Las adicciones pueden aparecer en cualquier momento de la vida y estas pueden tomar el control de la vida de una persona si no se detienen a tiempo. Una adicción se entiende como una enfermedad en la que se busca recompensa o alivio a través del consumo o la realización de algo en específico.

De acuerdo con el portal de Clinic Barcelona “las adicciones son un trastorno mental crónico y recidivante, es decir, que alternan periodos de consumo más descontrolado con períodos de abstinencia en los que se abandona el consumo. Generan cambios en los circuitos del cerebro que provocan que la persona consuma de forma compulsiva a pesar de las consecuencias negativas físicas, psicológicas y sociales”.

Cuando un ser querido cae en una adicción, esto se convierte en una situación compleja para él y para la familia y amigos, pues recibir y pedir ayuda no es tan fácil para aquellos que están pasando por un momento difícil. Es aquí cuando hay buscar la ayuda divina, puede proteger, alejar y ayudar a alguien que esté en peligro.

Existe una oración poderosa que puede alejar a aquellos que están cerca de las sustancias que pueden hacerle daño. Se trata de una que se le reza a la Virgen María.

La Virgen María es la santa que interviene por la salud. | Foto: sedmak

Oración a la Virgen María alejar un familiar de las drogas y el alcohol

“Padre amado, de ti proviene toda bendición en el Cielo y en la tierra. Humildemente, te pido perdón por mis pecados, me postro ante Ti porque sé que he hecho mucho daño, he hecho mucho daño a mi cuerpo, sé que necesito tu ayuda.

Señor, sin Ti, yo no puedo. Humildemente, pido la asistencia de la Virgen María, madre mía, Santa María Virgen ayúdame, ayúdame que estoy desesperado, estoy en un momento terrible de mi vida, hay una adicción fuerte, hay una atadura terrible de la que me siento incapaz de vencer.

Santos ángeles custodios, vengan en mi auxilio, corte celestial, vengan en mi ayuda, Iglesia peregrina de la tierra, con el Papa, con los religiosos y religiosas, con todos los laicos comprometidos, almas víctimas y contemplativas, rosarios, coronillas, todas las eucaristías que se celebran, vengan y auxilien mi grito de dolor.

Algunos católicos practican varias oraciones. | Foto: gettyimages

Señor, humildemente yo clamo a tu poderosa presencia, porque me siento derrotado, porque estoy triste, porque estoy hecho nada, humildemente yo te pido que sanes mi cuerpo Señor, que sanes mi alma, que sanes las heridas más profundas que hacen que yo me apegue a este vicio terrible.

Me siento avergonzado, siento dolor y tristeza en el fondo de mi corazón, siento un miedo terrible, no me siento capaz de nada, siento necesidad de drogarme, de asfixiar mis dolores, y no puedo salir de allí por mis propios medios.

Reconozco ante Ti, Señor de mi vida, toda mi pequeñez, reconozco mi discapacidad, reconozco mi miseria, reconozco el dolor inmenso que tengo en mi corazón y te clamo humildemente, Señor, te clamo con todo mi corazón, te clamo con toda mi miseria y con mi adicción, te clamo que sanes el fondo de mi corazón.

Te clamo, oh mi Dios, que sanes las heridas más profundas que vienen desde el vientre de mi madre, te clamo por aquel dolor profundo por la que ella pudo haber atravesado desde el momento del embarazo, sana señor ese dolor.

Mamá, Papá, yo les perdono por todo el dolor que pudieron haber causado a mi corazón durante el embarazo, debido a las angustias y sufrimientos en su relación.

La oración es un diálogo con Dios. | Foto: Getty Images

Te pido humildemente, Señor, que vengas a sanar lo profundo de mis heridas. Te pido humildemente que vengas con tu Santo Espíritu, con tu Poder, con tu Amor, a sanar todos mis dolores.

Ven sobre mis miserias y dolores, reconozco que no puedo solo, por eso clamo desde mi dolor, que venga tu Santo Espíritu a sanarme.

Ven, oh Santo Espíritu de Dios, a cerrar mis heridas. Ven, oh Señor, con tu sangre preciosa a lavar mis errores y culpas.

Humildemente, te clamo que vengas Virgen santa, ponme en tu vientre, pon en tu vientre toda mi miseria, mi adicción y todo ese dolor de mi corazón, para que lo sanes, lo restaures con el poder virginal y maternal que Dios te ha concedido. Gracias, señor, porque sé que ya estás iniciando ese proceso de sanación de mi adicción.

Gracias, Señor, porque sé que estás sanando toda esta rabia profunda que me incita a hacerme daño, estás sanando todo este profundo abatimiento, sanándome de toda esta incapacidad de actuar.

Te bendigo y te alabo, Señor mío, te doy gloria Señor, porque eres Tú, el único y poderoso quien me sana y me despojas del hombre viejo.

Santísima Trinidad, tres divinas personas, un solo Dios, gloria y alabanzas sean a ustedes por siempre en los Cielos y en la Tierra, Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos”.

Amén