La religión juega un papel importante en la vida de muchas personas en Colombia, ya que muchas de ellas viven el catolicismo como una herencia. También la religión ha sido la manera a través de la cual tanto hombres como mujeres han encontrado la manera de encontrar sentido, propósito en la vida, y enfrentar situaciones difíciles.
Las personas acuden a la oración para tener una sensación de conexión con algo más grande que ellas mismas, ya sea con un ser supremo, el universo o una energía espiritual, pues esta conexión puede hacer que sientan apoyo y compañía en momentos de soledad o desesperanza.
En el momento en el que surgen problemas y se convierten en momentos difíciles, las personas pueden recurrir a la oración como una forma de pedir ayuda, orientación o soluciones a sus problemas, todo esto porque los rezos son vistos como una forma de comunicarse con lo divino para buscar respuestas o un camino a seguir.
La Medalla Milagrosa, también conocida como Nuestra señora de las Gracias de la Medalla Milagrosa, es una advocación mariana, representada en una medalla devocional cuyo diseño se basa en las apariciones de la Virgen María en el año 1830 a Santa Catalina Labouré en París, Francia.
Las siguientes oraciones suelen hacerlas las personas que están atravesando un momento difícil en sus vidas, sobre todo en temas relacionados con la salud.
Oración de consagración a la Milagrosa
Postrado ante vuestro acatamiento, ¡Oh Virgen de la Medalla Milagrosa!, y después de saludaros en el augusto misterio de vuestra concepción sin mancha, os elijo, desde ahora para siempre, por mi Madre, Abogada, Reina y Señora de todas mis acciones y Protectora ante la majestad de Dios. Yo os prometo, virgen purísima, no olvidaros jamás, ni vuestro culto, ni los intereses de vuestra gloria, a la vez que os prometo también promover en los que me rodean vuestro amor. Recibirme, Madre Tierra, desde este momento y sed para mí el refugio en esta vida y el sostén a la hora de la muerte. Amén.
Oración a la Milagrosa para enfrentar situaciones difíciles de un enfermo
¡Oh María, sin pecado concebido, cuya inmensa bondad y tierna misericordia no excluye el alivio de este amargo fruto de la culpa que se llama enfermedad de la cual es con frecuencia víctima nuestro miserable cuerpo! ¡Oh Madre piadosa!, a quien la Iglesia llama confiada ¡Salud de los enfermos! Aquí me tenéis implorando vuestro favor. Lo que tantos afligidos obtenían por la palabra de vuestro hijo Jesús, obténgalo este querido enfermo, que os recomiendo, mediante la aplicación de vuestra Medalla. Que su eficacia, tantas veces probada y reconocida en todo el mundo, se manifieste una vez más: para que cuantos seamos testigos de este nuevo favor vuestro, podamos exclamar agradecidos: La Medalla Milagrosa le ha curado.