La familia es un pilar en la vida, el bienestar de los seres queridos también es el bienestar de todos, por esta razón, cuando algo no está bien, las cosas pueden complicarse y todos los integrantes se ven afectados.
La pereza se define, de acuerdo con el portal Catholic.net como “el pecado capital, vicio, negligencia, tedio o descuido que impide hacer las cosas que se deben hacer. Es la flojedad, el descuido, la ociosidad o la tardanza en realizar acciones o movimientos. La pereza es considerada como la madre, engendradora y soporte de todos los vicios, e impide realizar las virtudes y valores humanos. Crea adicción, pues nunca va a menos, siempre va en aumento si no se corrige”.
Por esta razón, cuando la pereza invade a un hijo, buscar a Dios puede ser esa ayuda y esa fuerza que se necesita para sacarlo y que vuelva al camino correcto.
La oración poderosa para liberar a un hijo de la pereza y el desánimo
“Señor de mi vida, cuánto amor has revelado a mi corazón mostrándome cada día todas las bendiciones y las cosas con que me has provisto durante mi camino de vida.
Tú has reparado mis fuerzas y me has conducido por caminos seguros. Quiero abrirme hoy a tu voluntad, a pisar firme sobre la roca de tu Palabra y luchar con valentía en esta batalla espiritual que enfrenta mi alma contra todas esas supuestas “maravillas” que el mundo me ofrece.
Tú me ofreces una puerta para seguir tus pasos. No es una puerta sencilla de atrasar, pues debo dejar que mi alma sea conducida por aquello que Tú deseas y no por aquellas pasiones que me gobiernan.
Ayúdame a no deslumbrarme con las fascinaciones terrenales y abrir puertas que nada tienen que ver con tu amor. Quiero ser leal a tus mandamientos, aunque muchos se aparten de mí por ello.
Líbrame de ese mal espíritu de la pereza, que me mantiene estancado en situaciones de vida que no me permiten progresar y que termino haciendo más mal que bien a los míos y a los que más quiero.
Sé que Tú permanecerás a mi lado. Derrama tu misericordia sobre mí y dame el impulso para salir adelante. Ayúdame a levantarme cuando caigo, a despreciar mis fallas y corregir mis defectos, a levantarme en victoria y huir de toda vanidad y deseos de sobresalir que cierran el corazón.
Ayúdame, oh mi Dios, a desterrar esas mal hábito de quedarme sin hacer nada, encerrándome en mis propias inseguridades.
Tú me has dicho en varias ocasiones que es esforzándome cómo lograré construir escalones hacia tu Reino, es por ello que te pido que me des fortaleza para no dejarme arropar por la pereza y no sucumbir ante una falsa comodidad.
Dame poder y deseo de superarme, de arrancarme de raíz ese comportamiento cómodo de terminar dejando que sean otros los que hagan mientras yo me hundo en el inseguro piso del conformismo
Ven y oriéntame en mi camino. Aunque me cueste, aunque libre mil batallas en mi interior y el mundo se me haga pequeño, iré siempre en tu dirección.
Tengo la certeza de que todo lo puedo en Ti, de que soy un vencedor a tu lado y de que me das la fuerza para poder superar cualquier obstáculo y derrotar esa pereza que no me deja avanzar.
Tuyo soy Señor, tuyo soy. Confío en Ti y en que ahora derramas tu Gracia sobre mí para levantar la mirada y salir renovado a conquistar mi corazón bajo la bandera de la esperanza y de la fe”.
Amén.