Para muchos creyentes, la oración es el medio perfecto para comunicarse con Dios y generar un vínculo más cercano, exponiendo toda clase de pensamientos y sensaciones. Las palabras son base para que este espacio sea fuerte y sólido, logrando una conexión única con las energías celestiales.
En el día a día de las personas se puede recurrir a este canal, pidiéndole a Dios lo necesario para salir adelante con respecto a situaciones complejas. De igual forma, se puede agradecer por las bendiciones y milagros que se reciben en distintos espacios.
De hecho, en términos amorosos, existen oraciones que pueden centrarse en liberar el corazón y el alma de ataduras sentimentales. Es importante tener confianza y fe al momento de comunicarse con Dios, entregando el futuro para que se abran caminos con buenos resultados.
A través de un canal de YouTube, Duarte Lara, especialista en temas espirituales, compartió la que sería una oración encaminada para soltar amarres y liberar las energías de esas situaciones inesperadas.
Oración para liberación de todo amarre
Santo Padre, te alabo y te bendigo por tu bondad y tu amor. Te pido en el nombre de Jesús, tu amado hijo, mi Señor y Salvador, que envíes tu Espíritu Santo sobre mí con todos sus frutos y dones. Santifica mi cuerpo y mi alma con tu presencia.
Concédeme una fuerte fe en ti y en tu palabra. Dame la gracia de amarte con todo mi corazón y ponerte en primer lugar en mi vida, renunciando a todos mis ídolos, vicios, pecados y defectos. En tu infinita misericordia, ten compasión de mí que soy un pecador y perdona mis faltas.
También perdono con todo mi corazón a todos aquellos que me ofendieron durante mi vida. Líbrame de todas las trampas y ataques del enemigo. Que él no tenga ningún dominio sobre mí. Líbrame de las seducciones del mundo que me alejan de ti y de tu voluntad. Líbrame de las debilidades de la carne que me empujan al pecado.
Cura mi cuerpo de todas las enfermedades y mi mente de toda ansiedad, tristeza o perturbación. Sabes bien que muchas cosas que he experimentado desde el día en que fui concebido en el útero de mi madre me han marcado negativamente.
Con la gracia del Espíritu Santo, sana ahora, Santo Padre, en mi corazón todas las heridas que encuentres en él, especialmente aquellas que surgieron, porque me sentí rechazado/a, abandonado/a, no amado/a o entendido/a, víctima del odio, la envidia, la indiferencia y la maldad de los hombres.
Dame un corazón nuevo, como el corazón de Jesús: amable, humilde, lleno de alegría y paz y rebosante de amor. Que pueda comenzar una nueva vida hoy, darle gloria en todo lo que pienso, digo y hago, y en esta peregrinación sea acompañado/a y ayudado/a por ti, María, mi querida Madre, y todos tus ángeles y santos.
Amén.