Son muchas las personas que entran en desesperación al ver que no pueden concretar ni terminar de pagar sus deudas, pues en muchas ocasiones, al ser montos económicos tan grandes, repercuten de manera negativa y afectan su vida no solo de manera financiera, sino que, por el contrario, pueden complicar su calidad de vida y las de sus familias.

Por esta razón, se recomiendan algunas oraciones que ayudan a mitigar estos problemas y sentir calma y tranquilidad para saber qué pasos seguir y qué medidas tomar al respecto con el fin de mejorar las condiciones ligadas al dinero y la economía.

La sabiduría que Dios ofrece tiene la capacidad de guiar por el buen camino. | Foto: Getty Images

Según muchos testimonios que se han referido al respecto, a pesar de que los temas financieros son responsabilidad de cada persona y no se debe culpar a las divinidades por las complicaciones que se presenten debido a la mala planificación y manejo del dinero, las oraciones pueden ayudar a salir del mal momento, si se realizan con fe de que la situación mejorará.

Es importante que, adicionalmente, se haga un análisis y plan de mejora para que este tipo de problemas no se vuelvan a presentar. La reflexión es uno de los valores universales que contribuyen a la justicia.

Encomendar las actividades diarias a Dios es un hábito entre católicos y cristianos. | Foto: Getty Images / Colin Hawkins

Salmo 69

Sálvame, oh Dios, porque las aguas han entrado hasta el alma. Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo hacer pie; He venido a abismos de aguas, y la corriente me ha anegado. Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido. Han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios. Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza los que me aborrecen sin causa; Se han hecho poderosos mis enemigos, los que me destruyen sin tener por qué.

¿Y he de pagar lo que no robé? Dios, tú conoces mi insensatez, y mis pecados no te son ocultos. No sean avergonzados por causa mía los que en ti confían, oh Señor Jehová de los ejércitos; No sean confundidos por mí los que te buscan, oh Dios de Israel. Porque por amor de ti he sufrido afrenta. Confusión ha cubierto mi rostro.

Extraño he sido para mis hermanos, y desconocido para los hijos de mi madre. Porque me consumió el celo de tu casa; y los denuestos de los que te vituperaban cayeron sobre mí. Lloré afligiendo con ayuno mi alma, y esto me ha sido por afrenta. Puse además cilicio por mi vestido, Y vine a serles por proverbio. Hablaban contra mí los que se sentaban a la puerta, Y me zaherían en sus canciones los bebedores.

Pero yo a ti oraba, oh Jehová, al tiempo de tu buena voluntad; oh Dios, por la abundancia de tu misericordia, por la verdad de tu salvación, escúchame. Sácame del lodo, y no sea yo sumergido; sea yo libertado de los que me aborrecen, y de lo profundo de las aguas. No me anegue la corriente de las aguas, ni me trague el abismo, ni el pozo cierre sobre mí su boca.

Día a día los creyentes se comunican con Dios a través de la oración | Foto: Getty Images

Respóndeme, Jehová, porque benigna es tu misericordia; mírame conforme a la multitud de tus piedades. No escondas de tu siervo tu rostro, porque estoy angustiado; apresúrate, óyeme. Acércate a mi alma, redímela; líbrame a causa de mis enemigos. Tú sabes mi afrenta, mi confusión y mi oprobio; delante de ti están todos mis adversarios.

El escarnio ha quebrantado mi corazón, y estoy acongojado. Esperé quien se compadeciese de mí, y no lo hubo; y consoladores, y ninguno hallé. Me pusieron además hiel por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre. Sea su convite delante de ellos por lazo, y lo que es para bien, por tropiezo.