La relación cultural entre México y Colombia se recuerda sobre todo por la decisión de colombianos como Gabriel García Márquez, Fernando Vallejo o Álvaro Mutis de vivir en ese país. Pero la exposición Un arte propio: Convergencias entre México y Colombia llega por tercera vez a Bogotá para mostrar cómo estos lugares están unidos por otras razones. Por eso, la exposición incluye obras de los mexicanos Diego Rivera, Frida Kahlo, Remedios Varo, Rufino Tamayo y Dr. Atl (Gerardo Murillo), entre otros. Y de los colombianos Pedro Nel Gómez, Débora Arango, Rómulo Roso, Andrés de Santa María y Fernando Botero, por mencionar algunos. En total, habrá 45 piezas de artistas colombianos y 45 de mexicanos en el Museo de Arte Miguel Urrutia. La idea es mostrar un panorama de manifestaciones artísticas paralelas, así que las obras de ambos países se ubican en el mismo espacio, sin restricciones geográficas. Por ejemplo, la pieza Mi vestido cuelga aquí, de Kahlo, está junto a una obra de Débora Arango. Según Cristian Padilla Peñuela, uno de los curadores, la ubicación permite un diálogo de dos de las artistas más transgresoras y críticas de la región.
Agustín Lazo (México), Los Remedios, 1930. Colección FEMSA. El paralelo entre el arte de ambos países se evidencia especialmente con los cinco núcleos temáticos que los curadores eligieron, en los que se dividen las obras. Cada uno representa algún punto de encuentro, ya sea temático, o de estilo, entre las obras. El primero es ‘La experiencia europea’, que recoge piezas de ambos países muy marcadas aún por tendencias internacionales. El segundo núcleo, ‘Hacia un arte propio: el hombre y la tierra’, muestra artistas que retomaron sus raíces y construyeron una nueva forma de expresión artística, propia de Latinoamérica. Emma Cecilia García Krinsky, otra curadora de la selección, asegura que en México esa búsqueda llegó a raíz de la Revolución Mexicana, que influyó culturalmente a otros países como Colombia, donde muchos también rescataron lo propio y lo popular. ‘Onírico e irónico: del surrealismo a un realismo mágico’ es el siguiente núcleo, que explora la manera en la que la realidad se unió con la ficción en ambos países. Aquí se incluyen obras de Remedios Baro o Leonora Carrington. Aunque nacieron en Europa, llegaron a México y se quedaron. El resultado fue una influencia del surrealismo europeo con las tendencias latinoamericanas. Y, finalmente, está el núcleo ‘Hacia la abstracción de un arte propio y Una nueva figuración: el cuerpo transgredido’, mucho más enfocado en el arte contemporáneo.
Manuel Rodríguez Lozano (México), El rebozo blanco, 1943. Colección FEMSA. Ángela Pérez Mejía, subgerente cultural del Banco de la República, dijo que el sincretismo entre estos países empezó con la llegada del mexicano Felipe Santiago Gutiérrez a Colombia, en 1783, “quien impulsaría la fundación de la primera institución dedicada a la enseñanza académica de las artes”. Luego de esto, agregó, “algunos destacados colombianos como Rómulo Rozo o Leo Matiz viajarían a México para nutrirse del desarrollo de las distintas manifestaciones culturales, dejando allí huellas importantes de su paso”. Con este pasado cultural, y la magnitud de la colección de FEMSA y del Banco de la República, había muchísimas obras y artistas por escoger. La curaduría que realizaron Emma Cecilia García Krinsky y Cristian Padilla Peñuela se enfocó en reconocer los hitos que podían unir a varias piezas. ‘Un arte propio’ se realiza en el marco del año Colombia-México y cuenta con el apoyo de Coca-Cola FEMSA, que cumple 15 años en Colombia, y la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, así como de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo.