En las creencias religiosas, más precisamente en el catolicismo, San José juega un papel fundamental como protector de la familia de Nazareth, luego de que María, su prometida y posteriormente esposa, fuera elegida como la madre del hijo de Dios, Jesús, lo que lo convirtió a él en ‘padre putativo’ del salvador del mundo.
De oficio carpintero, San José es clave en la historia del niño Jesús y, al igual que la virgen María, su ‘sí’ también fue muy importante tras ser visitado por el ángel san Gabriel en un sueño para anunciarle su nacimiento y encomendar en él el cuidado en sus primeros años de vida; incluso, liderando el viaje de la sagrada familia a Egipto para huir de los planes de Herodes y su voluntad de matar a los recién nacidos.
Si bien la historia bíblica no lo evidencia de manera explícita, la muerte de San José se hubo de presentar de manera temprana en la vida Jesús, pues, cuando este comenzó su ‘misión’, al parecer, la virgen ya se encontraba viuda, pues el nombre de San José no se vuelve a evidenciar en las escrituras.
Sin embargo, estudiosos de la religión han señalado que San José tuvo una de las mejores muertes posibles, en tanto murió en brazos y asistido por María y Jesús.
De allí que se conozca, entre otros muchos papeles concedidos a San José, como el santo del buen morir, y por ello se recurre a él en momentos en que se afronta la muerte de un ser querido para abogar por su alma, y un ‘deceso sin sufrimiento’.
Así, dentro de la tradición católica existen varias oraciones dedicadas a San José, según las necesidades por las que se aboga sirva de intercesor ante su hijo putativo; buena muerte, virtudes para ser un buen hombre, luz para ser buena cabeza en una familia, entre otros.
En el caso de la ‘buena muerte’ de un familiar, se puede rezar la siguiente oración
¡Oh mi Santo protector, ¡glorioso Patriarca San José, que, estando en el lecho de vuestro dulce tránsito, os visteis rodeado de ángeles y asistido de su Rey, ¡Cristo Jesús, y de su Reina, ¡la Santísima Virgen María, esposa vuestra, y que con esta amabilísima compañía salisteis en una paz celestial de esta miserable vida!
Alcanzadme la gracia de perseverar en el bien hasta la muerte de mi familiar, que muera reclinado en vuestros brazos.
Sí, santo mío, por aquella dulce compañía que Jesús y María os hicieron hasta la hora de vuestra muerte, proteger a mi familiar, hasta que se vean en el reino de los cielos.
Compadeceos también de las pobres almas del Purgatorio que invocan vuestra gracia y poder para con ellas; amparadlas y llevadlas pronto a vuestra gloria, para que juntas con mi familiar y en un futuro la mía, glorifiquemos vuestro santo nombre con el de Jesús y María por todos los siglos.
Amén.
Jaculatorias a San José para una buena muerte
Jesús, José y María les doy el corazón y el alma mía,
Jesús, José y María, asístanme en mi última agonía,
Jesús, José y María, descanse en paz con ustedes el alma mía.