En 2015, cuando salió ‘al aire’, Making a Murderer, generó todo tipo de atención y titulares. Esto pues, desde una mirada cinemática y documental exploró el asesinato de la fotógrafa Teresa Halbech y sus consecuencias. La producción puso el foco en la búsqueda del asesino y, sobre todo, en el proceso criminal contra las personas que las autoridades locales consideraron sus sospechosos: Stephen Avery y su sobrino Brendan Dassey. En el papel, para la policía y para toda la comunidad que los rodeaba, tenían que ser ellos, pero queda abierta la pregunta sobre si en efecto Avery cometió el asesinato y Dassey lo ayudó, o si simplemente Avery sirvió de perfecto chivo expiatorio para la Policía de Wisconsin y ahora paga por el verdadero criminal. Vía comunicado de prensa, las realizadoras Laura Ricciardi y Moira Demos anunciaron que habría segunda parte y que este 19 de octubre llegará a Netflix. Al respecto, explicaron: “Steven y Brendan, sus familias y sus equipos legales y de investigación nos han otorgado acceso una vez más, y así nos abrieron una ventana hacia el complejo sistema de justicia criminal en Estados Unidos”. Y en efecto, si en la primera temporada el sistema era observado con lupa, sus vericuetos se harán más evidentes en esta. Esto no sorprende, después de todo el caso de Dassey, un joven con problemas cognitivos, altamente sugestionable, a quien la Policía arrinconó y de quien extrajo un testimonio cuasi-forzado sin presencia de algún pariente o de un abogado, ha tenido varios desarrollos. En 2016, un juez decretó que el testimonio de Dassey, clave para condenar a su tío, había sido producto de coerción por parte de las autoridades y ordenó su libertad. Pero en otras audiencias ese dictamen fue revertido, así que sigue en prisión. En el último giro, en junio pasado la Corte Suprema se negó a escuchar su última apelación. En ese marco, Katherine Zellner aparece como una de las voces relevantes de esta parte de la historia de la vida real. Zellner, una abogada experta en convicciones erradas, trata de probar que Avery fue condenado de forma errónea y presenta evidencia inesperada sobre lo que pudo haber pasado con Teresa Halbech, y sobre cómo y por qué el jurado lo halló culpable de su asesinato. Las realizadoras concluyen: “Sumando a la experiencia de la primera parte, que documentó la experiencia de los acusados, en la Parte 2 hacemos la crónica de los condenados y encarcelados. Dos hombres que pagan cadenas perpetuas por crímenes que, aseguran, no cometieron. Nos emociona poder compartir esta nueva fase con los espectadores”.