Con un potente elenco de actores no profesionales, la película colombiana Los reyes del mundo, de Laura Mora, se alzó este sábado 24 de septiembre con la Concha de Oro a la mejor película del Festival de San Sebastián, que también reconoció a la costarricense Tengo sueños eléctricos. El talento colombiano y latinoamericano sigue sobresaliendo a nivel mundial.
El segundo largometraje de la colombiana Laura Mora se convirtió así en el primer filme del país cafetero en ganar el máximo galardón en el certamen de la ciudad del norte de España, que transcurrió del 16 de septiembre hasta este sábado. Los reyes del mundo, que competía con otros dieciséis largometrajes internacionales en esta 70ª edición del festival, cuenta la historia de una pandilla que vive en las calles de Medellín y que emprende un viaje, tan peligroso como onírico, hacia una tierra prometida.
Los integrantes de la pandilla son interpretados por jóvenes que actuaban por primera vez, y que el equipo de la película encontró en la ciudad colombiana. “Ha sido un esfuerzo enorme, fue una película muy difícil de hacer, llevamos años pedaleando con este casting absolutamente maravilloso, que nos ha enseñado todo sobre la vida, la belleza”, dijo Laura Mora al recoger el premio.
“Espero que esta película sirva para entablar un diálogo, para, ojalá, tener la posibilidad de pensar en un mundo más justo”, agregó la cineasta originaria de Medellín. Cuando presentó la película el miércoles pasado, Mora dijo que el trasfondo de la película es el tema de la tenencia de tierras, un problema que ha estado en el corazón del conflicto en Colombia por varias décadas.
Mora estimó que su cinta cobraba especial vigencia en momentos en que el presidente Gustavo Petro promete una “reforma agraria” para redistribuir la propiedad rural en el país de Latinoamérica, donde más se concentra la tierra en pocas manos, según la ONG inglesa Oxfam.
Madres adolescentes
Para el país anfitrión, cuyas películas fueron bastante aplaudidas este año, una de las mayores alegrías de la noche de premiación fue cuando la joven Carla Quílez ganó la Concha de Plata a la mejor interpretación, un galardón que compartió ex aequo con el francés Paul Kircher (“Le Lycéen”). Quílez, quien debutó como actriz con este largometraje, da vida a Carla, la protagonista de La Maternal, la segunda película de la directora española Pilar Palomero, un emotivo retrato de un albergue para madres adolescentes.
Carla, una adolescente rebelde de 14 años con una madre ausente, queda embarazada e ingresa al centro donde se apoyará en las otras menores que allí residen para saltar a la vida adulta sin haber dejado atrás del todo la niñez. Quílez dio las gracias a las otras jóvenes del reparto, que en la vida real fueron madres adolescentes, y a las cuales describió como “unas mujeres guerreras y luchadoras, que lo dan todo en sus vidas”.
El otro gran premio de la sección oficial, a mejor dirección, recayó en el japonés Genki Kawamura, por su película Hyakka, adaptación de una novela del propio director sobre una mujer que sufre de Alzheimer y la relación con su hijo.
En el apartado dedicado al cine latinoamericano, en este festival, que es considerado escaparate por excelencia del cine de esa región en Europa, se impuso Tengo sueños eléctricos, el debut en el largometraje de la costarricense Valentina Maurel.
La cinta cuenta la historia de Eva, una joven de 16 años de padres recién divorciados, que vive a regañadientes con su madre y su pequeña hermana, porque anhela vivir con su padre, un hombre con arranques violentos.
*Con información de AFP.