Nadie nos mira no es una película cualquiera de inmigración. Aunque cuenta una historia de latinos viviendo en Estados Unidos, está muy lejos del cliché del “sueño americano”. Relata la travesía emocional que Nico, un actor argentino, recorre en un viaje a Nueva York. Allí se enfrenta a la fragilidad que llega con el cambio de hogar, el desamor, la búsqueda de conexiones afectivas profundas y la sensación de no pertenecer del todo a ningún lugar.Este es el tercer largometraje de la argentina Julia Solomonoff, conocida por dirigir Hermanas (2005), El último verano de la Boyita (2009), que también produjo con Pedro Almodóvar, y el documental Cocalero (2005), del que fue productora. La directora reside en Nueva York y encontró en su primer viaje a esta ciudad la inspiración para mostrar la libertad y la soledad que llegan con ser un extranjero.

El filme, que se terminó de rodar en Nueva York en 2017, fue coproducido por cinco países, cuatro de Iberoamérica (Brasil, Argentina, España y Colombia) y Estados Unidos. MadLove Film Factory fue la productora colombiana que le apostó al proyecto que Solomonoff escribió junto a Christina Lazaridi, guionista nominada al Óscar por One Day Crossing (2001). Desde 2013 la directora quería que Colombia participara en la película y para eso incluso creó personajes colombianos.Nadie nos mira ha participado en varios festivales y en uno de ellos -el Festival de Cine Iberoamericano de Brasil (Cine Ceará)- fue elegida mejor película. Allí también fue elegido como mejor actor Guillermo Pfening, quien interpreta a Nico. Eso la convierte en una de las promesas del cine independiente para el 2018.Natalia Agudelo, productora ejecutiva de MadLove Film Factory, asegura que apoyaron a Nadie nos mira por una cuestión emocional: “Si a nosotros nos movió el corazón, seguro al público también”. Con la idea de que lo latinoamericano se convierte en un tema global con el que cualquiera puede conectarse, la empresa apoyó el proyecto casi desde el inicio.MadLove Film Factory también fue encargada de hacer casting para uno de los personajes colombianos. Aunque se presentaron actrices como Patricia Castañeda (Satanás) o Karent Hinestroza (La mamá del 10), el papel lo obtuvo Mayte Montero, conocida por ser la gaitera y percusionista de Carlos Vives y La Provincia. Según Natalia Agudelo, Montero fue seleccionada por su chispa, porque “toda ella es música”, y la musicalidad era un elemento crucial para el papel.Recomendamos leer: Canales de televisión del mundo llegan a Bogotá para el BAMMontero interpretará a una de las niñeras con las que Nico se encuentra en el parque mientras pasea a Theo, el bebé que cuida porque no encuentra otro trabajo. Aunque muchas escenas de las niñeras se editaron cuando Solomonoff decidió darle un giro más sentimental al largometraje, ellas se perfilan como una tribu para Nico, como representantes de los diversos espejos latinoamericanos.Montero dijo a SEMANA que seguirá en la música, pero que actuar le dio la posibilidad de valorar y respetar mucho más este oficio. Aunque para ‘la nanny costeña’ buscaban una actriz sin experiencia profesional, Montero cuenta que en el set de Nadie nos mira los actores profesionales ayudaron a los naturales y les dieron tips para mirar a la cámara y moverse para el cine. Para la gaitera de Carlos Vives el papel resultó familiar, pues Solomonoff le pidió que mantuviera su acento costeño.El hecho de que el equipo detrás de la película, que  se estrenó el pasado 5 de julio en Colombia, sea tan multicultural, abre un espacio importante para que actores, guionistas, productores y escritores iberoamericanos construyan historias entrelazadas y fomenten la producción independiente que en países como Colombia sigue enfrentando muchos retos.Para Natalia Agudelo, el cine y la creación de contenidos se encuentran en un momento de transición, en el que las plataformas digitales e internet actúan como los espacios elegidos para las producciones distintas que no encuentran cabida en el gran negocio cinematográfico, más atento a la taquilla que a la historia.Por eso, la coproducción entre distintos países para explorar temas globales es otra de las estrategias que puede reinventar el cine e impulsar la creación de contenidos iberoamericanos. A veces ser de varios lugares, como le ocurre a Nadie nos mira, es la forma de ser reconocido por fin.