El mismo día en el que Bohemian Rhapsody, la anticipada película sobre la vida de Freddie Mercury y Queen, debutaba en las salas del Reino Unido, los críticos de cine daban su veredicto en los medios. Y no era muy favorable: “Es una mezcla barroca de galimatías, misticismo y melodrama que parece diseñada para ser lo menos memorable posible”, escribió A. O. Scott en The New York Times. “Parece ser la historia tal como la imaginó un niño que se ha encontrado con la colección de grandes éxitos de sus padres y decidió unirlo todo”, opinó Kevin Maher en The Times. “Tiene dificultades a la hora de encontrar una forma refrescante de contar la historia”, dijo Steve Rose, de The Guardian.Pero un mes después, y a pesar de críticas negativas casi unánimes, la película ya es un éxito mundial. No solo por la taquilla –en la que ha recaudado 483 millones de dólares–, sino por los comentarios del público, que la llena de elogios y, a punta de voz a voz y recomendaciones, la convirtió en todo un fenómeno.Aunque no es raro que los críticos y el público vayan por lados muy distintos, en este caso sorprende la diferencia abismal. Para la mayoría de ellos, Bohemian Rhapsody es un filme superficial, no ahonda en el personaje principal y apenas da un repaso rápido de algunos de los temas más difíciles de su vida: sus excesos, la homosexualidad y la lucha contra el sida. Para el público no especializado, en cambio, es un homenaje a una de las bandas más icónicas del rock y la conmovedora historia de superación del hijo de unos inmigrantes convertido en una superestrella.
‘50 sombras más oscuras’Y si bien la película tiene unos ingredientes que, desde el inicio, le auguraban una buena recepción, el resultado superó todas las expectativas. Hace un recorrido musical por la carrera de una banda que tiene fanáticos de todas las edades, tuvo una robusta campaña de publicidad y los realizadores apelaron a una fórmula más comercial. Como explica Manuel Kalmanovitz, crítico de SEMANA: “Descomplejizaron la figura de Mercury. Su iconografía gay para esa época era contestataria, chocante y antisistema, pero la película vuelve eso un elemento muy decorativo, le quitan parte de lo complejo y de lo incómodo, y así la hacen más digerible y atractiva”.
Lo cierto es que, como sucede con Bohemian Rhapsody, varias de las cintas más taquilleras y aclamadas por el público en los últimos años han recibido críticas muy negativas. Entre ellas, Venom, la película sobre uno de los villanos más conocidos de Marvel, Cincuenta sombras más oscuras y Batman vs. Superman, por poner solo algunos ejemplos. Últimamente sucede con tanta frecuencia que el diario londinense The Guardian llamó a 2018 el año de los filmes “a prueba de críticas”.
‘batman vs. superman’. Las películas que consiguen buenas taquillas a pesar de la crítica tienen algo en común: generan mucha expectativa desde antes de su lanzamiento, pues son adaptaciones de superhéroes o ‘best sellers’. “El caso de ‘Bohemian Rhapsody’ no es excepcional, es más bien la regla –cuenta Mauricio Reina, crítico de cine en El Tiempo–. El público muchas veces busca entretenimiento, diversión, un espacio para escapar de la realidad. Los críticos, en cambio, estamos para evaluar el arte”. Por eso, la mayoría de ellos tienen claro que le llegan a una especie de minoría, que tienen pocos lectores y que sus opiniones poco pueden hacer frente a la maquinaria promocional de las productoras.
‘Venom‘.La cosa resulta aún peor si se tiene en cuenta que hoy, gracias a internet y las redes sociales, cualquier persona puede opinar sobre cine. Incluso en páginas más especializadas, como Internet Movie Database (IMBD), algunas películas tienen hasta 8.000 reseñas. Si a eso se le suma que muchas personas pueden acceder al cine y formarse su propia opinión, es fácil que asuman el derecho de refutar lo que dice un crítico profesional.En ese contexto, muchos se preguntan si los críticos siguen siendo útiles. Javier Ocaña, que cumple esa función en el diario El País, de Madrid, opina que sí. Sobre todo porque, más allá de informar a los lectores que no saben qué ver en el cine, los críticos sirven de mediadores entre lo que quiso decir un director con su obra y la audiencia. “Si con mi crítica yo ayudo a entender mejor los entresijos narrativos y las características de fondo y forma de una película, me daré por satisfecho –explica–. Y si al menos le hago dudar sobre su propio criterio, mejor aún”.Puede leer: ¿Por qué la película de Queen conmueve a todo el mundo?Algo así piensan todos ellos. Creen que, con su labor, pueden darle a la gente elementos de juicio, herramientas y puntos de vista distintos para ver y entender el cine, y de paso el mundo. No importa mucho si el público está de acuerdo o no con sus opiniones. En ese caso, los críticos no solo escriben para convencer a la gente de ver una película (aunque ayudan bastante a las independientes), sino para educar a los lectores en lenguajes cinematográficos para que relacionen lo que ven en la pantalla con lo que pasa en el mundo.Sin embargo, los críticos también reciben críticas. Sobre todo por la forma en la que suelen ensañarse, a veces, con las películas taquilleras. Pareciera que solo por ser películas comerciales las consideran malas. Y muchas veces eso resulta injusto. n¿Qué es una buena y una mala película?Algunos críticos dan su opinión.
De izquierda a derecha: Mauricio Reina, Crítico de cine en ‘El Tiempo’; Javier Ocaña, Crítico de cine en ‘El País’; Manuel Kalmanovitz, Crítico de cine en SEMANA; Pedro Adrián Zuluaga, Crítico de cine en ‘Arcadia’.Mauricio Reina, Crítico de cine en ‘El Tiempo’Las buenas: “Sorprenden, emocionan, cautivan y, generalmente, lo logran desafiando fórmulas y derrumbando los preconceptos del espectador”.Las malas: “Se ciñen al pie de la letra a las fórmulas probadas, sin arriesgar ni probar nada nuevo. Son las películas que lo hacen pensar a uno a los diez minutos: sé exactamente qué va a pasar”.Javier Ocaña, Crítico de cine en ‘El País’Las buenas: “Provocan una emoción, ya sea por el fondo de la película, por su forma o por ambas cosas”.Las malas: “Están muy lejos de cumplir los objetivos trazados por el director: la gravedad, la reflexión, el entretenimiento, la frescura...”.Manuel Kalmanovitz, Crítico de cine en ‘Semana‘Las buenas: “Como cualquier buena obra de arte, ayudan a entender mejor la existencia, con más matices y complejidad. Y lo hacen con las herramientas del cine, en un diálogo tanto con la situación actual como con las películas que la han precedido”.Las malas: “Una mala película nos adormece. Asume clichés como certezas, no indaga ni alienta a pensar mejor la existencia. Si una buena película abre los ojos a lo posible, una mala los cierra”.Pedro Adrián Zuluaga, Crítico de cine en ‘Arcadia‘
Las buenas: “Conozco una buena película cuando la veo. En el sentido de que la exactitud o precisión de su mirada sobre el mundo se impone sin reservas en mí como espectador. O con reservas que se van deshaciendo en el camino. Una buena película, para mí, te deja en un lugar incierto, como espectador y como ser humano, cuestiona tus certezas, te sacude y te saca de ti mismo, te devuelve el mundo renovado”.Las malas: “Hacen todo lo contrario: te confirman el mundo, te lo devuelven domesticado”.