Dentro de la fe religiosa, existen distintas figuras de culto, las cuales pueden ser invocadas por los creyentes, con el fin de poder atraer buena suerte o distintos elementos del día a día, con el fin de así poder mejorar y beneficiar el desarrollo de la vida a través del tiempo.
Estas mencionadas figuras pueden variar de acuerdo a la religión que se busque promover, y a las distintas costumbres culturas presentes en distintas naciones del mundo, sin embargo, en lo referente a la religión cristiana, resalta de gran forma la Santísima Trinidad.
Este es un término que se utiliza de manera religiosa, para referirse a la figura de el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, unificados dentro de esta doctrina, como figuras de culto a las cuales se les puede solicitar protección o distintos requerimientos que se presenten a través del día a día.
Para poder invocar a estas figuras, es necesario realizar algunos rituales u oraciones puntuales, los cuales permitan atraer estos beneficios, que pueden ser considerados de gran ayuda, especialmente si se consideran para combatir situación de gran dificultad.
A partir de esto, existen algunas oraciones especiales y concretas que pueden ser de gran utilidad al buscar invocar de manera religiosa cada uno de estos beneficios y ayudas, como lo es la presentada a continuación:
“Te venero y te reconozco, Virgen María, tú que eres la reina de los cielos, Señora y Patrona de todos, así como la Hija del Padre Eterno, Madre de Dios Hijo y Esposa amantísima del Espíritu Santo; en esta ocasión me postro ante tus pies con la mayor humildad posible para pedirte que me des de tu divina caridad.
Tú que fuiste al cielo llena en nuestra sunción, te ruego que tengas misericordia y me pongas bajo de protección divina, que me puedas recibir como uno de más de los afortunados siervos que se encuentran en tu santo pecho.
Madre, nuestra Señora, te ruego que aceptes mi corazón, mi voluntad, mi memoria y que puedas potenciar mis sentidos interiores y exteriores: acepta mis oídos, mis ojos, mis manos, mies pies y mi boca, rígelos conforme al beneplácito de tu hijo, a fin de que con todos sus movimientos tenga la intención de llenarlos de gloria.
Para que por medio de su sabiduría pueda iluminar mi camino, te ruego y suplico que seas la luz en la oscuridad, que me puedas dar claridad para conocerme mejor a mi mismo, para que pueda aceptar mis pecados y odiarlos por siempre. Se la luz en mi camino, para poder ver a mi enemigo infernal y poder combatirlos.
Especialmente, Madre mía, te suplico la gracia… (incluir la petición puntual requerida)”.
Esta es una oración que puede resultar de gran ayuda en un sinfín de dificultades, permitiendo la posibilidad de ser rezada en cualquier momento del día, con el objetivo de así poder atraer la protección y compañía de la Santísima Trinidad, ante los obstáculos que se puedan presentar en la vida diaria de los creyentes religiosos.