Si bien muchos son los factores asociados del porqué un hombre abandona a su familia, como los sociales, económicos o incluso extramatrimoniales. Las Sagradas Escrituras en el libro de Hebreos 13:5-6 le recuerdan al creyente que aunque un ser humano lo abandone, Dios nunca lo hará:
“Manténganse libres del amor al dinero y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: «Nunca los dejaré; jamás los abandonaré». Así que podemos decir con toda confianza: «El Señor es quien me ayuda, no tengo miedo; ¿qué me puede hacer un simple mortal?».
Incluso el rey David en el libro de los Salmos recuerda la fidelidad y amor de Dios para con sus hijos, como Padre celestial y amoroso que es:
“Aunque mi padre y mi madre me abandonen, tú, Señor, te harás cargo de mí. Señor, muéstrame tu camino; guíame por el buen camino a causa de mis enemigos; no me entregues a su voluntad, pues se han levantado contra mí testigos falsos y violentos. Pero yo estoy convencido de que llegaré a ver la bondad del Señor a lo largo de esta vida. ¡Ten confianza en el Señor! ¡Ten valor, no te desanimes! ¡Sí, ten confianza en el Señor!”, se puede leer en Salmos 27:10-14.
En este sentido, la Biblia insta a los creyentes a no preocuparse por nada, incluso si un padre los abandona porque él siempre estará:
“»Por eso les digo: No se preocupen por su vida, qué comerán o beberán; ni por su cuerpo, cómo se vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida y el cuerpo más que la ropa? Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan, ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas? ¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida?”, afirma Mateo 6:25-34.
Es entonces que Dios al mismo tiempo que ama, protege, no abandona y exhorta a los creyentes a formar una familia sólida.
Una familia constituida por Dios
A lo largo de las Escrituras se evidencia como Dios llama a sus hijos a formar un hogar:
“y dijo: ¿Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre”, se lee en el evangelio de Mateo 19:5-6.
Pero en algunas ocasiones se presentan hombres o mujeres que abandonan su hogar o incluso se separan, por lo cual las Escrituras argumentan que Dios no está de acuerdo con el divorcio; sin embargo, hay algunas excepciones como la infidelidad.
“»Porque Yo detesto el divorcio», dice el Señor, Dios de Israel, «y al que cubre de iniquidad su vestidura», dice el Señor de los ejércitos. «Presten atención, pues, a su espíritu y no sean desleales»”, precisa en Malaquías 2:16.
Por su parte, Mateo 5:32 comenta: “Pero yo os digo que todo el que se divorcia de su mujer, a no ser por causa de infidelidad, la hace cometer adulterio...”
Finalmente, en Proverbios 2:17 se habla de un abandono de hogar por parte de la mujer: “La cual abandona al compañero de su juventud, y se olvida del pacto de su Dios”.