El cuarto libro de Jeanine Cummins, ‘American Dirt‘, tenía todo para ser un enorme acontecimiento literario, y en eso se ha convertido, aunque no por las razones esperadas. Las editoriales estadounidenses tiraron la casa por la ventana en la subasta de tres días que, en 2018, definió el dueño de sus derechos y le dejó a Cummins un avance de al menos un millón de dólares. La editorial Flatiron, una vez consiguió esos derechos, pensó en ventas, en película y en una gira de promoción sin precedentes.
La burbuja creció aún más. ‘American Dirt‘ (Flatiron Books) tuvo reseñas positivas en The New York Times y en The Washington Post. Y elogios de autores como Stephen King y Don Winslow, quien llegó a considerarlo una versión contemporánea de Las uvas de la ira, el clásico de John Steinbeck. Personalidades del ámbito latino como Salma Hayek y Yalitza Aparicio, quienes, como millones más, conocieron el libro por cuenta de la presentadora Oprah Winfrey, también le dieron su espaldarazo. En Twitter, Winfrey le dedicó un elogioso comentario: “Como muchos, he leído artículos de periódicos y he visto noticias de televisión y películas sobre la difícil situación de las familias que buscan una vida mejor, pero esta historia cambió la forma en la que veo lo que significa ser un migrante de una forma que nunca había sentido o visto”. Además, Winfrey incluyó la obra y a su autora como parte de su club de lectura. Cummins describió el día en el que recibió la llamada de Winfrey como el mejor de su vida.
Polémica en la comunidad latina
En Estados Unidos, el aval de Oprah es lo más cercano a una garantía de best seller, pero al poco tiempo la burbuja comenzó a desinflarse. Pasadas varias semanas, los elogios dieron pie a cuestionamientos de la comunidad latina sobre el contenido de la obra, que calificó de “estereotípica”, “autoindulgente” e incluso de “‘trauma porn’”. Las fuertes reacciones llevaron a Salma Hayek a retractarse de su recomendación, admitir en su cuenta de Instagram que no había leído el libro y ofrecer disculpas. En un comunicado, Flatiron Books reconoció que hubo fallas en la promoción de la obra y aceptó que nunca debió mostrarla como una novela que representaba fielmente la realidad de los inmigrantes ilegales. La polémica no se quedó ahí. La escritora recibió amenazas y, por consiguiente, la editorial canceló la gira promocional por “motivos de seguridad”.
La novela narra la terrible situación de riesgo y violencia que viven los migrantes. Pero muchos opinan que lo usa de manera sensacionalista y amarilla.
‘American Dirt‘ narra la historia de los mexicanos Lydia y Luca, madre e hijo, obligados a huir a Estados Unidos luego de que el cartel de Acapulco asesina en una masacre (que cobra la vida de 16 personas) al esposo y padre de los protagonistas, un periodista que revelaba actividades ilegales. Madre e hijo apuntan a llegar a Denver y deciden tomar la Bestia, el tren de mercancía utilizado por los migrantes mexicanos y centroamericanos a riesgo de sus vidas. La violencia y la migración –el trasfondo de la novela– se entrecruzan con el interés amoroso previo entre Lydia y el jefe del cartel de Acapulco, un personaje despiadado pero educado y sensible. Debido a su carácter de ficción y al narcotraficante idealizado que seduce a Lydia, American Dirt se convirtió en blanco de sus detractores en la comunidad latina desde que salió a la venta el 21 de enero.
Las críticas llovieron, particularmente, del ámbito académico y editorial: denunció que esas temáticas son marginadas en la literatura estadounidense cuando las aborda un autor de origen latinoamericano. Al revés de lo que sucede si las escribe un anglosajón, sin importar la calidad o el tratamiento responsable de la información o la historia.
En una entrevista concedida a Latino Rebels Radio, la escritora Myriam Gurba, quien antes se refirió a la novela como “una fantasía trumpiana de lo que es México”, hace una de las críticas más contundentes al libro: “‘American Dirt’ es un frankenstein, un espectáculo torpe y distorsionado, y mientras algunos críticos blancos la comparan [a la autora] con Steinbeck, creo que una comparación más apropiada es [el rapero blanco] Vanilla Ice”. Por su parte, en una reseña publicada por Los Angeles Times, la periodista salvadoreña Esmeralda Bermúdez acusó al texto de contener “los peores estereotipos, fijaciones e imprecisiones sobre los latinos”. El suspenso es, añade, “lo único que esta narración hace bien, como una narconovela barata”.
La comunidad latina cuestiona a Cummins, principalmente, por dos hechos. Primero, su falta de idoneidad para abordar la inmigración ilegal por la frontera entre Estados Unidos y México debido a sus orígenes: una mujer blanca, de ascendencia puertorriqueña, nacida en la base naval de los norteamericanos ubicada en la población española de Rota, criada en el estado de Maryland, residente en Nueva York y casada con un irlandés que por diez años fue indocumentado.
Segundo, la calidad de la historia en sí. Sus detractores consideran que la autora abusa de los estereotipos narrativos en lo referente a los latinos, usa el lenguaje de forma incorrecta, echa mano de imprecisiones culturales y ostenta una fijación excesiva al recalcar el color de la piel de sus protagonistas.
En una entrevista con Maria Hinojosa en el pódcast Latino USA, de la NPR, Cummins se manifestó extrañada “por el tono de la conversación” y por las críticas, y respondió que nunca quiso “explotar los traumas de nadie”. En 2016, la escritora afirmó en una columna de opinión en The New York Times que no quería escribir sobre temas raciales por miedo a “tocar la cuerda equivocada, de ser vulnerable, de dejar en evidencia una ignorancia vergonzosa”, y manifestó, además, que se identificaba como una mujer blanca “prácticamente en todas las formas”.
Sin embargo, unas semanas antes de la publicación de ‘American Dirt‘, Cummins reveló que una de sus abuelas era puertorriqueña, hecho que le generó acusaciones de oportunismo en el ámbito literario. Un grupo de escritores latinos, encabezados por Roberto Lovato, David Bowles y Myriam Gurba, hicieron un “llamado a la acción político-literaria” en Twitter bajo el hashtag #DignidadLiteraria.
A pesar de la polémica, la iniciativa impactó positivamente las ventas de algunos libros hispanos. Nicolás Kanellos, fundador y editor de Arte Público Press, la editorial de literatura latina más grande en Estados Unidos, señaló que no le sorprendía la situación de los autores hispanos frente a la industria editorial estadounidense. También anotó que en enero algunos de sus libros enfocados en el tema de los inmigrantes se agotaron. Luis Alberto Urrea, una influencia para Cummins, expresó que su novela ‘The House of Broken Angels‘, publicada el año pasado, se vendió mucho mejor en el último mes. ‘Excavation‘, la autobiografía de Wendy C. Ortiz, agotó sus unidades físicas en Amazon.
Este debate presagiaba en un primer momento que las ventas caerían pasadas una o dos semanas. Pero ‘American Dirt‘ sigue firme en los primeros lugares de los listados de Amazon y de The New York Times, donde está desde el 9 de febrero.
No obstante, persiste el debate sobre la presencia de la literatura hispana en una industria dominada por el criterio del “público blanco”. Por lo pronto, Oprah programó para este mes una charla con algunos representantes de la comunidad latina, para Apple TV+, alrededor de ‘American Dirt‘, un programa que está para alquilar balcón.