigos. Son regalos para amigos: tarjetas navideñas, tarjetas de cumpleaños, cosas así, que son muy divertidas de hacer. Me ayuda, gracias a Dios, a no tener que prestarme atención y a poner mi atención en otra cosa, y eso baja mi presión arterial (ríe). Me relaja por completo y me saca de mí mismo, que es lo que quiero estos días.

¿Cómo lidia usted con estos extraños tiempos de encierro? ¿El arte le da algo en lo que concentrarse?

M.S.: Absolutamente, ha sido un salvador para mí. Hacer esas cosas ha sido una manera maravillosa de salir de mi cabeza y contrarrestar la ansiedad que acompaña a las circunstancias por las que todos pasamos en este momento, algo horrible. Me siento afortunado, y solo trato de ser paciente y estar en contacto con amigos y parientes y estar presente.