Una película sobre el lesbianismo en un convento de la pequeña Pescia, Italia, en el siglo XVII, cuando la Peste se empezaba a manifestar en las grandes ciudades, no tenía por qué ser un drama pesado, más allá de los castigos horribles o las hogueras que sus ‘practicantes‘ enfrentaban al ser descubiertas. No para Paul Verhoeven, en todo caso. Pero su vara es única.
Este director curtido por mil batallas creativas y 83 años de edad sabe lo que se necesita para abordar un tema espinoso y provocador y dejar bailando en la cabeza de sus espectadores consideraciones artísticas sobre temas brutales (impactantes, graciosas, y más). Y lo que necesita es sencillo: atender sus impulsos, el buen consejo de su guionista holandés y salir a cautivar al público con la historia.
Eso logra con Benedetta, una cinta que compitió en el Festival de Cannes y que ha generado aplausos y polémicas presupuestadas por donde ha pasado. Su virtud radica en que, más allá de sus ganchos de ‘monjas lesbianas’, Verhoeven arma un relato ambiguo, entretenido y ágil inspirado en esta mujer real y su historia de poder, de moral acomodada y de franqueza gráfica en la pasión sexual y en la tortura. El nacido en Ámsterdam siempre ha manejado una gama muy particular, es su sello, y esta protagonista estalla desde muchos matices y dudas. ¿Es? ¿No es? ¿Si no es, qué es Benedetta? ¿Santa? ¿Charlatana maquiavélica?
Perfectamente holandés desde su cine, libre de moralinas y práctico en su manejo emocional desde lo que expone, Paul Verhoeven jamás le ha escapado a la polémica. De hecho, parece ratificarse memorable por retar constantemente los límites de la tolerancia y de la ‘pacatería’ de su época.
La película Basic Instinct (Bajos Instintos, 1992) los puso a él a Sharon Stone en el mapa, y aún da qué hablar por ‘esa’ escena, viral a la manera análogamente digital de los noventa. Y
Su carrera navegó Hollywood por años, en una época que lo vio estrenar clásicos de la generación X como RoboCop (1987), como Total Recall (El vengador del futuro, 1992), y como la atrevida Showgirls (1995) y como Starship Troopers (1997), dos cintas que fueron azotadas en su momento pero hoy son clásicos: una desde su absurda sordidez y la otra desde una vibrante ciencia ficción adelantada a su tiempo. Pero antes de esos años y trabajos, el director ya había recorrido considerable trecho desde los años setenta haciendo cine en su país y continente.
Esta fase estadounidense ha marcado la vida de muchos colombianos y, de hecho lo vio pisar este país en algún evento de promoción. Pero también lo llevó a perder la fe en el cine después de un tiempo. En esta entrevista cuenta por qué mientras hace evidente que se siente rejuvenecido en este siglo XXI que arrancó con una larga pausa y lo vio volver desde 2006 con películas a la altura de su nombre como Black Book, en holandés, y Elle (2016). Con esta película, arrastrada por su talento, el guion retador y la actuación de una enorme como Isabelle Huppert, hizo olas grandes en festivales y premios de todo el mundo.
En una charla desde su hogar en Los Ángeles, esto nos contó esta leyenda viva del cine sobre su inspiración y método en Benedetta, sobre su fijación con su propia versión de Jesús, que considera tan admirable como difícil de satisfacer. Esta es la palabra extendida de Verhoeven, quien reclamó de la industria su libertad y en su renacimiento propio sigue retando percepciones y preconcepciones de la manera más entretenida posible.
El Jesús personalizado de Verhoeven (y Benedetta)
SEMANA: Hay un libro en el origen de esta película. Cuéntenos del proceso de escogerlo y de de los debates previos a llevar esta historia de temas ‘controvertidos’ a la pantalla.
Paul Verhoeven: El libro me llegó. Lo encontró el guionista con el que trabajo mis películas en holandés, Gerard Soeteman, quien me lo compartió hace unos 4 o 5 años. Me dijo que ahí había una película (Paul muestra el libro a la cámara, para señalar que no es muy extenso, pero no se ve tan corto como cree). Se llama Immodest Acts, y fue escrito por Judith C Brown, una ex catedrática de historia en la Universidad de Stanford. Así que lo leí, y estuve de acuerdo con Gerard. Luego lo compartí con Saïd Ben Saïd, el productor de mi película anterior, Elle, y le gustó mucho.
Entonces comenzamos a trabajarlo, pero por primera vez en 50 años de trabajo, Gerard y yo estábamos en total desacuerdo: él pensaba que era la historia de una mujer que logró obtener poder en una sociedad dominada por machos; y la comparó, curiosamente, con personajes como Mussolini y Hitler y con sus ascensos al poder.
Por primera vez en 50 años de trabajo, Gerard y yo estábamos en total desacuerdo: él veía la historia de una mujer que logró obtener poder en una sociedad dominada por machos, al estilo de un Mussolini o Hitler. Para mí se trataba de una mujer que quería poder, no para acumularlo, para hacer lo que quería.
