Son muchas las personas a nivel mundial que son devotas a la Virgen María. La madre de Jesucristo es un gran símbolo religioso y por eso se le suelen realizar muchas oraciones.

A la Virgen María se le pueden realizar una gran cantidad de peticiones, pero es muy normal, cuando se le ora a su inmaculado corazón, pedirle por la sanación de una enfermedad, sobre todo si esta es espiritual.

En este sentido, la plataforma digital Centro Medjugorje menciona la oración al inmaculado corazón de María para pedir por la sanación de una enfermedad espiritual:

En la religión católica, la Virgen María es intercesora para que las súplicas sean escuchadas por Dios. | Foto: Getty Images / AlKane

Oración al inmaculado corazón de María

Oh, Corazón Inmaculado de María, desbordante de bondad, muestra tu amor por nosotros. Que la llama de tu corazón, oh María, descienda sobre todos los pueblos. Te amamos inmensamente.

Imprime en nuestros corazones un verdadero amor. Que nuestro corazón suspire por ti. Oh María, dulce y humilde de corazón, acuérdate de nosotros cuando caemos en el pecado. Tú sabes que nosotros, los hombres, somos pecadores.

Con tu santísimo y maternal corazón, sánanos de toda enfermedad espiritual. Haznos capaces de contemplar la bondad de tu maternal corazón, para que así nos convirtamos a la llama de tu corazón. Amén.

Oraciones para el desarrollo espiritual, tras la sanación

El portal Bahai Teachings resalta dos oraciones para el desarrollo espiritual, tras la sanación. Estas son:

1. En esta oración se le pide a Dios pureza y tranquilidad:

Crea en mí un corazón puro, oh mi Dios, y renueva una conciencia tranquila dentro de mí, oh mi Esperanza. Por medio del espíritu del poder, confírmame en tu Causa, oh mi Bien amado, y con la luz de tu gloria, revélame tu camino, oh tú que eres el Objeto de mi deseo.

Mediante la oración se suelen decir las preocupaciones de vida que cada quien tiene. | Foto: sdominick

Mediante la fuerza de tu transcendente poder, elévame hasta el cielo de tu santidad, oh Fuente de mi ser, y con las brisas de tu eternidad, alégrame, oh tú que eres mi Dios.

Haz que tus eternas melodías me inspiren tranquilidad, oh mi Compañero, y que las riquezas de tu antiguo semblante me libren de todo salvo de Ti, oh mi Maestro, y que las nuevas de la revelación de tu incorruptible Esencia me traigan alegría, oh tú que eres el más manifiesto de lo manifiesto y el más oculto de lo oculto.

2. En esta plegaria se le pide a Dios para una mayor cercanía:

Oh mi Señor! Haz de tu belleza, mi alimento, y de tu presencia, mi bebida; de tu agrado, mi esperanza, y de tu alabanza, mi acción; de tu recuerdo, mi compañero, y del poder de tu soberanía, mi socorro; de tu aposento, mi hogar, y de mi morada, la sede que tú has elevado por encima de las limitaciones impuestas a quienes están separados de Ti como por un velo.

Tú eres, verdaderamente, el Todopoderoso, el Todo glorioso, el Omnipotente.