Desde la Fe describe la Divina Providencia como la voluntad de Dios sobre todo lo terrenal, y esto incluye el curso y destino de cada persona. En alusión a esta hay varios pasajes bíblicos, uno se encuentra en Proverbios en su capítulo 19.

Allí se refiere a que “muchos son los planes en el corazón del hombre, mas el consejo del Señor permanecerá (...). El hombre hace muchos planes, pero sólo se realiza el propósito divino”, recoge Bible Gateway. En últimas, se menciona que pese a la cantidad de propósitos que tenga el ser humano, solo se harán los designios del Ser Supremo.

Son numerosas las oraciones para cada situación. | Foto: © 2013 Thanasis Zovoilis -Getty Images

Esta primera oración fue difundida por el sitio web Desde la Fe. En ella se hace hincapié a una esperanza para que las personas no se vean carentes de los elementos básicos y prevalezca la misericordia celestial.

Plegaria de la Divina Providencia

¡Oh Divina Providencia! ¡Concédeme tu clemencia y tu infinita bondad!

Arrodillado a Tus plantas a ti caridad portento. Te pido para los míos:

casa, vestido y sustento. Concédeles salud y llévalos por el buen camino

y que sea siempre la virtud la que los guíe en su destino. Tú eres toda mi esperanza.

Tú eres el consuelo mío, en ti creo, en ti espero y en ti confío.

Oración a la Divina Providencia. | Foto: Getty Images

Tu Divina Providencia se extienda en cada momento para que nunca nos falte:

casa, vestido y sustento ni los santos sacramentos en el último momento. Amén.

Otra plegaria para que no haya escasez

Esta otra plegaria la compartió el sitio web Devocionario Católico. Beata Isabel de Francia.

¿Qué me sucederá hoy, Dios mío? Lo ignoro. Lo único que sé es que nada

me sucederá que no lo hayáis previsto, regulado y ordenado desde la eternidad.

¡Me basta esto, Dios mío, me basta esto! Adoro vuestros eternos e imperecederos

designios; me someto a ellos con toda mi alma por amor vuestro.

La oración es una forma en la cual el creyente se comunica con Dios. | Foto: Getty Images

Lo quiero todo, lo acepto todo, quiero haceros de todo un sacrificio.

Uno este sacrificio al de Jesús, mi Salvador, y os pido en su nombre y

por sus méritos infinitos la paciencia en mis penas y una perfecta resignación

en todo lo que os plazca que me suceda. Amén.