Yo creía que eso era cierto hasta cierto punto, pero para mí se trataba de una mujer que quería poder, no para acumularlo, pero sí para hacer lo que quería, que en este caso era tener una relación con otra monja. En un punto Benedetta muestra estigmas, y todos quedan tan impresionados que la hacen la abadesa del monasterio. Y, una vez consigue esto, tiene un cuarto separado. Ese es el punto. Estar con Bartolomea tanto como quiere. Poner el seguro y no preocuparse. Y todo esto lo vemos.
A su libro, Judith C. Brown le añade el subtitulo, La vida de una monja lesbiana en la Italia del Renacimiento, y para ella el tema de se tratara de una relación lesbiana, de las que sucedían todo el tiempo pero que no era aceptada y “no debía suceder”, algo prohibido. En 1503, Carlos V había declarado que si una mujer se relacionaba sexualmente con otra mujer debía arder en la hoguera. En el tiempo de Benedetta Carlini, 1620, ya no era tan severo ese dictamen, pero si una mujer usaba algún instrumento de madera o vidrio (un consolador de los que se hacían en Italia en la época y se exportaban a Inglaterra) pensando en reemplazar a un hombre, ahí debía arder.
En 1503, Carlos V declaró que si una mujer se relacionaba sexualmente con otra mujer debía arder en la hoguera. El tiempo de Benedetta Carlini, 1620, y ya no era tan severo ese dictamen. Pero si se usaba un instrumento de madera o vidrio para ‘reemplazar a un hombre’, ardería.
Y la Iglesia apoyaba todo esto. En la Biblia, Pablo escribe: “Por esa razón, Dios los abandonó a sus pasiones vergonzosas. Aun las mujeres se rebelaron contra la forma natural de tener relaciones sexuales y, en cambio, dieron rienda suelta al sexo unas con otras”, y habla de lujuria despreciable y hechos vergonzosos. Esa es la biblia. Y esa era la posición de la Iglesia y de la sociedad, que el lesbianismo no debía existir: ¿por qué habría una mujer, por el amor de Dios, de interesarse en otra mujer? Porque claro, una mujer “normal” siempre debe interesarse en un hombre. Una teoría era que era imposible esa atracción entre mujeres. La otra era que no podía ser más que un producto de la lujuria horrible y debía ser castigada. Y Benedetta enfrentó las llamas... Para mí, si comparamos 1620 con estos días, en este mundo las siglas LGBTI+ significan algo. Se siente que algún progreso se ha dado en estos 400 años.
Y también me interesaba también mostrar esa Iglesia dañina, . La Iglesia católica de la época era mala, las cruzadas fueron horribles y la inquisición trajo horribles torturas y miseria. La iglesia ha hecho cosas terribles, y espero que Jesús no se haya sentido muy identificado...
La Iglesia católica de la época era mala: las cruzadas fueron horribles y la inquisición trajo horribles torturas y miseria. La iglesia ha hecho cosas terribles, y espero que Jesús no se haya sentido muy identificado...
SEMANA: No es ajeno el tema de Jesús para usted. Juega su rol en ‘Benedetta’, y usted ha escrito sobre él, su versión de él.
P.V.: Hace unos años, escribí un libro sobre Jesús que ha sido traducido al inglés, al francés y al árabe. Pero en este hablo de un Jesús diferente al que normalmente se conoce. Este no es el hijo de Dios, es un hombre, sin lazos al Mesías, nada por el estilo, nada de esa historia que no tiene nada de cierta. La resurrección no es posible, a mi manera de ver. Pero soy un fan seguidor de Jesús, una figura que agitó de tantas maneras la manera de pensar europea, norteamericana, sudamericana...
La resurrección no es posible, a mi manera de ver. Pero soy un fan seguidor de Jesús, una figura que agitó de tantas maneras la manera de pensar europea, norteamericana, sudamericana... Mi Jesús es alguien que te dice algo de ti mismo y cómo comportarte, nada cercano a alguien que proyecta ser el rey de reyes
Para mí, Jesús es alguien que te dice algo de ti mismo y cómo comportarte, nada cercano a alguien que se cree rey o que proyecta que es el rey de reyes o el hijo de Dios. Creo que las parábolas son Jesús, la capacidad de pararse en un momento en el lugar de la animosidad, en los zapatos del enemigo, mirarse a ti mismo y ver como el enemigo te ve.
Hace poco mencionaba a un colega que, si se ha leído el Viejo Testamento, se sabe cómo “comportarse”. Pero en el fondo esa es una lucha de nosotros los humanos, sin nadie que nos proteja o nos guie. Somos nosotros quienes lastimamos o amamos a los demás. Esa es la idea. El infame escritor francés Céline, admirador de Hitler, lanzó esta frase interesante, dijo que la verdad de este mundo es la muerte. Y eso es cierto.
Toda esta narración me sirvió también como trasfondo en esta película, mi visión del cristianismo, pero traté de que no interfiriera con las creencias de Benedetta.
SEMANA: Un reto complicado en el marco de esta película, pero usted lo sortea con una evolución en las escenas que protagoniza un Jesús muy cambiante.
