Es innegable que la historia de Iron Maiden se parte en dos en 1981, cuando de la agrupación es separado Paul Di’Anno por su comportamiento errático y su propensión diaria a consumir sustancias (hechos de los que él era consciente). En ese punto, la banda había lanzado dos álbumes, Iron Maiden (1980) y Killers (1981), con los que había sumado poderosamente a hacer del metal (y el movimiento llamado Nueva ola del heavy metal británico, o NWOBHM) una fuerza mundial capaz de influenciar gustos musicales en todo el mundo.
Hasta ese punto, con esa banda liderada por el indetenible bajista y compositor Steve Harris, la voz de Di’Anno se hizo inconfundible e histórica. Y hoy, dado que esa voz y esa persona se apagaron a los 66 años de edad, luego de quebrantos de salud que lo ataron a una silla de ruedas los últimos años de su vida (en los cuales cantó e hizo giras con una entrega admirable), se hace necesario rendirle tributo al cantante increíble que fue.
“Había una cualidad en la voz de Paul”, dijo Harris poco después de reclutarlo para Iron Maiden, luego de una audición en 1978, “una aspereza, como sea que la quieras llamar, y le da un filo genial”. Eso lo saben bien los fanáticos de Maiden, que adoran a Bruce Dickinson (quien reemplazó en la banda a Di’Anno), pero que jamás se dan a la tarea de comparaciones fútiles: lo que cantó Di’Anno, siempre sonará mejor en su voz, tal como lo que ha cantado Dickinson.
Y es por eso que aquí consignaremos el legado de esa voz a través de algunas de sus canciones memorables con Iron Maiden, banda genial que aún sigue dando alegrías, y que este noviembre 24 pasa por Colombia a repasar dos de sus discos (Somewhere in Time y Senjutsu).
La voz de Di’Anno, para siempre
Vale empezar por el principio, y este es el disco Iron Maiden (1980), que no solo introdujo al mundo al sonido de esta banda, de la inventiva de Harris en las cuatro cuerdas, del talento de Dave Murray multiplicándose en la guitarras (si bien contó con Dennis Stratton acompañándolo), también le regaló al mundo la voz de Paul Di’Anno y el nacimiento de la mascota más polifacética y carismática de la historia de la música (Eddie, The Head).
De ese disco hay varios superéxitos, que aquí les compartimos, comenzando por “Remember Tomorrow” una canción que Di’Anno escribió conjuntamente con Harris y despliega los muchísimos matices de esta banda, una que dentro de lo pesado que ofrecía se hizo especial conjugando un espíritu punk pero también la trasgresión formal de la música progresiva.
Unchain the colours before my eyes
Yesterday’s sorrows, tomorrow’s white lies
Scan the horizon, the clouds take me higher
I shall return from out of the fire
Es un disco genial, y en ese sentido, casi se podría compartir entero, porque la canción que le sigue es “Running Free”, nada menos que un galope de libertad desenfrenada que Paul también ayudó a componer.
Just sixteen, a pickup truck, out of money, out of luck
I’ve got nowhere to call my own, hit the gas, and here I go
I’m running free yeah, I’m running free
I’m running free yeah, oh I’m running free
En aras de la curaduría más selecta, nos enfocamos ahora en una obra maestra que a muchísimos llevó a tocar guitarra y hacerse adictos vitalicios a Maiden, “Phantom of the Opera” una canción que sonó en los primeros conciertos de Maiden en Bogotá, en voz de Dickinson, pero que todos los presentes escuchamos en la de Di’Anno, como tantas veces la escuchamos a solas o acompañados. También es una canción que representa lo mucho que a Maiden le gusta basarse en la literatura para hacer canciones.
Keep your distance, walk away, don’t take his bait
Don’t you stray, don’t fade away, yeah
Watch your step, he’s out to get you, come what may
Don’t you stray from the narrow way, yeah
Antes de cambiar de disco, ¿cómo dejar por fuera la autorreferencial “Iron Maiden”? Después de todo es la canción que marca un pico particular en muchos de sus inolvidables conciertos al celebrar a la banda como pocas lo logran, con incesante energía y quiebres geniales...
Iron Maiden’s gonna get you, no matter how far.
See the blood flow watching it shed up above my head.
Iron Maiden wants you for dead.
Pasamos a Killers, lanzado en 1981, y lo empezamos a recorrer con una de las canciones más Paul Di’Anno que hay la historia, la memorable “Wrathchild”, que casi describe sus propios comportamientos de torbellino. La fuerza y la cadencia oscura en esa pieza son irrepetibles.
I was born into a scene of angriness and greed
And dominance and persecution
My mother was a queen, my dad I’ve never seen
I was never meant to be
Le sigue en el álbum y en este listado una clase magistral en guitarras, marcada por la voz carrasposa de Paul. “Murders in the Rue Morgue”, claramente inspirada en el cuento homónimo del escritor Edgar Allan Poe. Desde que empieza intercalando bajo y guitarra hasta que estalla, pasando por su fantástico desarrollo atravesado por esa melodía vocal es simplemente fantástica.
Murders in the Rue Morgue
runnin’ from the gendarmes
Murders in the Rue Morgue
I’m never going home
Por último, dejamos la canción que dio nombre nombre al disco, otro de esos clásicos sin edad que cuando suena enloquece a la gente. “Killers” se sirve de un increíble crescendo inicial que parte del bajo de Harris y luego desata una furia casi fiestera. Los alaridos de Di’Anno son particulares y su melodía en toda la canción es absolutamente punzante.
You walk through the subway
His eyes burn a hole in your back
A footstep behind you
He lunges prepared for attack
Scream for mercy
He laughs as he’s watching you bleed
Killer behind you
His blood lust defies all his needs.