Coincide la celebración de los 95 años de "El Espectador" con lo que parece ser una nueva etapa en la vida del periódico. Después de finalizada la alternación, se convirtió en poco tiempo en un órgano de oposición a las dos administraciones liberales que le sucedieron y no fue sino hasta la elección de Belisario Betancur que el diario de los Cano volvió a quedar relativamente del lado del gobierno. Estos siete años alteraron la naturaleza del periódico, convirtiéndolo en órgano polémico, de posiciones radicales.Aunque de hecho la fuerza del periódico siempre estuvo en la opinión, su tono pasó a ser moralista y su filiación política de grupo. Se convirtió en el abanderado del país nacional contra el país político, y en este proceso rompió sus vínculos con el oficialismo liberal que había representado tantas otras veces en el pasado. Su prestigio empezó a derivarse más de su independencia que de su objetividad. Despertaba pasiones radicales a favor o en contra, dependiendo de la ubicación que tuviera.A partir de ese cambio, ha sido objeto de varias críticas, por parte de sus propios lectores y de sus opositores. En particular se critica que sus controversias privadas se convirtieran en públicas en todo caso y que quienes las compartian tuvieran fácil acceso a sus columnas.Algunos dicen que ahora "El Espectador" es gobiernista. Pero el mismo periódico afirma que no ha tomado partido por el gobierno, que está dispuesto a señalar la primera falta del doctor Belisario, aunque simpatice con él. Como resultado de las elecciones del 30 de mayo, sus amigos están en ascenso y sus enemigos en descenso, varios de sus ministros, como el editorialista Jaime Pinzón López, son columnistas en receso.Pero ha habido cambios de fondo, no necesariamente políticos, en los últimos diez años del periódico. Si las esposas de los Cano no contribuyeran tan ampliamente a la imagen del periódico desde la sección "B", se podría hablar de "los hombres de El Espectador". Pero las mujeres y las mujeres periodistas, han contribuido notablemente al cambio del periódico.En efecto. Son mujeres las que manejan la revista del jueves, medio de comunicacion adjunto al periódico que ha elevado la circulación de ese día a los niveles más altos en sus 95 años: 200 mil ejemplares. Sin embargo, los "hombres de El Espectador" existen, y muchas veces no son necesariamente Canos.Aunque ahí, en los pasillos de la redacción, están las figuras de Guillermo, el hijo de don Gabriel que empezó haciendo crónicas taurinas y ahora es el adalid de la posición independiente del periódico, en su calidad de director, y la figura de Luis Gabriel, el gerente, que sacó el periódico de la era del linotipo hace una década, trayendo la segunda rotativa Goss-Metro del país, e instalando un computador que se encarga del proceso tipográfico completo, detrás de ellos hay una generación de hombres jóvenes, que redujeron el formato del periódico de ocho a seis columnas, que rediseñaron su diagramación, que le hicieron un nuevo mercadeo y una nueva publicidad. En algunos casos son sus propios hijos, otras veces son talentos ajenos a la familia, que se han unido al periódico como si formaran parte de él. Gonzalo Mallarino Botero, escritor, periodista y poeta, Carlos Duque, publicista y dibujante, autor del famoso afiche de Luis Carlos Galán, y Alfonso Cano Jr., son los responsables del nuevo aspecto tipográfico del periódico. Rígidas normas de diagramación, claras instrucciones de armada, cambios en los cabezotes de las secciones, distribución del material en módulos de dos columnas, una raya roja sobre el cabezote y una especial utilización del material gráfico, marcaron el cambio definitivo del periódico a partir del primero de enero de 1981.Igualmente, fueron modificados los métodos de producción, ventas, distribución y promoción. Una rotativa HV Signature fue adquirida para imprimir las cuatro revistas del periódico. Una certificación de ventas practicada por la ABC. fue solicitada para afirmar la penetración del periódico en el público, que los días sábados llega a ser ligeramente mayor que la de "El Tiempo". Todo ello no obsta, sin embargo, para que el ajuste de periódico de oposición a periódico independiente pero benévolo, sea dificultoso. Pero las situaciones fáciles nunca han sido la norma en el mundo de la libertad de prensa, y menos cuando se ha sobrevivido durante 95 años.