P.V.: Las escenas que describen las visiones de Jesús que ‘vive’ Benedetta se basan en las notas del escribano, en el juicio, así que vemos realmente su punto de vista en la historia.
Ahora, si analizas una a una estas visiones, algo ocurre: en la primera Jesús la invita a ir a él, y ella acepta. En la que viene, ya vemos serpientes, que son Bartolomea tratando de seducirla, y a Jesús pidiéndole que se quede con él. Y ella acepta. Pero este Jesús es un falso Jesús, y en su próxima visión cuando es un tipo realmente malo que lastima entiende que no hay razón para hacerle caso. Lo que habla es mentira, es una presencia oscura. Y la última vez que lo ve en la cruz, y revela sus genitales femeninos y le pide que se quite la ropa, básicamente le pide estar con Bartolomea y no avergonzarse de lo que es. Y ahí empieza la relación. Y la película revela su cambio de monja a mujer lesbiana. Y para ello, creó esa imagen, creó su Jesús personalizado. Y este le dice básicamente que está bien tener relaciones sexuales con Bartolomea, que le toque el pecho.
SEMANA: Colombia es un país ultracatólico todavía, y no deja de ser interesante esperar a medir la reacción que tendrá su película...
P.V.: Estuve en Colombia, hace mucho tiempo, haciendo promoción para RoboCop, o Total Recall, no recuerdo, pero no era nada provocativo comparado con Benedetta. Espero que el público sienta que hay una diferencia entre mi visión de la Santa Trinidad y la teología del personaje.
Sobre las reacciones, es curioso que las reseñas de la película fueron más positivas en Estados Unidos que en Francia y que en Holanda, de donde vengo. En Estados Unidos sí le vieron cierta ligereza, cierta ironía, que en Holanda casi nadie captó. Se le vio muy seriamente. Yo traté de que no fuera una cinta pesada, y traté de que la sexualidad fuera divertida, hasta graciosa, incluso la mención del consolador que sale de la figura de madera de la virgen que Benedetta recibió de su mamá. Y de un lado está la virgen y del otro el consolador tallado por Bartolomea. Y estallamos de risa cuando hacíamos esta escena. Y en Cannes fue en la primera proyección en la que la gente se rio un poco de ello. Y creo que hay muchas más cosas graciosas en la película.
Traté de que no fuera una cinta pesada, de que la sexualidad fuera divertida, hasta graciosa, incluso en la mención del consolador que sale de la figura de madera de la virgen que Benedetta recibió de su mamá. Nosotros estallamos de risa cuando hacíamos esta escena, y en Cannes fue en la primera proyección en la que la gente se rio un poco de ello. Creo que hay muchas más cosas graciosas en la película.
Llevo más de treinta años en Los Ángeles, y quizás ese periodo me ha hecho más estadounidense. Mientras The Guardian británico la reseñó negativamente, en Estados Unidos se destacaba que era horrible, pero muy divertida. Algo entendieron mejor.
Sé que mi película no es un ataque a Jesús. De hecho, creo que lo necesitamos urgentemente estos días por Ucrania. Necesitamos escucharnos más y no aferrarnos a que las cosas TIENEN que ser de una u otra forma. El gran postulado de Jesús, el de amar a tu enemigo, es extremadamente difícil, obvio. Dudo que lo haya dicho en la cruz, pero tenía razón.
El gran postulado de Jesús, el de amar a tu enemigo, es extremadamente difícil. Dudo que lo haya dicho en una cruz, pero tenía razón
SEMANA: Ha tocado las vidas de millones haciendo séptimo arte a su manera durante décadas, con su voz, desde muchos géneros y con diferente recepción del público ¿Reflexiona sobre su carrera o mira siempre hacia el próximo proyecto?
P.V.: Debes notar que, alrededor del año 2000, después de hacer Hollow Man, sentí que había caído en la trampa de hacer lo que los estudios querían. Esa película en particular, cualquiera podría haberla hecho, era imposible hacerla personal. Por eso “ huí” profesionalmente de Estados Unidos un rato. Me gusta Estados Unidos, muchos aspectos son maravillosos, pero ese escape me permitió regresar a las películas que yo quería hacer, las que me gustaban. Y de ese regreso hacen parte Black Book, Elle, y ahora Benedetta.
Sobre lo que viene, he estado hablando con Edward Neumeier, guionista de RoboCop y de Starship Troopers, porque trabajamos en una película que marca mi regreso fílmico a Estadoas Unidos. Se trata de un thriller en Washington llamado Young Sinner. Estamos armando el outline de unas 40, 50 páginas, y desarrollando la historia. Es muy sexual, cruel y violenta, pero también graciosa. Tiene un poco de Vértigo y de la ligereza de North by Northwest.
Parece una excusa para mostrar lo mucho que nos gusta Hitchcock, pero trayéndolo al presente, imaginando lo que se hubiera atrevido a hacer ahora (y seguramente se le hubiera prohibido o censurado en su tiempo).
*Benedetta se estrena en cines colombianos el 17 de febrero.