El paso del tiempo es algo inevitable, por más que se quiera evitar, los años van pasando y traer consigo heridas, aprendizajes y marcas en la piel y el alma. Por esta razón, cada paso de la vida debe ir bajo la compañía de Dios.

En la Biblia hay numerosos versículos que hablan de la vejez. Por ejemplo, en Job 12:12 se dice que “en los ancianos está la ciencia, Y en la larga edad la inteligencia”. En Isaías 46:4 “Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo; yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré”.

Portales especializados en oraciones comparten esta plegaria para esa etapa de la vida en el que las experiencias y las cicatrices han dejado huellas y han trazado el camino hasta ese momento. Para aquellos que la ven de cerca y para los que ya la están viviendo por inevitable paso del tiempo.

Oración para la vejez. | Foto: Getty Images / Roger Wright

Oración para el envejecimiento y las personas de la tercera edad

“¡Señor! ¡Enséñame a envejecer! Hazme comprender que la Comunidad no tiene la culpa si ya no me encomienda responsabilidades ni pide mi opinión y ha llamado a otros para que ocupen mi lugar. Aleja de mí el orgullo de la experiencia vivida y la convicción de que soy necesario.

Que no me aferre únicamente a la ley del tiempo mientras poco a poco me voy desprendiendo de las cosas y me dé cuenta de que en este turnarse de tareas, descubro una de las experiencias más interesantes de la vida que se renueva bajo el impulso de tu Providencia.

La oración es poderosa ante cualquier dificultad y solicitud al ser supremo. | Foto: Getty Images

Haz , oh Señor, que yo pueda ser útil todavía, contribuyendo con el optimismo y la oración a la alegría y al entusiasmo de quienes están de turno en las responsabilidades, viviendo un estilo de vida humilde y sereno en contacto con el mundo en continua renovación, sin quejas sobre el pasado, convirtiendo mis sufrimientos humanos en un don de reparación social.

Que mi retiro de la vida activa se cumpla de una manera simple y natural como un feliz ocaso del sol.

Perdona si solamente hoy, en la tranquilidad, logro comprender todo lo que Tú me has amado y socorrido. Que al menos ahora yo tenga viva y penetrante la percepción del destino de gozo que me has preparado y hacia el cual me has encaminado desde el primer día de mi vida.

Señor, ¡enséñame a envejecer así!”

Amén.