San Alejo de Roma, o también conocido como San Alejo mendigo, es venerado por los creyentes de las iglesias ortodoxa y católica. Se cree, según la tradición religiosa y los feligreses, que este santo es el defensor de los mendigos y protector contra las adversidades.
De ahí radica su importancia, pues las personas lo buscan para pedir favores ante los que quiere herir, lastimas o dañar, sin ningún fin en específico; muchas veces cegados por la envidia, la irá o el deseo de otros de hacer el mal.
La oración que existe, en clamor a la figura de San Alejo, ha trascendido con el paso de los años, convirtiéndose en una poderosa herramienta para las personas que buscan alejar las influencias negativas, dañinas y tóxicas de la vida.
Oración para alejar a los enemigos
¡Oh, glorioso San Alejo, Santo bienaventurado! Siervo fiel, piadoso y bueno que estás en la gloria gozando de Dios, alcánzame el favor de alejarme de todo mal.
San Alejo, bendito tú que tienes el poder de alejar todo lo malo que rodea a los siervos del Señor, haz que sea invisible para mis enemigos; tú que encontraste favor ante María, aléjame de Satanás, aléjame del enemigo, del mentiroso, del traidor y del dañino, del que siembra cizaña a mi alrededor, del que con maldades, magias, conjuros y hechicerías me quiere atar, embrujar y mi vida perjudicar; líbrame de las malas lenguas, de los chismes, difamaciones e intrigas, de todo aquel que quiere verme rendido y hundido.
Aléjame de la envidia, del mal de ojo y la injusticia, aléjame de los celos y el rencor, de la infidelidad, la traición, el rechazo y la soledad, escóndeme donde no me puedan encontrarlos que quieren causar mi perdición.
¡Oh Glorioso san Alejo!, llamado “el Hombre de Dios” acércame a Jesús y a María, para que con sus Divinas Bondades me cubran con todos sus bienes, y me concedan la gracia que con humildad solicito: (pronunciar el anhelo o deseo que se quiere lograr).
San Alejo bendito: por la Santísima Virgen María, por su amado Hijo Jesucristo y por la gracia del Espíritu Santo, ten piedad de mí y no desoigas mi pedido. Amén.